La
Universidad Veracruzana (UV), a través del Centro de Ciencias
de la Tierra (CCT), instaló su primera estación de
monitoreo sísmico de banda ancha en el municipio de Ixhuacán
de Los Reyes, a seis kilómetros de Quimixtlán, comunidad
del estado de Puebla en la que se ubicó el epicentro del
temblor que en 1920 afectó a la ciudad de Xalapa.
Javier Pacheco Alvarado, investigador del Instituto de Geofísca
de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM),
explicó que la estación instalada con el apoyo de
Basilio Mora Calderón, habitante del lugar, no sólo
sirve para detectar y localizar sismos, sino también para
estudiar la fuente sísmica, la propagación de ondas
y el efecto de sitio. "Es un sismómetro con un sensor
de banda ancha y un digitalizador de 24 bits –lo que permite
obtener los datos de sus mediciones en una computadora y en tiempo
real.
Registra y mide los movimientos terrestres en tres dimensiones:
de arriba abajo, de Norte a Sur y de Este a Oeste. Tiene capacidad
para medir, incluso, sismos pequeños y moderados sin variación
de amplitud y sin saturación (lo que no hacen aparatos más
viejos) que dificulta la lectura completa del sismograma".
Además, añadió, este equipo se encuentra orientado
para que, en caso de ocurrir un sismo, se pueda utilizar el movimiento
del suelo para saber de dónde proviene. En otras circunstancias,
se tendrían que utilizar, al menos, tres estaciones para
localizar el movimiento, pero con este tipo de estaciones orientadas
se pueden tener datos, si bien no tan precisos, sí aproximados.
Ubicación de la estación sísmica
Ixhuacán de Los Reyes se encuentra a 27 kilómetros
en línea recta de la ciudad de Xalapa y a seis kilómetros
de la comunidad poblana de Quimixtlán, donde se registró
el epicentro de 1920; está a mil 826 metros sobre el nivel
del mar y es parte de la zona de primera influencia de aquel sismo.
Francisco Córdoba Montiel, investigador del CCT y responsable
del proyecto, informó que para la ubicación de la
estación se tomaron en cuenta los estudios realizados por
el Instituto Geográfico de México sobre el terremoto
de 1920 –que incluye cuestiones geológicas, cuáles
fueron las afectaciones y en qué dirección se sintió
más fuerte–. El segundo paso fue visitar cada una de
las poblaciones ubicadas en la zona de primera influencia (el radio
alrededor del epicentro del sismo).
“Éste es el primer sensor de banda ancha que instala
la UV. Hemos tenido sensores de periodo corto, que se utilizan mucho
en el monitoreo de los volcanes y que permiten tener una visión
general de la sismicidad local, pero estos aparatos –como
el que se instaló– pueden captar eventos locales y
de otros lugares –distancias regionales o telesísmicas–,
lo que permite estudiar la corteza terrestre y el comportamiento
del suelo ante la aparición de ondas sísmicas”,
aseguró.
La estación de monitoreo, agregó, permitirá
conocer el estado actual de la zona, dada la recurrencia de eventos
sísmicos que se han presentado, y se podrá iniciar
el estudio del estado que guarda la falla que origina estos eventos
sísmicos, aunque para análisis más meticulosos
habría que contar con más equipo. “Sumando este
aparato a los que ya tenemos, podremos saber dónde se están
dando los eventos sísmicos de la región, y si los
resultados que obtengamos nos llevan hacia el mismo lugar, tendríamos
que proceder a hacer un estudio más minucioso en la zona
de la falla”.
Con estos aparatos, dijo, pueden empezar a realizar estudios de
corteza terrestre en todo el estado, porque éste no sólo
ha tenido un antecedente significativo, sino varios: Xalapa en 1920;
Jáltipan en 1959, y Orizaba en 1973. Lo puntos críticos
en la entidad son la parte central –por los eventos ya mencionados
y por la presencia del volcán Pico de Orizaba–, la
zona sur y el volcán San Martín en Los Tuxtlas.
“Los aparatos pueden conformar una red que nos pueda abastecer
de datos de todo el estado, desde indicadores de corteza y de propagación
de ondas, con lo que se podría prever el impacto que sufrirían
varias ciudades importantes si hubiera un sismo intenso”,
concluyó. |