|
Este
trabajo fue merecedor del segundo lugar en la categoría de
Poesía Jorge Cuesta, en el IIIPremio al Estudiante Universitario,
convocado por la UV y entregado durante la IFeria Internacional
del Libro Universitario, en el mes de junio de 2001.
i
Sigo la línea de tus pasos agua,
pasos tierra,
pasos fuego,
pasos aire.
Te respiro,
inflamas las venas del mundo,
mi sangre fluye,
hierve febril.
No desistes,
floreces en el retoño
de un eucalipto triste,
transformas la montaña
en un paraíso
desconocido.
La oruga levanta su vuelo
esperado.
Ensimismado
miro tu finitud,
te escondes en la habilidad
de mujer invisible,
musitas palabras de amor
grabadas en una roca de río.
Resucito,
reencarno en los labios
trémulos de tu efigie,
catarata suicida.
El lobo aúlla,
mi oído amedrentado,
y tú
petrificas al lobo,
desaparece el miedo,
vuelves a mis sentidos
cautivos
de tu poder ternura.
Transcurres
en el sigilo de la noche
que será día al emerger
la aurora contigo.
Un rayo de sol eclipsa
tu pupila ingenua,
las nubes disipan el vaho de Dios,
llegas a la intemperie de mi ser,
desnuda,
sin voz,
sin palabra,
sin Dios,
sin padres,
sin nada,
sólo con la lluvia
que sigo soñando.
ii
La luna
es una muchacha
que habla náhuatl,
fuma cigarrillos
y mira las estrellas apiñadas,
toma café
y no duerme,
estudia astronomía,
siembra árboles en su espalda
y corretea venados amarillos,
hace pirámides de sol,
inventa dioses,
se suelta el pelo enmarañado,
y hace volar los pájaros.
iii
La piedra se hace flor,
se hace luna,
metáfora del lenguaje
en brazas parlantes
de la noche.
iv
Despiertas,
te reconoce el espejo empañado,
bostezas a las diez de la mañana.
Eliges tregua en tu primer día de trabajo.
sangras misterios luna
Como luceros se expresan tus senos,
embelesado te toca el viento de mi tacto,
gimes y miras el espejo
ahora envejecido.
|