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Toma
el llavero, abuelita
Heriberto G. Contreras / Leticia Garibay |
Más
sabe el diablo por viejo que por diablo; dicho popular mexicano,
el cual engloba toda la certeza que se pueda tener sobre algo. Los
ancianos encierran detrás de sus canas más conocimiento
del que nosotros mismos hemos imaginado, producto de la basta experiencia
que han acumulado durante sus años de vida.
Tales cualidades no podrían pasar desapercibidas. Ahora bien,
si un varón en senectud es sabio, una mujer lo es aún
más, producto sobre todo de la carga
reproductiva. Es por ello que la figura de la abuela en la familia
y la sociedad a lo largo de la historia atrae cada vez más
la atención de biólogos, antropólogos, sociólogos
y demógrafos, porque consideran que su estudio puede ser tremendamente
útil para comprender nuestro pasado y presente como especie.
Las abuelas forman parte del inconsciente colectivo, ya que en la
mayoría de las culturas han desempeñado una función
entrañable en la formación y el desarrollo emocional
de generaciones de niños y niñas de todo el mundo, pero
las abuelas nunca habían merecido tanta atención por
parte de la comunidad científica.
Así de importante es su papel que el periódico estadunidense
The New York Times ha dedicado un amplio artículo a este súbito
interés de la ciencia por las abuelas y destacado la reciente
celebración de un congreso sobre su papel en la sociedad.
Las investigadoras, Ruth Mace y Rebecca Sear, del departamento de
Antropología del Colegio Universitario de Londres, realizaron
un estudio sobre Gambia rural (país africano) entre 1950 y
1974, periodo en que la tasa de mortalidad infantil fue muy elevada,
y descubrieron que en las familias donde estaba la abuela la mortandad
infantil se reducía a la mitad.
En ese congreso se puso de manifiesto que depende de la intervención
de las abuelas, en las culturas de subsistencia, la supervivencia
de muchos niños, incluso mucho más que de la intervención
de los padres.
Otro estudio desarrollado sobre la sociedad japonesa entre 1671 y
1871 por el antropólogo de la Universidad de Indiana, Cherril
Jamison, llegó a la misma constatación, a pesar de la
diferencia de época y cultura entre Asia y África.
Por su parte, Patricia C. Draper, antropóloga de la Universidad
de Nebraska, en los Estados Unidos señaló que el papel
de las abuelas es más psicológico que activo, ya que
también ayudan a mantener la cohesión familiar y a disipar
las rivalidades entre hermanos y parientes.
Un hecho importante es que el papel realmente crucial de la abuela
se refiere únicamente a la madre de la madre, ya que la influencia
entre la abuela paterna y materna varía considerablemente,
llegando a ser incluso negativa en muchos casos la influencia de la
abuela paterna sobre los nietos.
En el estudio sobre la sociedad japonesa este hecho quedó constatado
al conocerse que en las familias donde vivía la abuela paterna,
el número de fallecimientos infantiles era 60 por ciento más
elevado que en las familias donde no vivía ninguna abuela.
No hay una explicación lógica para esta discriminación
entre las abuelas paternas y maternas, si bien se relaciona con las
tradiciones que diferencian a las familias según desciendan
del padre o de la madre.
Pero el interés por el tema es tal que una investigación
desarrollada en Alemania por el psicólogo Harald Euler confirmó
también que la abuela materna era la gran preferida de los
2 mil nietos consultados: la adoraban el 50 por ciento de ellos, frente
al 12 por ciento de los que optaban por la abuela paterna.
Otro estudio, esta vez de Jan Beise y Eckart Volant, realizado sobre
la vida de un pueblo alemán entre 1720 y 1874, constató
también la gran importancia de las abuelas maternas para la
supervivencia y cuidado de la población infantil, lo que no
ocurre con las abuelas paternas.
El interés científico por el papel de las abuelas está
asociado al estudio de los factores de longevidad de la especie. Llama
la atención especialmente la larga vida de la mujer después
de la época reproductiva, a la que se busca una explicación
evolutiva.
Después de la menopausia, la vida de la mujer puede prolongarse
más de 20 años en un estado de saludable, lo que constituye
uno de los rasgos fisiológicos más sorprendentes de
la mujer.
Aunque la humana no es la única especie que desarrolla una
larga vida después de la etapa reproductiva, sí es la
que tiene la tasa más elevada de longevidad. El fenómeno,
probablemente, sólo es apreciable también en los primates.
El hecho de la prolongación de la vida de la mujer después
de la menopausia ha dado origen a la conocida hipótesis
abuela, según la cual este fenómeno ha sido desarrollado
por la naturaleza para potenciar la vida de los niños pequeños
en el seno de las familias.
Esta hipótesis supone que la atención de las abuelas
a los nietos constituye otra forma de reproducción, además
de la biológica, ya que, aunque privada de la capacidad de
alumbramiento, una abuela puede sin embargo criar a un niño
sin dificultades en el seno familiar.
De esta forma, las abuelas pueden obtener beneficios sobre su salud
al contribuir a la supervivencia de la especie a través del
cuidado de los nietos. Así que sí aún tiene abuela,
consérvela y agradézcale todo lo que ha hecho en menor
o mayor medida por usted. |
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