Universidad Veracruzana

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Luz del colibrí, de Alberto Ruy Sánchez, es una exploración del despertar y el deseo

Xalapa, Equez, miércoles 26 de abril de 2017.

 

 

  • El poemario reúne textos escritos a lo largo de tres años en cuatro grupos: los umbrales, los conjuros, los cuerpos y la luminosidad
  • Es un himno al amor y a la pareja que nos hace posible agradecer a la vida, expresó Germán Martínez, en la FILU 2017

 

Presentación del libro Luz del colibrí en la XXIV Feria Internacional del Libro Universitario

 

David Sandoval Rodríguez

 

El libro de poemas Luz del colibrí, de Alberto Ruy Sánchez, es una exploración personal del despertar estrechamente vinculada al deseo y a la persona amada, planteó su autor al presentarlo en la Feria Internacional del Libro Universitario (FILU) 2017, el martes 25 de abril.

“Había que explorar el despertar, tenía que ser de una manera intensamente vinculada al deseo, si bien el insomnio tiene que ver con la memoria y la exploración de lugares, el despertar significa otra cosa”, comentó al público.

“El momento de despertar es un momento que se define por sí mismo y ese momento también hay que merecérselo, ese momento de despertar feliz hay que pensarlo como algo para lo cual uno no tiene ningún mérito y hay que obtenerlo”, expresó.

Durante tres años tomó nota todos los días de cómo despertaba con su pareja, qué sentían, qué pensaban y cada semana escribía un texto, que posteriormente convirtió en video y lo publicó en línea. “Empecé a pensar que todo eso que uno hace para Internet es muy diferente a lo que uno hace para publicar y son borradores, todo lo que estuve haciendo durante tres años eran borradores que con el tiempo y mucho trabajo iba a lograr que tuviera la dignidad de convertirse en libro”.

El libro tiene una exigencia de composición específica y muchas de las facilidades que existen ahora para publicar o hacer películas antes no eran posibles y “llegar al libro era verdaderamente un acto de amoroso respeto al medio”, dijo.

De 150 textos que redactó, consideró que la mejor forma de expresarlos era como poemas y cómo la naturaleza de cada experiencia solicitaba un recurso poético distinto, “algunas tienen incipientes rimas, otras nada, algunas tienen cierta métrica y otras poseen otros recursos, fue una especie de arcoíris de recursos literarios para contar cada uno de estos deseos”.

A continuación los conformó en cuatro grupos: los umbrales para aquellos que hablan del momento en que se sale de la noche; los conjuros para aquellos que tratan lo desagradable y la manera de exorcizarlos de la vida amorosa; el momento en que no se tiene conciencia completa del cuerpo lo denominó cuerpos, y el cuatro grupo se llama luz, donde se cobra conciencia del paraíso, que sólo dura un instante.

Germán Martínez Aceves definió a la obra como un himno al amor y a la pareja, “es una lectura que nos hace posible agradecer a la vida y es algo muy importante que logran estas palabras, agradecer a la vida”.

Este libro crea una atmósfera en la que destaca el gusto por convivir y nacer cada día con alguien que se ama “porque a veces perdemos la capacidad de dar un agradecimiento a la vida y a la gente a la que amamos y con quien convivimos todos los días, perdemos la capacidad de escuchar a los pájaros en la mañana o de ver el sol y las nubes”.

La obra brinda la libertad de saber que estamos vivos, particularmente en este estado que ha apostado por la muerte “me da mucho gusto encontrarme este libro que apuesta por la vida”, afirmó Germán Martínez.

Finalmente, Samantha Gómez leyó el texto que preparó Nelly Palafox para la presentación, donde parafraseó las palabras de Lydia Cacho sobre el autor del Quinteto de Mogador, quien “como buen alumno de Roland Barthes, sentó las bases para su búsqueda con lo que él llama los expedientes principales del deseo: el deseo femenino, el deseo masculino, el deseo de crear un paraíso del deseo y el deseo de construir un lugar de elección en el mundo cambiante del deseo”.

En el escrito mencionó que cada vez que algún amigo se siente perdido, solitario, melancólico, le regala algún libro de Alberto, “la última vez que una joven amiga se fue a la India a buscarse a sí misma me pidió que le regalara un libro: puse en sus manos Los jardines secretos de Mogador; un estudiante de 20 años que me dijo que su vida no tenía sentido recibió Los demonios de la lengua y decidió escribir su dolor en lugar de buscar la muerte; una querida amiga actriz tiene como libro de cabecera Elogio del insomnio y lo presume como a un hijo recuperado de la guerra”.