Investigación: Trabajo infantil

                                                                           

                                                                      En memoria de la Dra. Araceli Brizzio de la Hoz,

                                                                       investigadora del trabajo infantil y luchadora

                                                                       por su abolición definitiva.

 La Situación de los Niños Empaquetadores en Xalapa. 2007[1]

 Antes que nada, precisemos lo que entenderemos por  niño y por trabajo infantil.            

Lo primero que debemos saber es que el significado de “niño” es de naturaleza histórica y cultural, lo que significa que puede ser distinto en sociedades y épocas diferentes. Por lo tanto, la edad, a la que estamos habituados a hacer referencia, no funciona siempre como criterio unitario para designar un límite bajo el cual un individuo se encuentra en la etapa infantil.

 

En lo que a mí toca, en mis indagaciones sobre infancia marginada he adoptado, al igual que otros muchos investigadores,  la definición establecida por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 20 de noviembre de 1989 en su Convención sobre los Derechos del Niño, pues dicha definición  funciona como instrumento jurídico internacional de protección a la infancia.

 

Así,  “Para los efectos de la (…) Convención (artículo 1), “se entiende por niño todo ser humano menor de 18 años de edad, salvo que, en virtud de la ley que le sea aplicable, haya alcanzado antes la mayoría de edad”.

 

¿Y qué es trabajo infantil? Lo primero que debemos decir es que no toda actividad que desarrolla un niño es un trabajo. Hacer diariamente  la tarea no es un trabajo; ayudar todos los días o con frecuencia  en los quehaceres domésticos o en el pequeño negocio familiar tampoco lo es. Estas últimas actividades, desarrolladas con mesura,  coadyuvan en la formación positiva del menor, en su proceso de socialización, lo cual es reconocido por  La Organización Internacional del Trabajo (OIT). Este efecto positivo  es evidente en la producción agrícola o artesanal o en la atención de pequeños comercios.  Así, bajo la protección y tutela de los progenitores, los hijos son preparados para ser, luego, individuos capaces de desenvolverse en la sociedad.

 

Ahora bien; aunque también hay muchas definiciones, he adoptado la siguiente, desarrollada por investigadores de la OIT:

 

Se entiende por trabajo infantil “aquellas labores desempeñadas por menores en condiciones más o menos regulares que les permiten ganarse el sustento para sí mismos y sus familias”.

 

La extensión del trabajo infantil en el mundo; formas y consecuencias: un problema mundial

 

El trabajo infantil es, sin duda, un fenómeno mundial, ya que existe en la mayor parte del mundo, desde Asia, África y  América Latina hasta Europa y América del Norte. La OIT, organismo altamente confiable,  sitúa su número  en 250 millones, de los cuales 211 millones tienen entre 5 y 14 años de edad. De ellos, 186 millones laboran en las peores condiciones, por lo cual unos 22,000 mueren al año en accidentes de trabajo. Unos 8 millones son obligados a realizar tareas delictivas, militares, de servidumbre, tráfico de estupefacientes y comercio sexual.

 

Hay datos que permiten asegurar que este fenómeno ‘no es un problema únicamente de la pobreza’, pues 2.5 millones de niños trabajan en los países desarrollados. Por ejemplo, En España, uno de los miembros de la Unión Europea, se estima en 250,000 el número de menores forzados a desempeñar algún trabajo, y en Estados Unidos, la primera potencia mundial, en 200,000; aunque es justo decir que en estos dos países el fenómeno no constituye un problema de grandes dimensiones.

 

 La mayor parte de la población infantil trabajadora  se localiza en Asia, África y América Latina.  La región Asia-Pacífico concentra 127 millones, el 60% de todos los trabajadores menores de edad en el mundo. El África subsahariana 48 millones, 29 % del total. América Latina y el Caribe, 22 millones, es decir, el 13% del total. Esta última cifra indica que 1 de cada 5 niños en nuestra región hace alguna actividad laboral.

