Año 15 No. 624 Enero 11 de 2016 • Publicación Semanal

Xalapa • Veracruz • México

Los notarios de supermercado 

Contenido [part not set] de 44 del número 624

Universo-624-Rujiro-Temis-010José Antonio Márquez González

I. Es media tarde de un ajetreado sábado en el Walmart Supercentre de Markham, un suburbio al noreste de la ciudad de Toronto, en la Gran Área Metropolitana.

En la moderna tienda recién inaugurada, exactamente en la entrada principal donde se encuentran las cajas registradoras y compitiendo con una peluquería, una farmacia, un local de comida para llevar, una improvisada florería y hasta con un McDonald’s y un spa de uñas, llaman mi atención varios anuncios en modernas pantallas digitales a todo color que dicen, entre otras cosas:

«$99.99 personal wills / 50% Off! / Limited time offer! /»

«AXESS LAW OFFICE /
Simple wills, $99 / Powers of attorney, $59. / Two for only $79! / Letter of invitation $49. plus $10. Each additional invitee / Notarized documents, $25./ Under 18 Child travel consents $39. / Certified true copies, $55. / Oaths, $25»

«Notary services / Affordable prices, hours that work for you, locations that can’t be beat»

«Open seven days a week! Free consultation! Free will review!»
II. ¿Un despacho de abogados y notarios dentro de un supermercado? A unos pocos pasos delante de mí puedo ver que, en efecto, la gente merodea frente a una pequeña oficina legal en vivos colores azul y naranja. Algunos clientes atisban con curiosidad mientras se recargan en los carritos de la compra; otros sostienen con dificultades las bolsas grises de la tienda y uno más manda a los niños a guardar los carritos de la compra. Una señora joven que espera con dos niños gorditos y rubios me dice, a modo de justificación, que ella no tiene el tiempo necesario para ir a una oficina legal o esperar a una cita para consulta.

«¡Tenemos oficinas en lugares convenientes para usted!», «¡Abrimos siete días a la semana!», «¡Mejoramos cualquier precio de la competencia!», ratifican los lujosos folletos anaranjados que me ofrece un empleado de aspecto maduro y con vestimenta casual que atiende solitario en el pequeño local (a pesar de los tres escritorios desplegados en el interior). Me dice que se llama Assim (no estoy seguro de que se escriba así su nombre, pues no tenía tarjetas de visita) y, en efecto, parece de ascendencia árabe.

De hecho, en el pequeño rectángulo del local (de apenas unos cinco por 10 metros) caben unas cuantas computadoras, los escritorios, las pantallas digitales y, en el rincón, un juego de sala en color negro que hace las veces de sala de espera. Un cuarto pequeño, seguramente el almacén o archivo, aparece al fondo.

Un espacio modesto, sin duda, comparado con las lujosas suites revestidas de mármol y fina madera que el corporativo posee en un moderno edificio de University Avenue 425, en pleno downtown Toronto.

En este punto, rodeado de rascacielos en el corazón del centro financiero de la ciudad más cosmopolita y grande de Canadá, se ubica lo que ellos califican como una boutique law firm y donde, según la red, se atiende a los clientes en ocho idiomas –desde inglés y francés, hasta hebreo y gujarati.

Un cliente con aspecto de trailero, de gorra, mezclilla y botines, pide saber si aquí también le pueden arreglar una multa de tráfico, pero Assim responde que para ese trámite tiene que ir a las oficinas del corporativo. «Please, recuerde que nosotros sólo redactamos simple wills», aclara una hoja de instrucciones para los clientes. Los atractivos folletos, en efecto, consignan una lista, no demasiado larga, que enumera apenas testamentos «simples», cotejos de copias, certificaciones de firmas, codicilos, constancias de invitación para extranjeros, permisos para viajes de menores de edad, cartas juramentadas y poderes para abogados. «Everyday legal contracts». Pero si un cliente pide tramitar una adopción, quitar a un heredero, condicionar un legado, comparecer a una cita en la Corte, o hacer un convenio patrimonial con su cónyuge, entonces tiene que acudir a la oficina matriz, y probablemente confirmar cita para unos pocos días.

