Año 6 • No. 200 • noviembre 7 de 2005 Xalapa • Veracruz • México
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Juan Carlos Plata

Ante la pérdida de valor que han registrado cultivos de importancia económica como mango y plátano, y la imperiosa necesidad de hallar alternativas productivas al agro veracruzano, académicos y estudiantes de la Facultad de Ciencias Agrícolas de la UV realizan, en el campo experimental La Bandera, trabajos en materia de producción y estudio de la guanábana, que permitan mejorar la planta y hacerla más resistente a plagas y condiciones medioambientales.

Al frente de estas investigaciones se encuentra Librado Vidal Hernández, considerado el principal investigador de la guanábana en el país. El académico universitario señala que el cultivo de la guanábana es muy bondadoso para los productores agrícolas, porque la propia característica de la planta permite extraer la pulpa y congelarla para comercializarla cuando el precio sea atractivo, lo que les permite mejorar su condición económica y las condiciones del mercado.
Para ofrecer a los productores frutícolas de Veracruz una opción diferente y de amplio mercado, alumnos y maestros de la Facultad de Ciencias Biológicas de la Universidad Veracruzana trabajan, en el campo experimental La Bandera, en un módulo de producción y estudio de guanábana para mejorar esta planta y hacerla más resistente a plagas y a las condiciones del medio.

“La guanábana puede ser un cultivo alternativo para los productores agrícolas del estado, porque los cultivos de importancia económica como el mango y el plátano han perdido mucho valor en los mercados y es necesario darle al campo otras alternativas, entre las que estamos considerando al mamey, chicozapote, litchi, maracuyá y guanábana”, asegura Librado Vidal Hernández, académico de la facultad y encargado del proyecto.

Considerado el principal investigador de la guanábana en el país, Vidal Hernández asegura que en los últimos años, la política de las instituciones de educación superior ha sido proporcionar nuevas alternativas a los productores agrícolas.

“En nuestra facultad hay una experiencia educativa que se llama Cultivos no tradicionales, y a nivel nacional también hay una preocupación por estos temas; en noviembre, en Chiapas, se llevará a cabo una reunión nacional de cultivos no tradicionales, y es que se le está dando mucho impulso a este tipo de cosas”.

Para documentar este creciente interés, señala que en México existe una red nacional de estudios de la familia de las anonáceas (a la que pertenece la guanábana), que nació a iniciativa de un grupo de investigadores de la Universidad Autónoma Chapingo y de otras instituciones. Por otra parte, en la Fundación Salvador Sánchez Colín-CITAMEX, SC se están realizando investigaciones con chirimoya e, incluso, tienen un banco de germoplasma para el que han traído material vegetal de Portugal, España y Perú. Otro equipo está trabajando en la nona diversifolia en el estado de Guerrero; hay otros investigadores trabajando en Campeche y Yucatán con la nona escuamosa, y en Veracruz se trabaja con la guanábana o nona muricata.

La guanábana es un cultivo muy bondadoso para los productores agrícolas, porque la propia característica de la planta permite extraer la pulpa y congelarla para comercializarla cuando el precio sea atractivo, lo que les permite mejorar sus condiciones económicas y las condiciones del mercado.

“Uno de los problemas más fuertes a los que se enfrentan los productores de guanábana es que no hay variedad de esta especie, y es por eso que nosotros, en el campo experimental de la UV, estamos tratando de desarrollar líneas de investigación para poder obtener mejor y más variado material genético para dárselo a los productores para la comercialización”, asegura el investigador.
El módulo de guanábana en el campo La Bandera

Con apoyo de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural., Pesca y Alimentación (Sagarpa) y el Sistema Nacional de Investigadores (SNI), la Universidad Veracruzana instaló en el campo experimental agrícola de La Bandera, ubicado en el municipio de Actopan, un módulo de investigación sobre guanábana y un banco de germoplasma de esta planta de la familia de las anonáceas, único en el país.

“En los últimos años, la familia de las anonáceas ha generado mucho interés en todo el mundo; de esta familia, la guanábana es la planta que más importancia comercial tiene. Los estudios que nosotros hacemos en el campo La Bandera son de rendimiento, de cantidad y calidad del fruto, para poder identificar un buen espécimen que reúna muchas características, que produzca en cantidad y calidad adecuada, que sea resistente a condiciones adversas del medio o que sea resistente a una plaga o enfermedad”, asegura el investigador Librado Vidal Hernández, titular del módulo.

Actualmente, la UV trabaja con más de 12 especies y cerca de 30 acepciones diferentes de guanábana; de cada una de las 12 se han encontrado por lo menos cuatro variantes genéticas.

Librado Vidal Hernández.