 

En cuanto a los niños de entre 10 y 14 años que trabajan en América Latina, doy a continuación algunos datos ilustrativos de ciertos países, incluidos los de mayor concentración:

 

En Brasil, República Dominicana y Guatemala, el 16% en cada uno;

El Salvador, 15%; Nicaragua, 14%; Honduras, 8%; México, 6%,

Argentina, 4%; Cuba, 0%).

 

De estos países, Cuba, país pobre y agredido injustamente por la potencia imperial desde hace 5 décadas, con 0% de menores trabajadores y 11 millones de habitantes, es  prueba de que el problema del trabajo infantil no es exclusivo de la pobreza. 

 

            En cuanto al sector donde se emplean, el 70% ejecuta actividades relacionadas con la agricultura, la pesca, la caza y la silvicultura; el 8% se dedica a las manufacturas; otro tanto igual al comercio, restaurantes y hoteles; el 7% a actividades comunitarias, sociales y personales, como el servicio doméstico; y un 3% se emplea en la construcción y la minería.

 

Se trata de un fenómeno que atenta contra la dignidad de los menores, pues perjudica su desarrollo físico y mental; los esclaviza; los separa de su familia; los expone a graves peligros o enfermedades, o, de plano, los abandona a su suerte en las calles.    

La mayoría se desempeña en el sector informal y carecen de protección jurídica o reglamentaria.

 

La infancia trabajadora en México; extensión y formas

 

En México, el fenómeno del trabajo infantil es un problema  que se ha recrudecido considerablemente en los últimos 20 años. Es parte de nuestra realidad cotidiana. Además, desde el punto de vista cultural, se le concibe como algo que no requiere de  atención  urgente y a fondo, aspecto que lo agrava. El problema es de tamaño colosal. Según estimaciones de la OIT, en México viven 5 millones de infantes trabajadores, de los cuales 1.5 millones se ubica en el D.F. El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia en México (UNICEF), estima que en nuestro país existen cuatro grandes sectores donde el trabajo infantil tiene presencia importante: la agricultura, las calles de las grandes y medianas ciudades, el servicio doméstico y los pequeños talleres en la periferia de las ciudades; se trata, a grandes rasgos, de las modalidades más representativas a nivel  nacional.

 

Un estudio sobre infancia trabajadora en 100 ciudades mexicanas, con excepción del Distrito Federal, publicado a principios de la década que corre, puso de manifiesto, que de 95,000 trabajadores detectados, el 39% son empaquetadores, el 31%, comerciantes ambulantes; el 17%, ayudantes o  mendigos; y el 13% hacen  otras actividades. Salta a la vista que en las ciudades lo que predomina son los empaquetadores o “cerillos” y los comerciantes ambulantes.

 

A fines de los años noventa, el DIF, con apoyo del programa de Naciones Unidas para la Fiscalización de drogas (PNUFID) y el UNICEF, publicó los resultados del Estudio de niños, niñas y adolescentes trabajadores en 100 ciudades mexicanas, con excepción del D.F. Revela dicho estudio que de 95,000 trabajadores detectados, el 39% son empaquetadores, el 31%, comerciantes ambulantes; el 17%, ayudantes o  mendigos; y el 13% hacen  otras actividades. Salta a la vista que en las ciudades lo que predomina son los empaquetadores o “cerillos” y los comerciantes ambulantes.

