Año 6 • No. 218  • abril 3 de 2006 Xalapa • Veracruz • México
Publicación Semanal


 Centrales

 Libros

 General

 Reportaje

 Sondeo

 
Arte

 Deportes


 Contraportada


 Números  Anteriores


 Créditos



 

 

 
REGIÓN TUXPAN
Para aliviar graves problemas de polución en el campo

Desarrolla UV método de control de plagas sin contaminantes químicos
Dunia Salas Rivera
Tuxpan, Ver.- Una útil alternativa ante el grave problema de la contaminación por agroquímicos en el campo resulta el programa de Manejo Integrado de Plagas (MIP) desarrollado por la Facultad de Agronomía de la Universidad Veracruzana (UV) para combatir daños a los cultivos de sandía.

El programa se ha realizado en coordinación con productores de la región norte del estado y, según explicó el académico Alfredo González, “se trata de un proyecto estratégico para combatir las plagas y las enfermedades que éstas ocasionan y que afectan la sandía, tales como: gusano soldado (Spodoptera exigua), chicharrita (Empoasca spp), mosquita blanca (Trialeurodes vaporariorum) o pulga saltona (Epitrix spp), las cuales representan importantes pérdidas económicas para los productores”, añadió.

Lo significativo del MIP es que se basa en agentes naturales y tiene la misma eficacia que los productos químicos, pero sin ocasionar daños en el ambiente: “Estudiamos y seleccionamos patógenos (agentes que producen enfermedades), como microorganismos de hongos, virus, fitoplasmas o bacterias y, a partir de ahí, aplicamos los productos manejando el control biológico específico para cada plaga”.

Esto es, regulan las poblaciones de plagas a partir de las interacciones antagonistas de los organismos en cuestión, ya que unos son dañinos y los otros son benéficos. Entre ellos mismos hay una aversión.

Así funciona el MIP
“Aplicamos bioinsecticidas, productos obtenidos de extractos de vegetales, como el Nim o el ajo”, explicó el investigador. Afortunadamente ya hay compañías-laboratorios donde se elaboran esos productos, obtenidos a partir de extractos naturales de vegetales, aceites y de otros hongos entomopatógenos, que son aquellos que pueden eliminar o mantener las plagas en niveles que no ocasionan daños económicos a los cultivos; éstos constituyen el grupo de mayor importancia en el control biológico de insectos plagas.

“El insecto se come el entomopatógeno, el cual se introduce y empieza a formar una reacción en el sistema digestivo del insecto –también hay virus que atacan las células del insecto y las modifican, una vez modificados se aplican en los cultivos–. Con tres de ellos que se utilicen, se licuan, y se puede controlar una hectárea”, aseguró González Acosta.

Para aplicarlos se hace un trabajo de investigación donde primero se prueba qué extracto sirve para cuál plaga, porque cada uno invade a determinado insecto de diferentes maneras, unos a larvas, otros a ninfas, otros más son repelentes, es decir, tienen varias funciones.

Durante tres años, el ingeniero Julio César González Cárdenas, Pablo Elorza y cinco estudiantes de la carrera de Agronomía estudian los cultivos utilizando el MIP, posteriormente deducen cuáles son los mejores y qué plagas pueden controlar. Esto se saca a base de estadísticas, con un diseño que se hace en investigación y de ahí se obtienen los resultados. El procedimiento se realiza tres veces consecutivas para ver los cambios que hay en esos tres años.

“Llevamos un sistema de riego por goteo. Se utiliza todo el fertilizante que requiere el cultivo para controlar las plagas del suelo y algunos hongos. Cuando se necesita hacerlo arriba, se realiza el mismo procedimiento, pero por lo general son más problemáticos los hongos que están en el suelo”, puntualizó.

La participación de los productores
El proyecto está financiado por la UV y los productores interesados en este tipo de manejo de plagas: “Hemos atendido a cinco de los productores de mayor importancia en Tuxpan y Tepetzintla, donde prestan el apoyo al proyecto”. Y es que un cultivo altamente tecnificado, por ejemplo de sandía, tomate o chile, requiere de inversiones de 60 mil ó 100 mil pesos por hectárea, cantidades que los productores están dispuestos a invertir.

Ya en una fase más avanzada, los universitarios pretenden innovar en los invernaderos con el MIP, ya que una hectárea de invernadero llega a producir hasta 600 toneladas de tomate o chile. Al principio el costo es más caro, pero la inversión es por 15 años.

“Estamos tratando de organizar una asociación de horticultores, para que involucren en el proyecto, al menos, cinco hectáreas, para las que se puede enviar un trailer de 40 ó 50 toneladas de producto diariamente”, aseguró.

Los interesados en participar de alguna manera en el MIP, escribir al correo electrónico del académico Alfredo González Acosta: alfredoglzac@yahoo.com