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Los disfraces del Diablo.
Ensayo sobre la reinterpretación de la noción
cristiana del Mal en Mesoamérica. 1a. edición, Colección
Biblioteca, UV,
Xalapa, 2003, 696 páginas.
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El
autor nos conduce por los laberintos infinitos del Mal y y sus diversas
personificaciones. Con rigor y erudición nos acerca al Demonio
de los escritos bíblicos, rastreando su origen en el pensamiento
dualista oriental. Sigue la evolución de la imagen de Satán
y su incorporación a la religión cristiana, así
como sus contactos con otras tradiciones, ahora occidentales, como
la grecorromana. Todo ello sin olvidar que el Diablo, más que
un concepto, es un símbolo, una imagen, y, así, un elemento
del área de la estética. La escultura, la pintura y
la literatura son campos que el autor recorre en su travesía
tras los diferentes disfraces demoniacos. Al fin, todo ello es punto
de referencia para analizar la manera en que estas concepciones se
incorporaron sincréticamente en la América conquistada,
en cuya cosmovisión originaria un dualismo diferente impide
la concepción de principios absolutos malo o bueno. Entonces,
la imagen del Diablo, aunque impuesta, se transforma y adquiere diversas
manifestaciones: se asimila, por un lado, a divinidades mesoamericanas
como el creador Tezcatlipoca, la Limpiadora del mundo, Tlazoltéotl,
y, en su análisis a detalle, al Hombre-Búho, Tlacatecolotl;
pero, por otro, a los conquistadores blancos y sus ayudantes esclavos
negros. No pudiendo ser el Mal absoluto, en los carnavales y ritos
indígenas, termina siendo un pobre diablo. La obra hace importantes
aportaciones al diálogo intercultural americano (Luis Miguel
Gallardo).
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