 

Los establecimientos  comerciales en Xalapa y los niños empaquetadores

 

En la capital veracruzana, el establecimiento de centros comerciales, grandes y medianos, ha venido en aumento desde comienzos de los años ochenta; los de origen extranjero, que hoy se ven, se han instalado en fechas recientes. La principal cadena de supermercados es Chedraui, pues cuenta con cinco grandes, erigidos en diferentes puntos de la ciudad: Chedraui Plaza Cristal, Chedraui Centro, Almacenes Chedraui, Chedraui Plaza Museo y Chedraui Plaza Ánimas. Otras grandes cadenas nacionales poseen, hasta la fecha,  uno o dos establecimientos en Xalapa: Comercial Mexicana, Tiendas ISSSTE.  Y las de procedencia extranjera, como Wal Mart. Estas son las principales tiendas de autoservicio en que laboran decenas de niños empaquetadores, cuya suma   sobrepasa el  medio millar. Pero existen otras de menor tamaño en que también se los encuentra: la cadena de Farmacias Plus,  las tiendas Casa Ahued, o las papelerías El Iris y El Fénix, por ejemplo.

 

Los niños empaquetadores en Xalapa; extensión y perfil socioeconómico

 

Los estudios que he llevado a cabo, o que he dirigido, se han circunscrito hasta ahora a las grandes tiendas mencionadas. La investigación más reciente abarcó total o parcialmente a 8 de ellas: Todas las Chedraui, salvo los Almacenes, 4; las tiendas Issste, 2; Mega Comercial Mexicana, 1, y Wal Mart  Super Center,1. Estimé, mediante procedimientos que no explicaré ahora, que en ellas laboran alrededor de 530 menores diariamente en los 2 ó 3 turnos en que los  rotan.

 

Ahora bien; respecto a sus características socioeconómicas, la información estadística  que daré a continuación -sólo una síntesis-, fue obtenida mediante encuesta por muestreo en mayo de 2003. Creo, sin embargo, que los cambios que ha habido desde entonces no modifican sustancialmente el perfil del empaquetador en Xalapa. El tamaño de la muestra fue de 1/5 de la totalidad.

 

Hay empaquetadores de los dos sexos, pero predominan los varones en proporción de 3 a 2. Sus edades, en años cumplidos, van desde 9 hasta 16; la edad promedio es de 13; el 60% son menores de 14, lo cual es una violación a la disposición constitucional de emplear a menores de 14 años. El 99% asiste regularmente a la escuela, prácticamente todos; la mitad cursan algún grado de primaria; el 44%, de secundaria; el 6%, de prepa; la escolaridad promedio se sitúa en 6º, dato consistente con la edad promedio. No hay, pues, evidencia de pérdida de años de estudio. En esta modalidad del trabajo infantil, el 96% vive con al menos uno de sus dos progenitores;  pertenecen, pues,  a hogares integrados.  Sus familias son numerosas, pues tienen 3.7 hermanos en promedio. El 88% dependen económicamente de al menos uno de sus 2 progenitores. En la ocupación del padre predominan los oficios o empleos o el  pequeño comercio, todos  mal remunerados (77%). En la ocupación de la madre, el 66% se dedica a las labores del hogar. Su ingreso promedio  diario por propinas es de $60.00, pero su antigüedad como empaquetador es inestable, ya que su duración promedio en el super es de 6 meses (medio año).  El 82% destinan desde una pequeña parte hasta la totalidad de sus ingresos al sostenimiento de su familia;  este es un dato contundente que prueba la razón de que el menor, en vez de dedicarse a  su formación escolar, a la convivencia con su familia y a la recreación tenga que trabajar desde temprana edad.  Nueve  de cada diez  trabajan 6 ó 7 días a la semana, ubicándose el promedio en 6.4;  de este dato se deduce que estos menores trabajan más que si fuesen adultos bajo contrato ya que éstos tienen derecho a por lo menos un día de descanso remunerado a la semana.  La duración promedio, en horas,  de su jornada de trabajo es de 5; pero la cuarta parte trabajan más de 5.5 horas diarias, que es el tiempo reglamentario para los mayores de 14 y menores de l6 años en México.

