Año 3 • No. 119 • octubre 13 de 2003 Xalapa • Veracruz • México
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Durante el Foro Internacional: La comunicación de cara al siglo XXI
Ofrecen periodistas apoyo a las
propagandas del gobierno: Campbell

Edith Escalón

Federico Campbell.
“Los gobiernos obtienen apoyo para sus necesidades propagandísticas tanto del periodismo escrito como de los medios audiovisuales concesionados”, aseguró el periodista y escritor Federico Campbell, al participar en la mesa redonda La Prensa Mexicana en el Siglo XXI. La participación del ex colaborador de la revista Proceso tuvo lugar en Xalapa como parte de las actividades de la FILU 2003.

Apoyándose en citas de Pierre Bordieu, sociólogo francés, Campbell etiquetó al periodista mexicano contemporáneo como aquel que: “Se ha convertido en solapador espiritual, que dice lo que hay que pensar de
lo que llaman los problemas de la sociedad, la delincuencia o la violencia”.

Aseguró que actualmente: “El manejo de la información suele quedar en manos de un ejército de locutores y periodistas orales que se prestan al juego de sus patrones empresariales extorsionados o a las presiones del gobierno, uno de los indicadores de esta corrupción estructural es el código profesional de los periodistas, que los lleva a elegir las informaciones buscando lo sensacional”.
Valorando como importante lo que carece de relevancia social, los periodistas atenúan o deforman nuestra percepción de la realidad
Sin embargo, dijo, esa industria de la seducción empieza con la influencia de los propios mediadores o periodistas que se someten a los imperativos de la competencia en la economía del mercado:“Valorando como importante lo que carece de relevancia social, no pocos periodistas atenúan o deforman nuestra percepción de la realidad inmediata”, señaló.

Por otra parte, comentó que lo que siempre ha caracterizado a este oficio es su inestabilidad. De hecho, dijo, siempre ha estado sometido a turbulencias, presiones y cambios, incluso donde las condiciones históricas son más favorables: “Lo que parece entreverse ahora es una convivencia y una cada vez más fluida adaptabilidad al cúmulo de novedades que imponen la práctica profesional y las nuevas tecnologías”.

Con respecto a la ética o deontología periodística, el autor de La ficción de la memoria, aseveró que en los últimos tiempos se han suscitado nuevas reflexiones relacionadas con el respeto a la vida privada, la difamación, el secreto profesional y el derecho a la información.

El periodista no debe confundir su papel con el de un policía en los nuevos códigos de comportamiento, no debe concebir la ética como un pacto entre periodistas y ciudadanos.

En una crítica sin matices, el colaborador del periódico Milenio y de algunos diarios del noroeste mexicano, aseguró que: “Como los periodistas no son muy cultos, se asombran de cosas que no tienen nada de extraordinario, y permanecen indiferentes a otras que son absolutamente portentosas”.

Finalmente, el autor de La clave morse aseguró que en todas las épocas, los amantes de la lectura estadísticamente han sido una minoría: “Y no parece que vayan a dejar de serlo ahora, ni en el futuro, a pesar de los medios electrónicos de comunicación”.