Abril-Mayo 2003, Nueva época No. 64-65 Xalapa • Veracruz • México
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Exposición en la galería del IAP
Se reencuentran con la naturaleza
mediante la escultura y la instalación
Gina Sotelo

Un grupo de jóvenes retomó elementos naturales para dotarlos de forma y sentido. Se trata de Omar Aquino, Prisciliano Jiménez, Kaito Yasoshima, Ryuichi Yahagi y Bárbara Lobatón, quienes, con el apoyo de la Embajada de Japón en México, presentaron la exposición SI+NO: escultura e instalación, durante abril en la galería del Instituto de Artes Plásticas de la uv.
Bárbara Lobatón, alumna de la Facultad de Artes Plásticas, trabajó instalación por vez primera, como resultado del curso que impartió Ryuichi Yahagi y en el que manejaron materiales provistos por la naturaleza. “Utilicé esos elementos que no quise manipularlos del todo; simplemente los armé tratando de representar su deterioro”.
Una de sus inspiraciones, señaló, fue el mar, el cual representa para ella una fuerza que está arrasando paulatinamente con las playas, con las viviendas y, por ende, con la vida de los habitantes de las costas. “Creo que este fenómeno es un tipo de respuesta a la agresión que ejercemos sobre la naturaleza. Mi trabajo es un llamado a la conciencia”.
Cabe señalar que esta joven presentó dos estructuras que semejan una casa o refugio, construidas con palos, piedras y un tejido fabricado a partir de un costal de semillas, instalación que significó para ella un reto muy grande por tratarse de un concepto muy específico, ya que “la representación no la quise hacer de manera tradicional y espero que logre comunicar algo. Aún no tengo experiencia, pero quiero seguir trabajando para lograr algo mejor en el futuro”.
Omar Aquino, quien también es-tudia en la Facultad de Artes Plásticas, planteó una analogía entre el hombre y los elementos (aire, fuego, tierra y agua). Hizo comparaciones entre el modo de vida de los seres humanos y dichos elementos, mismos que provocan transformaciones en lmateriales como la madera, las piedras o los metales. “Igual le pasa al hombre: la vida lo modifica, cambia su visión”.
Valiéndose de resina y troncos, Omar representó a la juventud (Wakamono) como frágil y temperamental; al hombre (Otoko) como un ser que se mantiene rígido y frío pero cambiante, y a la mujer (Onn) como un ser más orgánico, tibio y activo.
En tanto, Ryuichi Yahagi, maestro y coordinador de este grupo de artistas, al igual que de otras generaciones de escultores japoneses, mostró un ejercicio minimalista, limpio, sutil, discreto y perfectamente calculado, al más puro estilo de la tradicional escuela escultórica japonesa.