 

Aspiran, la mayoría, el 74%, a hacer estudios de licenciatura, pero por el perfil descrito las probabilidades de que cumplan esa aspiración están en contra.  Es fácil concluir que este perfil no corresponde al de un niño normal, pues no saben o saben muy poco de juegos, convivencia familiar y dedicación al estudio. En Chile, por ejemplo, los infantes que trabajan como empaquetadores lo hacen sólo durante los fines de semana.  

En 2004, los niños empaquetadores  empezaron a ser sustituidos por ancianos.

 

Requisitos de ingreso y condiciones generales de trabajo

 

Tiendas Chedraui

 

Los turnos de los niños se dividen en 3 horarios: de 8 a 12, de 12 a 16 y de 16 a 22 horas. Tienen que llegar a la tienda una hora antes para que les asignen caja. El último horario es el que más número de niños concentra.  

Los supervisores empleados de la empresa eligen de entre los niños al que se distinga por su mejor comportamiento para que coordine a sus compañeros. Se les llama la atención cuando se pelean, platican, se mojan con los rociadores que usan para limpiar las cajas, juegan con las máquinas registradoras, corren en el estacionamiento o desobedecen las instrucciones del supervisor. Las medidas disciplinarias que se les aplica consisten en cesarlos de uno a ocho días, incluso hasta un mes dependiendo de la gravedad de la insubordinación.

Respecto a sus obligaciones, deben comprarse su uniforme de trabajo, llevar un rociador, llegar temprano y aseados, no faltar, limpiar las cajas, empacar rápido, no pedir propina, acomodar carritos, permanecer frente a su caja y, si el cliente lo pide, llevarle su mercancía hasta el estacionamiento; no pueden salir de la tienda sin permiso y su deber es cubrir su horario y esperar hasta que llegue el empaquetador del siguiente turno.

 

Algunos de los requisitos de ingreso son: boleta de calificaciones, fotos, copia de acta de nacimiento, certificado médico y carta de buena conducta.

 

Mega Comercial Mexicana

 

Los turnos de trabajo también son 3: de 7 a 12; de 12 a 16:30 y de 16:30 a 22 horas. Todos deben usar uniforme;  la empresa les da en préstamo un mandil y un gafete con los datos del menor. Con algunas variantes,  la conducta que deben observar y las medidas disciplinarias se semejan  a las descritas en Chedraui.

 

Requisitos de ingreso: ser mayo de 14 y menor de 16 años, acta de nacimiento, constancia de estudios; identificación del padre, la madre, o el tutor, fotos, permiso de la Secretaría de Trabajo y previsión Social y certificado médico.  

 

Tiendas ISSSTE

 

Cuentan con 2 horarios: de 9 a 15 y de 15 a 20 horas.  El número de niños que admiten es mucho menor que en las otras tiendas, debido a que sus establecimientos son más pequeños en comparación. Todos están uniformados y tambien, con algunas variantes, la conducta y las medidas disciplinarias y los requisitos de ingreso son parecidos a los descritos.

 

En ningún caso los empaquetadores cuentan con salario  o prestaciones laborales, pero, como acabamos de ver, sus obligaciones están bien especificadas. La relación laboral es indiscutible, pero no se reconoce como tal.

Versión de empresarios, autoridades laborales y niños empaquetadores

 

Los empresarios que les dan cabida sostienen que “les hacen un favor”; los jefes de personal, por ejemplo,  los consideran como “propineros”, no como trabajadores.

 

Uno de tales jefes, para autorizarnos la aplicación del cuestionario diseñado inicialmente,  nos pidió sustituir la palabra “trabajar” por “colaborar” con el fin de no propalar  en los menores la idea de que son trabajadores. También nos pidió suprimir la pregunta sobre la edad, pues dijo que muchos están por debajo de la mínima legal y  sabía además  que está prohibido el trabajo de los niños. En algunos supermercados, como en Wal Mart, Chedraui Museo y Chedraui Centro la negativa a permitir la aplicación de la  encuesta fue rotunda.

