Martha Patricia Ponce Jiménez
Claudia Peralta Vázquez
Martha Patricia Ponce Jiménez, especialista en familia y relación de género del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS) Unidad Golfo, dictó la ponencia «Derechos humanos y diversidad amorosa y sexual» a estudiantes de la Facultad de Derecho, durante la cual afirmó que la sexualidad es un derecho humano y universal.
Explicó que la Organización Mundial de la Salud (OMS) reconoce que la orientación sexual de los seres humanos (sea homosexualidad, heterosexualidad o bisexualidad) es normal y natural, por lo que discriminar a una persona por su orientación está fuera de lugar.
Ponce Jiménez, quien pertenece al Sistema Nacional de Investigadores y es Coordinadora de Grupos de Estudios sobre Género en el CIESAS Golfo, aseguró que no hay un sólo estudio científico que establezca que una persona nace con una orientación sexual, que viene de un gen o un cromosoma.
«La sexualidad se construye, no se nace con una orientación o erotismo ya construido, es algo que ocurre a lo largo del tiempo, de la vida, de manera personal, individual y colectiva», dijo. Por lo tanto, puede ocurrir que los padres sean heterosexuales y los hijos homosexuales, o viceversa.
La especialista comentó que la población discrimina, señala y estigmatiza a este sector, «porque estamos educados bajo un sistema que nos ha hecho creer que existen únicamente dos sexos».
En este tenor, dio a conocer que está científicamente comprobado que hay más de 13 sexos, debido a que existe una categoría denominada intersexualidad.
Dicho concepto se define como una condición natural en la que una persona tiene una discrepancia entre su sexo cromosómico (XX/XY), sus genitales (vagina y pene) y sus gónadas (ovarios o testículos), presentando características propias de ambos sexos.
En medio de la polémica generada y de las opiniones vertidas por los estudiantes, aseveró que la sociedad ha determinado si alguien es hombre o mujer a partir de los genitales, y dependiendo de esto nos tenemos que reproducir.
También manifestó que un matrimonio válido no es aquél entre un hombre y una mujer, ni está hecho para la reproducción únicamente. «Existen muchas maneras de amar, de sexuar y relacionarse, por lo que no nos queda más que respetar».
La sexualidad es un derecho humano y universal, subrayó, la violación de los derechos y garantías de este sector
poblacional es un asunto penado por la ley, «pueden ser sancionados por discriminarlos».
Nos guste o no esas personas son exactamente igual a nosotros y tienen los mismos derechos marcados por la Constitución, concluyó.