«Los animales tienen la capacidad de regresar a esos ambientes si son conservados, siempre y cuando se les brinde protección»: Arturo González Zamora
Mamíferos y aves dispersores de semillas restauran la vegetación en zonas dañadas
Claudia Peralta Vázquez
En el estado de Veracruz se requieren iniciativas y políticas públicas que favorezcan el rescate, protección y conservación de la fauna que habita zonas de bosques y selvas afectadas por la deforestación, toda vez que grupos de aves y mamíferos cumplen la función de dispersores de semillas, coadyuvando así a la restauración de la vegetación.
Así lo afirmó Arturo González Zamora, del Instituto de Investigaciones Biológicas (IIB), quien actualmente encabeza la Línea de Generación y Aplicación del Conocimiento (LGAC) «Interacciones ecológicas», dentro de la cual estudia la dispersión de semillas por vertebrados.
Por mucho tiempo ha realizado diversas investigaciones sobre el tema, enfocándose en primates y monos araña que habitan la Selva Lacandona, en el estado de Chiapas, y la Sierra de Santa Marta, al sur de la entidad veracruzana. Con ello ha corroborado que tanto mamíferos como aves cumplen una función importante en el ciclo reproductivo de las plantas como dispersores de semillas.
Explicó que al evaluar un patrón de dispersión en monos, pudo darse cuenta que al llegar la tarde, éstos buscan árboles grandes para dormir y se concentran entre 10 y 15 individuos. Por la noche, esta especie defeca debajo de los árboles todo lo que comieron durante el día: frutos carnosos, ricos en pulpa y nutrientes.
El paso de las semillas por el tracto digestivo de los animales hace que los jugos gástricos reduzcan la capa y testa de los frutos, favoreciendo la germinación, que es el proceso mediante el cual una semilla se desarrolla hasta convertirse en planta.
«Los monos araña juegan un papel importante en la dispersión de muchas plantas leñosas en las selvas, incluso esparcen miles y millones de semillas a lo largo del año.»
En una zona muy perturbada y fragmentada de la Sierra de Santa Marta estudió este caso, donde se ha perdido una gran proporción de selva, es un paisaje accidentado de cañadas. Ahí, los lugareños derribaron la vegetación para abrir campos de cultivo y ganado; en alguna parte aún crecen árboles que son hábitat de los monos que quedan.
El especialista, quien también colabora en el grupo de investigación del IIB «Biología de la conservación», indicó que hay otros dispersores de semillas como: aves, murciélagos y mamíferos que pueden vivir en el dosel de la selva, es decir, en la capa de ramas y hojas formada por las copas de árboles.
Regularmente consumen semillas muy pequeñas, menores a 1.5 centímetros. «Se van, vuelan y defecan en distintas partes».
Existe además una diversidad de árboles que producen semillas grandes (spondias purpurea y pouteria) que son consumidas por aves grandes como tucanes, chachalacas y mamíferos como los primates.
González Zamora advirtió que si estos animales desaparecen de los sitios donde se registra pérdida de vegetación, no se realizará la función ecosistémica de consumir frutas y llevarlas a distintos lados. «Se estaría interrumpiendo una parte del ciclo de reproducción de los árboles porque no estarían esos animales que son como reforestadores naturales, bombardean la selva de semillas en distintos lados».
El biólogo recordó que en el estado de Veracruz se han perdido grandes extensiones de selvas, sólo se conservan núcleos en la Reserva de la Biosfera de Los Tuxtlas, el resto de esa vegetación ya fue transformada al abrir tierras para el cultivo y ganadería.
En este sentido, subrayó la necesidad de fomentar acciones encaminadas a la restauración y reforestación inducida, así como proyectos de protección a la fauna para no interrumpir el proceso natural de contribuir a la regeneración de la vegetación de muchas especies de plantas.
Añadió que la LGAC «Interacciones ecológicas» persigue el objetivo de identificar áreas degradadas donde comunidades de mamíferos hayan desaparecido. «Los animales tienen la capacidad de regresar a esos ambientes si son conservados, siempre y cuando se les brinde protección, se evite la cacería y el tráfico ilegal de la fauna».
Para ello es necesario reforzar las acciones que realizan instancias gubernamentales, entre ellas: Comisión Nacional Forestal, Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas, Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales y Fondo Mexicano de Conservación de la Naturaleza.
Asimismo, se requiere la elaboración de proyectos individuales y multidisciplinarios en los que intervengan antropólogos, sociólogos y especialistas de otras disciplinas.
Insistió en la relevancia del tema, a raíz de que se ha comprobado el papel de la fauna como dispersora de semillas y su contribución en la regeneración de la vegetación, dañada principalmente por las actividades humanas.
Finalmente, el investigador del IIB subrayó la importancia de concretar más estudios a favor del bosque mesófilo de montaña, ubicado en las inmediaciones de la ciudad de Xalapa, con el fin de conocer las especies de animales que existen y su contribución a la regeneración de la vegetación y el ecosistema.