 

En cuanto a las autoridades laborales, afirman y así fue comprobado en Xalapa, que otorgan a los niños una autorización en todo el territorio veracruzano, con las salvedades del caso y el cumplimiento de los requisitos ya mencionados. Están conscientes de que deben proteger al menor trabajador, pero el fenómeno, convertido en problema, las rebasa. La realidad revela que aún existen muchas deficiencias en la protección efectiva del menor trabajador.

 

En cuanto a los empaquetadores, están conscientes de que su labor es una oportunidad para ganarse unos pesos, por lo que deben mostrar obediencia ante sus jefes. Sin embargo, predomina en ellos la idea de que son trabajadores; prueba de ello fue que al preguntarles “¿Cuánto tiempo tienes de colaborar en el super?, o ¿cuántos días colaboras a la semana?, ellos, al escuchar estas preguntas, cambiaban “colaborar” por “trabajar”. Con todo, saben que para mantener su lugar en la tienda deben obedecer  y conformarse con las propinas de los clientes. En caso contrario, los suspenden o los suprimen.

 

Conclusiones generales básicas y algunas  propuestas de solución

           

El problema del trabajo infantil tiene solución en la elevación del nivel cultural de la población,  en la creación sostenida de empleos suficientemente remunerados y en una redistribución más equitativa del ingreso nacional. Sería  error  o ingenuidad  pensar que se resolverá por la vía de la caridad, impulsando “teletones” o “trenes del amor”. Se trata  de un problema de política económica y para enfrentarlo es necesaria  una firme voluntad política.

 

En lo que se refiere a la modalidad de empaquetador, es notorio  que  se puede clasificar entre  los menos duros, pues el hecho de que se lleve a cabo  bajo techo y cumpliendo  ciertas reglas le da ventajas con respecto a actividades a la intemperie, entre la circulación vehicular, o en establecimientos o áreas  donde las labores son más peligrosas o dañinas a la salud. En las ciudades principales de México es el tipo de trabajo infantil  más abundante,  y su explotación absoluta,  incuestionable. Su aceptación en los supermercados no es un favor que se hace a los menores. La tarea del  empaquetador en las cajas  es indispensable para la rotación del capital en menor tiempo.  Por otro lado, si hemos demostrado que en la capital veracruzana su número no es menor de 500, y tomando como base el salario mínimo vigente en 2007 ($48.00 diarios), entonces es fácil calcular que el dinero que se queda en los bolsillos de los propietarios de los supermercados suma al menos  $8’640,000.00 anuales. La brecha entre ricos y pobres se ensancha y profundiza. La  desprotección del niño empaquetador y su vulnerabilidad  son totales.  Hay, pues, un incumplimiento del estado mexicano al  artículo 32 de la Convención de los Derechos del Niño que habla de la protección de los estados partes contra la explotación económica de los infantes.

 

Por un lado, la legislatura del estado de Veracruz debe y puede tomar cartas en el asunto impulsando una propuesta de ley de protección al niño empaquetador construida por todas las fracciones parlamentarias y tomando en cuenta la opinión de  los dueños de los supermercados, sobre la base de investigaciones serias e imparciales. Por otro lado, las autoridades laborales deben mejorar su nivel de protección de los menores trabajadores con base en las leyes sobre la materia.  Sería una muestra de alta política y un acto de justicia elemental.

 

Luis Magaña Cuéllar                       

 

 

 


[1] Por invitación de las autoridades de  la Secretaría de Trabajo y Previsión Social del estado de Veracruz, preparé esta ponencia que presenté en el auditorio de la propia Secretaría en Xalapa, el 27 de marzo de 2007. He omitido, por razones prácticas, todas las referencias a las fuentes de información las cuales son  diversas y numerosas; algunas tienen por base las investigaciones que he llevado a cabo yo mismo o que he asesorado, en particular, las que conciernen al trabajo en los grandes supermercados de la capital veracruzana. La versión que presento aquí es resumida.

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