Enero 2002, Nueva época No. 49 Xalapa • Veracruz • México
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Vehículos y primates, entre los modelos de análisis de la Inteligencia Artificial
Ricardo Luna y Gina Sotelo

 

¿Qué podrán tener en común un auto y un chimpancé? Seguro que muy poco, excepto que ambos brindan un margen de análisis para una disciplina que ha llegado para quedarse: la inteligencia artificial.


Mejorar la seguridad de los automotores


Debido a las altas velocidades que alcanzan los vehículos modernos, sufrir un accidente suele arrojar consecuencias lamentables para sus ocupantes, a pesar de que muchas empresas automotrices diseñan, desde hace varios años, infinidad de dispositivos mecánicos y electrónicos cuyo propósito es disminuir accidentes o heridas fatales dentro de un habitáculo automotor.

Antonio Marín Hernández, catedrático de la maestría en Inteligencia Artificial de la uv, quien realiza estudios de doctorado en los Laboratorios de Análisis y Arquitectura de Sistemas (LAAS) de Toulouse, Francia, afirmó que esta tendencia obedece a que, al momento de un impacto, el dispositivo conocido como air bag (bolsa de aire), en lugar de evitar que el conductor o su copiloto sean proyectados hacia el tablero o el volante del vehículo, causa heridas graves o mortales por la postura incorrecta de los ocupantes en el momento de una colisión.

En su conferencia “Vehículos inteligentes: aplicación de un sistema de estereovisión para la detección de la ocupación y clasificación en la cabina de un automóvil”, Marín Hernández señaló que, de acuerdo con cifras de algunos organismos estadounidenses como la Agencia Nacional para la Seguridad en el Tráfico de Carreteras (NHTSA, por sus siglas en inglés), cada año, en las avenidas y carreteras estadounidenses, fallecen al menos 32 niños y 20 adultos a consecuencia, entre otras cosas, de las bolsas de aire.

Dichas cifras son resultado de muchas negligencias de los usuarios, pues no siguen adecuadamente las recomendaciones del fabricante de estas bolsas o suelen cometer omisiones graves de seguridad, como llevar asientos para niños en la parte delantera del vehículo, transportar objetos que pueden ocasionar que la bolsa de aire provoque heridas, así como adoptar una postura inadecuada respecto de las condiciones del camino.

Ante la demanda pública por parte del consumidor para que estas estadísticas bajen, sin ser necesariamente las bolsas de aire la única opción de seguridad, Antonio Marín trabaja en un proyecto industrial conjunto entre el LAAS y la firma alemana Siemens Automotive con sede en Toulouse, para producir e integrar a las nuevas unidades un sistema denominado estereovisión, que ofrece la oportunidad de mejorar la seguridad en los vehículos al incorporar una serie de algoritmos inteligentes integrados en dos cámaras de video, que estarían colocadas dentro de la cabina del automotor.

Con ellas se pretende monitorear la postura y el movimiento tanto del chofer como de su acompañante para que, en caso de sufrir una colisión, no tengan una torcedura innecesaria de cuello, pues el dispositivo analizaría si la bolsa de aire debe o no accionarse, o sólo inflarse 50 por ciento de su capacidad.

En el modelo de seguridad vigente de las bolsas de aire, tal dispositivo es accionado por un acelerómetro, lo cual provoca que se disparen al menor impacto, provocando serias lesiones a los ocupantes, muchas de consecuencias letales.


¿Cómo se puede medir la actividad neuronal?


De acuerdo con estudios practicados en monos usando técnicas invasivas, se tiene idea de la sensibilidad que posee la región visual VI ante disparidades absolutas. Esos primates, entrenados para reportar que están viendo un punto en el espacio, han aportado datos significativos sobre cómo el cerebro humano es capaz de recobrar información tridimensional a partir de las imágenes capturadas por las retinas.

Tal fue la idea central que desarrolló Héctor Gabriel Acosta Mesa en su conferencia “Evaluación de la anatomía funcional del sistema de visión estetoscópica usando imágenes de resonancia magnética funcional y modelado de ecuaciones estructurales”.

Acosta Mesa, quien actualmente realiza su tesis doctoral en la Universidad de Shieffeld, Inglaterra, bajo el título Functional anatomy of stereoscopic visual process, habló sobre los estudios de electrofisiología practicados en primates que han revelado la sensibilidad de la región visual VI ante disparidades absolutas, lo cual sugiere que esta área puede utilizar un primer procesamiento de información en movimiento, y nuevas investigaciones ya constatan su sensitividad a disparidades verticales.

“El cerebro interpreta para dar forma y profundidad. Según los resultados en el campo en monos, se identifican varias áreas que funcionan de manera diferente; algunas registran el movimiento, iluminación, color o textura”. Incluso ya se están haciendo experimentos con una técnica especial para humanos, denominada resonancia magnética funcional.
Agregó que, de manera natural, nuestro mecanismo de visión es estéreo, es decir, somos capaces de apreciar, a través de la visión binocular, las diferentes distancias y volúmenes del entorno que nos rodea. Los ojos, debido a su separación, obtienen dos imágenes con pequeñas diferencias entre ellas, y a eso se llama disparidad.

Nuestro cerebro procesa ambas imágenes y las interpreta de forma que percibimos la sensación de profundidad, lejanía o cercanía de los objetos, y a tal proceso se le denomina estereopsis. Cuando miramos objetos muy lejanos, los ejes ópticos se alinean de forma paralela, y en los cercanos giran para que estén alineados sobre ellos, realizando una convergencia y, a su vez, se produce la acomodación o el enfoque para verlos nítidamente. Esto recibe el nombre de fusión.

Sin embargo, no todo el mundo tiene la misma capacidad de fusionar un par de imágenes en una sola tridimensional; alrededor de 5 por ciento de la población presenta problemas para llevar a cabo dicha acción. La agudeza estereoscópica es la capacidad de discernir, mediante la este-reopsis, detalles situados en planos diferentes y a una distancia mínima; hay una distancia límite a partir de la cual no somos capaces de apreciar la separación de planos, la cual varía de unas personas a otras.

(Héctor Gabriel Acosta Mesa es egresado de la primera generación de la maestría en Inteligencia Artificial de la UV).