Abril-Junio 2006, Nueva época Núm.98
Xalapa • Veracruz • México
Publicación Trimestral


 

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Benito Pérez Galdós
 

  Benito Pérez Galdós.
  (Transgrafía: Carlos Torralba)

  El género de novela histórica que Galdós escribe adquiere a menudo tonalidades antiheroicas. Los personajes no son nunca los protagonistas notables de la historia, sino más bien individuos comunes y corrientes que por alguna razón quedan situados en un momento dado cerca de los notables, y son testigos de sus percances. Los acontecimientos históricos importantes ocupan mucho menos espacio en estas narraciones que los conflictos humanos. La interrelación establecida entre personajes reales y ficticios exige de Galdós una especial estructura novelística, a la que debió llegar por puro instinto. La arquitectura de algunos Episodios es superior a la de las novelas de tesis escritas en el mismo periodo: Doña Perfecta, Gloria, La familia de León Roch, donde el relato tiene siempre algo de prefabricado y tieso y la acción se reduce a una sucesión de escenas casi siempre predecibles.

En la mayor parte de los Episodios Nacionales el acontecimiento histórico se conoce sólo a través del reflejo proyectado sobre el enjambre social. A menudo ese reflejo ilumina a personajes casuales, carentes casi de rostro, los cuales con unas cuantas frases enjuician y le dan la precisión o imprecisión que el autor requiere al hecho histórico; esa participación les proporciona un rostro momentáneo antes de volver a la penumbra. A través de esa maravillosa institución que ha sido en España la tertulia, tan viva o más que la calle, la historia se refleja cada noche en un prisma de mil caras.

Cada quien expresa y sostiene una opinión, desata sus pasiones, manifiesta su verdad de un modo violentamente parcial según le vaya en la feria,hasta que de pronto de aquel hecho histórico no quedan sino palabras poco inteligibles de tanto rumiadas, verdades a medias o a cuartos, sombras distorsionadas de las grandes figuras, muecas en claroscuro, supuración de tumores de una sociedad cuyos voceros han sido, sólo en apariencia, seleccionados al azar.