Abril-Junio 2006, Nueva época Núm.98
Xalapa • Veracruz • México
Publicación Trimestral


 

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Henry James
 


Henry James.
(Transgrafía: Carlos Torralba)

  ¿Qué innovaciones introdujo James y por qué el fracaso inmediato de sus novelas? ¿Si su aportación fue tan importante, se preguntaría uno, por qué sus libros no irrumpieron en la escena literaria con el estrépito con que los partidarios o detractores de Ulises, El sonido y la furia o Al faro saludaron tales obras? Tal vez porque la transformación narrativa emprendida por James no tenía nada que se pareciera a una rebelión. Sus descubrimientos, que hicieron posteriormente posible el nacimiento de Ulises, El sonido y la furia y Al faro, fueron realizados sigilosa, callada, casi neutralmente. Pero lo más decisivo para explicar ese rechazo es que el carácter de renunciación de los impulsos vitales, de ineludible derrota del héroe (el protagonista de James vive, por el contrario del héroe romántico, inmerso en la sociedad, y no desafía ni infringe sus reglas, sino que se conforma, héroe antiheroico, con exaltar el exilio interior como única posibilidad que enfrenta a la corrupción y a la maldad que lo circundan; la derrota se convierte, paradójicamente, en la única victoria posible) desprende tal sabor a cenizas que no logró satisfacer ni al lector convencional ni a aquel que asociaba la vanguardia con una actitud liberadora, como una lucha contra el puritanismo dominante. Sus ensayos sobre Maupassant y Zola, por ejemplo, revelan un horror casi enfermizo ante la transcripción literaria de cualquier incidente que guarde relación con lo fisiológico. El éxito de James sólo se alcanza en el momento en que los inicios de liberación social y sexual han sido ya elaborados por otros autores y por lo mismo nadie se los exige a su obra, y cuando, abatidas muchas ilusiones de la imaginación liberal por el espectro amenazador de ciertos falsos paraísos, el rescate de la dignidad personal y la resistencia moral parecen ligarse casi ineludiblemente a un concepto de exilio interior.

Sus grandes aportaciones a la novela fueron sobre todo de carácter formal, y la más importante consistió en eliminar al autor como sujeto omnisciente que conoce y determina la actuación de los personajes para sustituirlo por uno o, en sus novelas más complejas, varios “puntos de vista”, a través de los cuales la conciencia se interroga mientras busca el sentido de los hechos de que es testigo. Por medio de ese recurso el personaje se construye a sí mismo en su intento de descifrar el universo. Una nueva técnica, un tipo de personaje hasta ese momento desconocido y el relato de relaciones personales poco tratadas hasta entonces, son las aportaciones de Henry James a la novela contemporánea.

El cuerpo de una novela de James lo constituye la suma de observaciones, deducciones y conjeturas que un personaje hace sobre determinada situación. El autor presenta a un observador desde cuyo “punto de vista” el lector se entera de la parte de verdad accesible al conocimiento de aquel personaje. El mundo real se va deformando al ser filtrado por una conciencia; de ahí la ambigüedad de los personajes jamesianos: un mismo personaje presencia o vive una situación determinada y al mismo tiempo hace el relato de sus percepciones.