Sucinta historia de la restauración en el Museo de Antropología de Xalapa

 

 

Juan Pérez Morales

 

El Museo de Antropología de Xalapa (MAX) de la Universidad Veracruzana se ha convertido en uno de los museos de suma importancia en México, dada la relevancia de su colección arqueológica, edificio, áreas verdes y una trayectoria de más de 60 años de historia. Sin embargo, antes de que el museo albergara en sus salas y pérgolas las piezas monumentales, ésta se exhibía en los inmensos jardines que rodeaban al antiguo museo encontrándose afectada por las condiciones atmosféricas propias de la región. De aquí nació la necesidad de proteger, conservar y restaurar el material arqueológico para su exhibición y difusión.

 

Aunque los orígenes de dicha labor en el MAX, se pierden en una vieja página de la historia, Jorge Williams relata que cuando se funda la Escuela de Antropología, en el año de 1957, los primeros egresados se integran al también recién creado Instituto de Antropología, a la par que se crearon los departamentos de investigación, dibujo, fotografía, etnografía y restauración para el estudio del material arqueológico y etnográfico, producto de las exploraciones e investigaciones de la misma entidad (2014: 25). De lo anterior, destaca el departamento de restauración a cargo del maestro Mario Pelayo Guevara, restaurador de objetos de cerámica.

 

Es de suma importancia resaltar, en el número cuatro de la revista La Palabra y el Hombre en su sección; los trabajos y los días, el convenio celebrado por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y la Universidad Veracruzana (UV), para realizar exploraciones y restauraciones del material arqueológico, así como, crear la Sección de Arqueología del Museo. En la cláusula décima tercera de dicho convenio se lee al respecto: “La Sección (Sección de Arqueología del Museo) tendrá como mira fundamental el estudio, exhibición, vigilancia y conservación de las colecciones con que actualmente cuenta la Universidad, las que para su enriquecimiento le señale el Instituto y las que en el futuro adquiera por cualquier título” (1957: 87-89).

 

Aunado a ello, el profesor José Luis Melgarejo Vivanco vio la oportunidad de hacer realidad ese sueño y proyecto, tanto tiempo acariciado, crear un museo, del que fue primer jefe fundador. Así durante un tiempo se exploró, se estudió y restauró, hasta que, con motivo del Primer Festival de Música de Pablo Casals, el 19 de enero de 1959, en dos pequeños salones del edificio de los investigadores, el museo presentó su primera exposición (Universidad Veracruzana, 1975: 6).

 

Posteriormente, debido a la gran cantidad de material arqueológico que requería ser restaurado, ingresaron al laboratorio de restauración, Gloria Peralta, América Arcos y la antropóloga Bertha Aguayo Lozano (Williams, 2014: 29). Así, la conservación fue adquiriendo importancia gracias a la obra arqueológica que requería ser intervenida, lo que impulsó del mismo modo la capacitación de personal en las tareas de restauración tal como sucedió con los arqueólogos Mario Navarrete Hernández y Juan Sánchez Bonilla, quienes tuvieron la oportunidad de integrarse al curso de restauración de pintura mural  impartido por el Centro Latinoamericano de Restauración “Paul Coremans” al inicio del rescate de la pintura mural del sitio arqueológico de Las Higueras en el año de 1969.

 

Más tarde, Hamilton Marx (1974: 69) hace mención en su “Estudio sobre las esculturas monumentales femeninas en barro de los sitios de El Zapotal y El Cocuite”, que todas las figuras de terracota se hallan en el Museo de Antropología de Xalapa, donde se encuentran aún en un proceso de restauración. Medellín Zenil es más preciso en este dato, nos dice acerca de dicho material arqueológico: “fueron restaurados gracias a la constante y eficaz colaboración del Centro Latinoamericano de Restauración Paul Coremans” (1974: 3)

 