No parece que en este despacho se lleven asuntos más complejos. En el interior del local, volteo inútilmente a todos lados repasando las desnudas paredes anaranjadas mientras busco anaqueles con los usuales libros o códigos legales. Assim, mientras tanto, me sigue ofreciendo atractivos folletos que rezan «Axess, Law Offices, Notary Services», siempre rubricados con la leyenda Law made easy! Y todo ello, por encima de una improvisada mesa de rifas de «¡Atínale al dinero en la panza del cochinito!», que aprovecha sin duda la afluencia de consumidores en época prenavideña.

III. Sé que la gente, a veces, suele cohibirse en el interior de elegantes oficinas con pisos de terrazo y lujosos escritorios donde se encuentran abogados de rostro adusto, vistiendo trajes oscuros y un portafolio de piel. Es sin duda una virtud acercar los actos legales a la gente que lo necesita y estar donde la gente está, porque el derecho es parte de la vida diaria. Pero al final, en el marketing de los abogados anglosajones, esto no tiene otra ciencia más que aplicar un principio básico de los negocios: ofrecer un producto en las mejores condiciones de acceso, horario, servicio y precio.

¡Y, si tienes el producto, tienes el mercado!, según reza la vieja ley de las ventas.

La firma se precia de ofrecer un servicio rápido y barato a las amas de casa que acostumbran comprar en ese tipo de tiendas y a los ejecutivos que comen de prisa el lunch de medio día y no les importa mucho el constante ir y venir de los parroquianos y el tiip-tiip de la lectura de los códigos de barra en las cajas de Walmart.

La oficina legal está disponible, en efecto, siete días a la semana. Así, cuando la gente necesita un servicio notarial de urgencia, está en posibilidad de hacerlo –algo que no siempre es posible, es necesario reconocerlo, con los distinguidos abogados de University Avenue–. De hecho, no es difícil imaginar que los fines de semana y los días festivos son los mejores días para «vender». Pero por si fuera poco, Axess Law dispone de un servicio llamado low chat, el cual permite la consulta en línea, en tiempo real, con abogados especializados de la firma.

IV. En realidad, el asunto no es novedoso. Hasta los notaries public anglosajones, si bien no son abogados, poseen el don de la ubicuidad. Copié estos anuncios de una tienda de abarrotes en Orlando, de una papelería en Washington
y de una tintorería en Nueva York:
«NOTARY & FAX SERVICES / Phone cards / laundry detergent / eggs and milk / films and batteries».

«Fax, Print, Scan, Copy / Post Office / UPS, FedEx, DHL,
Cargo / Notary».

«Dry Cleaning / shoe repair / notary / keys».
El dueño del primer negocio, un notary paquistaní que despachaba la grocery junto con su esposa y uno de sus hijos, incluso se dio tiempo para tomarse una foto mientras despachaba una bolsa de arroz, dos
paquetes de salchichas, una baguette y un Mister Clean.

V. «¡Dios bendiga el día que encontré a estos abogados! Ustedes me hicieron sentir como en familia. ¡Gracias!», dice la señora Claudette, vecina de un pueblo cercano a Toronto. El testimonio, sin duda verídico, fue recogido por escrito en la magnífica publicidad de la firma. «Es lo que nuestros clientes tienen que decir», ratifican orgullosos en Axess Law.

* * *

Abandoné la pequeña y anaranjada oficina legal del Supercentre con un sentimiento de desazón. La firma avizora, en pocos años, un crecimiento exponencial de tiendas ubicuas en todo el área metropolitana, la provincia de Ontario y eventualmente el resto de Canadá, todo en consorcio con Walmart, una compañía que, por lo demás, dispone de 382 tiendas y 90 mil empleados tan sólo en el país.

Tal vez Axess Law Professional Corporation represente, en efecto, una avanzada de abogados con ideas novedosas y prácticas, alejadas de los salones sobrios y elegantes de las firmas tradicionales, pero cerca –sin duda muy cerca– de personas como el trailero y el ama de casa que he conocido hoy.

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