Año 6 • No. 218  • abril 3 de 2006 Xalapa • Veracruz • México
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Para recobrar la soberanía en el contexto global
Necesaria la unión de AL
frente a grandes potencias
Fernanda Melchor
La construcción de una unión de países latinoamericanos es necesaria para consolidar alianzas que pueden generar contrapoderes frente a las grandes potencias y recobrar la soberanía, señaló Ángel Rivero Rodríguez, jurista español que ofreció una conferencia intitulada “La globalización política”, en el marco del Seminario Internacional de Derecho y Globalización, organizado por la Universidad Veracruzana (UV).

Asistentes a la conferencia “La Globalización política”.

“Desgraciadamente, los estados de América Latina han bloqueado o no han sido capaces de desarrollar sus procesos de integración económica y política y se quejan de que son constantemente chantajeados por los Estados Unidos, pero, al mismo tiempo, han sido incapaces de crear un contrapoder regional que los integre”, comentó el profesor titular de la Universidad Autónoma de Madrid.

Uno de los temas periféricos de la conferencia magistral fue la idea extendida por todo el mundo de que la globalización es una amenaza para la democracia y que está asociada a la hegemonía de las grandes potencias. Pero la intención del investigador español fue mostrar que, frente a este diagnóstico generalizado existen, sin embargo, rasgos de la globalización que apuntan en una dirección contraria: a la extensión de la democracia a ámbitos más amplios que los que cubría antes.

“Como se percibe que el proceso globalizatorio menoscaba o disminuye la soberanía de los Estados, y la democracia, tal como la conocemos, se ha desarrollado históricamente en el interior de los Estados-Nación, entonces la opinión común es que si hay una pérdida de soberanía, entonces, aparentemente, hay una pérdida de la democracia”, afirmó el experto.

Pero la globalización también ofrece retos y oportunidades, entre las que Rivero Rodríguez destacó la creación de un orden global más justo, “un orden de relaciones internacionales que no esté basado únicamente en la fuerza y la hegemonía de los países soberanos, sino en los acuerdos entre Estados”.

El académico mencionó algunos ejemplos de procesos globalizatorios democratizadores: la aparición de una sociedad civil internacional que funciona como vigilante de los Estados en los que hay poco respeto por las reglas de la democracia, así como la aparición de una opinión pública internacional, que sirve, a través de los medios de comunicación global, para influir en la toma de decisiones de los Estados.

También mencionó a las organizaciones transnacionales que sirven para desarrollar e implementar instituciones democráticas en estados, como la organización de Estados Americanos (OEA), a través de la supervisión de las elecciones, o la Unión Europea (UE), a través de su control electoral y su programa de ayuda al desarrollo de instituciones democráticas, así como la misma Organización de Naciones Unidas (ONU) y sus programas de democratización.

El ejemplo de la Unión Europea
La Unión Europea (UE) puede ser vista como una democracia cosmopolita, en la medida en que muchos estados nacionales han renunciado a su soberanía y la han transferido a una institución superior. “Este es un ejemplo bueno, porque la UE no puede verse sólo como una merma de soberanía de los Estados miembros, lo que sería muy obvio; más bien, esta transferencia de soberanía, paradójicamente, puede aumentar el poder de los Estados”, dijo Rivero Rodríguez, quien refirió que muchos estados de la UE son tan pequeños que su capacidad de influencia global no podría entenderse si no estuvieran amparados por la UE.

“Puede que estos pequeños Estados protesten cuando deban desarrollar e implementar directrices de la UE en sus países, pero lo cierto es que están ganando la capacidad de formar parte del entramado democrático, de tener derecho a ayudas económicas al desarrollo y de acceder a un mercado más importante en el mundo, amén de la transferencia de conocimiento e inversiones”, apuntó Rivero.

El experto subrayó que, incluso, aquella manera negativa y pesimista de ver la globalización como una amenaza es parte de un proceso, pues “uno de los rasgos de los que hablaba es la aparición de sujetos globales que critican al sistema, y esta crítica es, en sí misma, positiva para el proceso de democratizador”.

Rivero Rodríguez también afirmó que los sujetos políticos que toman las decisiones, en este caso los gobiernos, orientar sus decisiones en función de las oportunidades, en vez de oponerse a la interdependencia global en materia no sólo económica, sino cultural. “Es decir, los gobiernos deben gestionar las oportunidades que ofrece la globalización en una manera positiva para sus países y para el funcionamiento general de la democracia”, concluyó.