Siguiendo con la trayectoria de la restauración en el museo, se presenta un diagnóstico realizado por Dolores Pineda Campos, en 1984, sobre el estado de conservación de piezas areniscas y basálticas que se hallaban en el patio de monolitos del antiguo museo. En dicho diagnóstico, Pineda Campos insta a emprender un tratamiento inmediato y recomienda su traslado al interior de las salas para detener el deterioro del material pétreo. Dos años más tarde Luis Torres Montes (1986) en su “Informe general del proyecto de restauración del material lítico. Museo de Arqueología de Xalapa” ofrece otro panorama de las labores de restauración que se aplicaron a la obra que en un tiempo se exhibió en el área de jardines del antiguo museo. El proyecto se encaminó a los trabajos de conservación y restauración de ochenta y ocho piezas arqueológicas a las que se aplicaron tratamientos diversos, dependiendo del estado de conservación de cada una de ellas.

 

Durante los años 90, el arqueólogo y restaurador Juan Sánchez Bonilla, en ese entonces encargado del departamento de restauración del museo, inició un proyecto, aún vigente, cuyo objetivo es la inmediata intervención de piezas arqueológicas que presentan materiales caducos y/u obsoletos. Tal es el caso de las intervenciones con yeso, por lo tanto, el utillaje con dichas características se convirtió en prioritario para los procesos restaurativos (Montes de Oca, 2018: 68).

 

En 1998, la restauradora Verónica Fernández de Castro, en su informe de restauración de 28 fragmentos de pintura mural de Las Higueras, realizó procesos de limpieza, resane de lagunas o faltantes y grietas e integración de color, no sin antes analizar de forma detallada cada fragmento, tanto en su contexto histórico como estético.

 

Para el año de 1999, nace el Proyecto Higueras, liderado por el Dr. Rubén B. Morante López y el Maestro Juan Sánchez Bonilla. En dicho proyecto se restauraron y consolidaron 187 fragmentos de pintura mural prehispánica y se montó la sala Las Higueras, donde se exhiben 55 fragmentos, los que dan vida al famoso adoratorio cruciforme hallado en el montículo 1 del sitio arqueológico de Las Higueras, Veracruz.

 

A partir de este momento, la conservación y restauración de la obra que alberga el museo, se realiza con bastante éxito y con ayuda de estudiantes de diversas carreras de la máxima casa de estudios de Veracruz.

 

 

 

 

Referencias.

 

Arellanos Melgarejo, Ramón (2006) Las Higueras (Acacalco). Dinámica cultural. México. Universidad Veracruzana.

Fernández de Castro, Verónica (1998) Informe. Restauración de 28 fragmentos de pintura mural prehispánica de la zona arqueológica de Las Higueras, Veracruz. Xalapa, Veracruz. México.

Guía Oficial del Museo de Antropología de la Universidad Veracruzana (1975) Xalapa, Veracruz. México.

Hamilton Marx, Suzan (1974) Estudio sobre las esculturas monumentales femeninas en barro de los sitios de El Zapotal I y Cocuite. (Mixtequilla Veracruzana) Tesis de Maestría en Historia del Arte. México. Dirección General de Cursos para Extranjeros de la UNAM.

La palabra y el hombre (1957) Revista de la Universidad Veracruzana. Octubre – Diciembre. No. 4. Xalapa, Veracruz. México.

Medellín Zenil, Alfonso (1974) “Piezas de la exposición Obras inéditas del Museo de Xalapa” en Boletín INAH. Suplemento 1.  Xalapa. INAH-SEP.

Montes de Oca Aldana, Ximena (2018) “Entre vasijas y figurillas: los procesos de restauración del patrimonio arqueológico. Las piezas cerámicas del MAX” Trabajo práctico científico de Licenciatura en Arqueología. Xalapa, Veracruz.

Pineda Campos, Dolores (1984) Diagnóstico de seis piezas areniscas y una basáltica del patio de monolitos en Cuadernos del Museo. Septiembre. No. 2-3. Xalapa, Veracruz. México.

Torres Montes, Luis (1986) “Informe general del proyecto de restauración del material lítico” Museo de Arqueología de Xalapa. Xalapa, Ver.

Williams García, Jorge (2014) Instituto y Museo de Antropología de Xalapa. Historia de su fundación y patrimonio cultural. Editora de Gobierno del Estado de Veracruz. Xalapa, Veracruz.