Revista Médica de la Universidad Veracruzana
V. Antonio Tejeda Moreno
La escritura se originó hace una cantidad de
años casi incalculable en China, y a este tipo
de expresión literaria se le debe llamar ideográfica,
ya que cada signo representa o expresa una palabra y,
al par, al objeto mismo. En este sentido debe entenderse
por signo la referencia directa al objeto. La escritura
china es ideográfica porque sus signos son ideogramas:
expresiones directas del objeto e ideas que mientan.
Hace aproximadamente 3,000 años, en la Mesopotamia
anterior a nuestra Era, se inició la escritura
pictográfica: dibujos que representan objetos
de su atención que, en su inicio, fueron meras
representaciones pictográficas, mismas que después
se iniciaron unos 45º y después evolucionaron
al ángulo recto. El sumerio, cuneiforme, cayó
con el devenir del tiempo y fue sustituido por el asirio.
De ambos idiomas existen diccionarios. Debo dejar muy
claro que estos tres idiomas expresaban, como he insistido
en ello, al objeto; pero también a ideas abstractas.
Posteriormente nacieron, casi a simultaneo, las lenguas
egipcias y la que Mauricio Swadesh llama semítica
occidental.
A la postre nacieron el griego y el latín, lenguas
cultas que expresaron el pensar de no pocos humanistas
y filósofos; también científicos:
el Corpus Hipocraticum, formado por 80 libros, que se
fueron integrando a lo largo de 400 años por
discípulos de Hipócrates. Galeno quien
vivió en el siglo II d. Cristo, fue un gran escritor
y sus libros influyeron en generaciones posteriores
a la suya. Durante la Edad Media, los árabes
tradujeron a su lengua los principales libros de medicina
griegos y latinos, a los que agregaron según
su costumbre, comentarios y extensos textos.
Hacia el siglo XVI, aparecieron en Francia las primeras
revistas que se editaban a manera de folletos, pero
cuyo contenido era de capital importancia. Las revistas
empezaron a competir con los libros. Éstos lograron
una máxima expresión justo en el Renacimiento;
pero no pocos profesores de medicina dejaban ver su
preferencia para las revistas médicas y científicas
en general. Así procedió Giovanni Battista
Morgagni para escribir su obra inmortal, por otra parte,
De sedibus et causis morborum per anatomen indagatis,
publicada en 1761, misma que consta de 70 cartas que
escribió, a lo largo de muchos años, a
un amigo y colega. Así, durante el Renacimiento
y hasta ahora, la comunicación médica
y científica, se facilitó por medio de
las revistas de aparición periódica. Hasta
donde sé, la más antigua, que hasta hoy
sigue publicándose, es Philosophical Transactions
of the Royal Society of London, que aparece por vez
primera en 1665.
De esta forma, con el devenir del tiempo, la racionalidad,
nombre éste que la globalización ha dado
a la cultura, que es donde todo saber, todo conocimiento,
se integra, ve su luz no por primera vez, pero sí
con ISSN e indexamiento, la Revista Médica de
la Universidad Veracruzana, nacida de una idea-germinal
de un grupo de médicos y mantenida con el esfuerzo
de varios colaboradores. Al esfuerzo de los antepasados
se suma el de los actuales. Ojalá que la revista,
fundada con tanto entusiasmo y amor a la escritura,
a la literatura médica, vea un número
cuantioso de publicaciones apegadas al espíritu
de la medicina y al de la letra.