Año 6 • No. 218  • abril 3 de 2006 Xalapa • Veracruz • México
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  “Como me ves, te verás”
Abuelitas Tremendas
en el Teatro La Caja
Gina Sotelo
Debatiéndose entre la ironía y la ternura, la esperanza y la desolación, la decadencia y la grandeza humana, llegan al teatro dos grandes mujeres representando sendas historias. Se trata de Guadalupe Balderas y Luz María Ordiales, quienes protagonizan a las Abuelitas tremendas, díptico que puede disfrutarse en el Teatro La Caja.

La primera parte es Las manchas de la luna del dramaturgo cordobés Emilio Carballido. Con dirección de Dagoberto Guillaumín y actuaciones de Guadalupe Balderas como la tremenda Sirena, y Freddy Palomec en el papel del novel Leo.

Es ésta una oportunidad de conocer de cerca a una mujer que ha dedicado su vida y su cuerpo al teatro en Veracruz.

Guadalupe Balderas y Luz María Ordiales
protagonizan Abuelitas tremendas,
díptico que puede disfrutarse en el Teatro La Caja.

Sin falsos pudores y de manera abierta, la Sirena de cabellos encendidos aparece como amazona derrotada; su dentadura es postiza al igual que el color de sus mejillas. Su habitación, anteriormente llena de lujo y esplendor, es ahora una deprimente caja sin color ni vida que sólo alcanza a tener chispazos de resplandor al ser iluminados por la presencia siempre amable de la Sirena.

Ay Sirena, Sirenita mía, canta la prostituta triste y se pregunta: ¿qué fue de ese cuerpo de María Victoria? Quizá se fue diluyendo poco a poco en cada uno de los encuentros amatorios que tras la soledad que arrastra el abandono viviste en esa cama con cabecera de corazón. La Sirena es usada para bromas pesadas, es visitada por aquellos que han perdido esa fuerza a la que llaman virilidad.

“El amor se mancha y se gasta, pero hay que perder el físico para tener cosas mejores”, dice la sabia Sirena al aprendiz de amante que sale del cuarto desvirgado por una verdadera hembra que tiene la delicadeza de agradecer el ‘estreno’, regalo que sabe no se volverá a repetir.

Cocalina fue escrita por Yvan Bienvenue. La dirección es de Boris Schoemann y actúa Luz María Ordiales. El monólogo que va de menos a más lleva al espectador de la mano en una especie de rueda de la fortuna: Luz María dicta el momento exacto de sentir el clímax.

Aparece de entre la oscuridad con su maleta azul. Pareciera que lleva cargando su vida y de repente comienza a cuestionarse y reprocharse llena de vergüenza por sentirse aún mujer: “De viejo se tienen las mismas necesidades que de joven”, y explica que aunque con las manos artríticas ya no se puede hacer nada más que marcar el teléfono, aunque la piel está ajada, aunque se viva en la “casa de otros” –el asilo– el deseo no se va.

Para la mujer de pelo blanco, si el ser mujer no es fácil, el ser mujer y ser anciana es un reto de proporciones mayúsculas. Y más aún cuando lo que se desea es sentir la carne firme y fresca de un hombre entre las piernas y no un pepino embadurnado de aceite de hígado de bacalao.

Pero ¿cómo hacer que el amor le llegue al asilo?, ¿cómo hacer que alguien, aún no sintiendo placer, haga caso omiso del olor a viejo y le ofrezca un pedazo de cielo adelantado? Es hora de llamar al Mesías de las viejitas, al gran Plácido con mirada de Bella Lugosi que alivie el ardor que siempre se siente como si se tuvieran 20 años a perpetuidad.

Así, en escena, estas dos grandes mujeres muestran sus temores, sus pensamientos más pícaros y desnudan su lado más humano, llamando la atención de quienes son más jóvenes y que en ocasiones llegan a olvidar que es en la tercera edad donde se encuentra la verdadera plenitud de la vida.

A través de la Dirección de Divulgación Artística y la Organización Teatral de la Universidad Veracruzana (ORTEUV), se invita al público en general a la temporada de Abuelitas Tremendas. Las funciones se llevarán a cabo los días 1, 2 y 9 de abril a las 19:30 horas en el teatro La Caja.