“Estamos trabajando con varias plantas de la familia de las anonáceas, principalmente con la guanábana (nona muricata), y tenemos especímenes de la nona reticulata, nona diversifolia, nona clabra, nona escuamosa, nona montana, nona purpurea y nona globiflora y nos han visitado investigadores del Instituto de Investigaciones Fundamentales en Agricultura Tropical (INIFAT) y de instituciones de Guatemala”.


El trabajo en el módulo experimental se realiza en varias etapas, primero se hace exploración, se buscan las plantas en su entorno natural, se seleccionan y se recolectan frutos o púas de las plantas que sirvan para su siembra posterior. La segunda etapa es el establecimiento de un semillero para propagar todo este material y la siembra. Después se marcan y etiquetan las plantas y se deja crecer para luego realizar estudios de evaluación de patrones y toma de datos del crecimiento de la planta.
“Tenemos un caso particular, la plaga llamada Bephrata o avispa de la guanábana, que agujera los frutos y deposita sus huevos bajo la epidermis. Es una plaga que ha frenado a nivel mundial el desarrollo comercial de este vegetal, pero nosotros encontramos una variante o injerto de guanábana cuyos frutos tienen las reminiscencias tilares (las espinitas que cubren la fruta), son bastante alargadas y cuando el fruto es pequeño (que es cuando lo ataca la plaga) estás espinas lo cubren y el fruto se desarrolla sano, entonces podemos aprovechar esa característica que la naturaleza nos ha dado para poder resolver este problema que a nivel mundial ha preocupado a los productores de guanábana”, señala el investigador.
Características de la guanábana
La guanábana es una de las especies más susceptibles a las bajas temperaturas, es eminentemente tropical, podemos decir que a nivel comercial se puede plantar entre los cero y los 600 metros sobre el nivel del mar; podemos encontrar algunas especies arriba de esa altura pero ya no sería redituable desde el punto de vista comercial, la planta requiere de un suelo profundo y fértil, con buen drenaje.

Plantación de árboles seleccionados de guanábano que forman parte del Banco de Germoplasma de Annonaceae.

“Hay una restricción en cuanto a la adaptación geográfica de la planta, nosotros estamos haciendo algunos trabajos sobre evaluación de portainjertos, porque hay algunos que tienen un alto rango de adaptación y podríamos usarlos como patrón para poder sembrar guanábana en donde por si misma no se podría desarrollar”, apunta Vidal Hernández.

Además, hay portainjertos que han demostrado ser más resistentes a plagas que afectan al tallo, y mediante estos portainjertos se podría sacar a la guanábana de un lugar limitado a un área más extensa. Existe mucho terreno en el cual sembrar guanábana, pero existe la limitante de las características del suelo y el clima en las que la planta puede desarrollarse, y en la UV se trabaja ya para resolver esas restricciones.

“Tenemos una especie de anonácea muy prometedora que es la nona clabra, conocida como nona de corcho; esta especie la podemos tener en suelos inundables, con mal drenaje y con alto contenido de arcilla, hasta seis meses y no se muere, pero el problema es que cuando queremos injertar con la guanábana no funciona, hay incompatibilidad. Estamos haciendo estudios de injertos de guanábana con otras especies de anonas para ver cuáles son compatible”.
¿Por qué estudiar Ingeniería Agrónoma?
Elisa del Carmen Martínez Ochoa, consejera alumna de la Facultad de Ciencias Agrícolas, asegura que la obligación de los profesionales del ramo es proporcionar nuevas opciones a los productores agrícolas ante la evidente crisis del campo nacional.

Luis Alberto García Leyton.

“Estudiamos para aprovechar y explotar al máximo cualquier pedazo de tierra. Los productores necesitan orientación y aquí nos enseñan todo el proceso que hay que pasar, en un nivel técnico agrícola, para sacar, por ejemplo, un café de calidad, desde la producción en campo hasta gestionar apoyos en instituciones para lograr una certificación de calidad. También llevamos materias del área económica como mercadotecnia y comercialización, proyectos de inversión agropecuaria y agronegocios, que te abren el panorama para darle un valor agregado a los productos. Entonces, uno como profesionista tiene la capacidad de ayudar al productor para cambiar la visión y que no se quede conforme con la simple producción”.
Martínez Ochoa asegura que cuando se tiene vocación, se tiene perspectiva hacia el futuro, “nosotros decidimos estudiar para ingeniero agrónomo porque le vemos mucho potencial al campo y yo se lo veo, aquí nos enseñan a abrirnos panoramas y posibilidades; es cierto que es desmoralizante ver que bajan los precios de los productos agrícolas, pero uno eleva sus expectativas porque se puede dar un manejo diferente a la producción, introducir un régimen de calidad y darle un valor mayor”.