Núm. 2 Tercera Época
 
   
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Fernando Vilchis
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DOSSIER (artes plásticas)

Un hombre, múltiples hombres
Blanca Ruiz

   
  Autorretrato. Encáustica s/triplay. 0.60 x 0.50 m. 2007  
     

Todo arte, toda investigación, y, de la misma manera,
toda acción y opción, es de presumir, tienden a un bien;
por este motivo, se ha afirmado con tino que el bien
supremo es aquello a que tienden todas las cosas
Aristóteles, Ética a Nicómaco

I. En el inicio fue el verbo pintar

El barco de papel arriba a Veracruz: redondas, como la misma tierra, las piedras ruedan desde Nueva Zelanda, flores y frutos apetecibles, la calaverita viajera, el jarrito de su natal San Cristóbal, llegan también los
emblemáticos leones con mandolina y mujer desnuda caballos y unicornios. Persistente, siempre bello, el rostro de Chichai.

En la víspera de cumplir 80 años, Carlos Jurado se mantiene en el timón con lucidez, libertad y, desde luego, el sentido del humor para sortear el viento a lo largo de su vida, legendaria para algunos, insólita para otros, pero siempre congruente y creativa.

Hecho de materia sensible y a la vez, resistente, como agua y acero, navega por el horizonte con su extraordinario sentido lúdico para experimentar, como una necesidad prístina de preguntar y contestarse a sí mismo sobre la materia, técnica, historia, y naturaleza misma del arte; y a la vez, por compartir generoso su férreo espíritu de investigación, al azuzar la imaginación para “aprender haciendo”.

Pintor, caricaturista, grabador, muralista, cineasta, fotógrafo… como autor firma una conmovedora obra, personal y amorosa; y como maestro, conduce en la década de los setenta un movimiento renovador en la enseñanza y la experimentación que deviene en la fundación del Instituto de Artes Plásticas de la Universidad Veracruzana. Y, por si fuera poco, ha motivado entre las nuevas generaciones de fotógrafos una actitud de búsqueda hacia procesos del pasado con resultados siempre sorpresivos.

En su camino traza un triángulo isósceles entre Chiapas, D.F. y Veracruz, donde ha dejado sus huellas: despertó al mundo el 3 de noviembre de 1927 entre la neblina de Los Altos. Sale siendo muy niño y tiempo después, en una emotiva experiencia, recorre zonas indígenas con Rosario Castellanos, en las correrías del Teatro Petul; como impronta en su ciudad coleta, hace un mural en la Escuela de Derecho.

El D.F. representa el inicio del verbo pintar: en 1942 ingresa a La Esmeralda, en la aún floreciente Escuela Mexicana de Pintura; con el movimiento de lápices y pinceles trémulos en los lienzos, como las manos del hombre cuando recorren por primera vez la figura del cuerpo amado y que, a la vuelta de los días exploran gozosos la superficie corpórea, en este caso, de telas y papeles. Siendo aún estudiante, a principios de los años cincuenta, expone en galerías y museos y empieza la fortuna crítica; en 1960 llegan los primeros premios en el Salón de la Plástica Mexicana.

II. Los balcones de Veracruz

Tras un intervalo en La Habana, 1961-1964, donde comparte madrugadas e ideales con el poeta Roque Dalton, Jurado retorna a la Ciudad de México con dos mujeres decisivas: Chichai, su compañera, y Zinzuni, su hija. Con ellas a su lado, una tarde luminosa recorre el telón y aparece en escena la estenopeica, la caja mágica diseñada por Adojuhr, personaje sevillano como Velázquez; pero a diferencia de éste, dado a la invención con cuernos de unicornio.

De la mano de Adojuhr y sus cámaras de cartón abiertas al imaginario infinito, Jurado presenta la célebre exposición “Antifotografías con cámaras de cartón sin lente” (ifal, 1973), y a partir de entonces es pionero en el país de la elaboración, uso y difusión de la estenopeica, cuyos secretos comparte en El arte de la aprehensión de las imágenes y el unicornio.

Por esa época, la Universidad Veracruzana le abre la puerta a su palabra y acción, a partir de la dirección del Taller de Artes Plásticas de Xalapa, y es allí y entonces, en pleno subdesarrollo económico y social, cuando Jurado conforma un equipo multidisciplinario y comunitario —anticomercial y antimercantil— que elabora, con materiales de bajo costo, cámaras de artes gráficas, prensas de grabado y litografía, insoladotas y mesas de succión para serigrafía.

 

 
 
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