Año 16 No. 685 Agosto 7 de 2017 • Publicación Semanal

Xalapa • Veracruz • México

Estudiantes: historias de tenacidad y superación

Contenido [part not set] de 32 del número 685

Karina de la Paz Reyes Díaz

Estudiar en la Universidad Veracruzana (UV) es un sueño cumplido que implica responsabilidades y desafíos, pues es la mejor institución educativa de la entidad, coincidieron alumnos de esta casa de estudio.

En entrevista para Universo, Lessli Verónica Ortega Torres, estudiante de nuevo ingreso en la Licenciatura en Administración; Demetria Reyes Hernández, del Sistema de Enseñanza Abierta (SEA), y Adrián Enrique Sánchez Mojica, recién egresado de Ingeniería Civil, hablaron sobre la importancia de la educación superior y de las oportunidades de preparación profesional que ofrece la UV.

Lessli Verónica Ortega Torres, alumna de nuevo ingreso

Lessli Verónica Ortega Torres, alumna de nuevo ingreso

 

En la vida no hay imposibles
Lessli Verónica celebrará este mes su cumpleaños 21 de una manera peculiar: iniciará clases en la Licenciatura en Administración del SEA.

Para la joven, formar parte de la UV es un privilegio: “La Veracruzana es la mejor universidad del estado, es muy honroso y valioso ser parte de ella, porque ya me siento UV. Tengo la meta de terminar la carrera, graduarme y poner a la Universidad en lo más alto, porque en la vida no hay imposibles”.

Lessli combina el estudio y el trabajo desde que cumplió la mayoría de edad, pues, dijo, “ahora la situación es más difícil que antes y es muy importante seguir estudiando. Tener una carrera te mejora en todos los aspectos: económico, personal, familiar. Tu círculo social cambia. Además, el mejor regalo para las futuras generaciones es motivarlas a que se formen profesionalmente para enfrentarse al mundo”.

La universitaria inició sus estudios de nivel medio superior en la Escuela de Bachilleres Unidad y Trabajo y cuando se incorporó al campo laboral, como cajera de un supermercado, se cambió a la Escuela de Bachilleres Artículo Tercero.

Lessli dejó de estudiar alrededor de dos años, y concluyó el bachillerato en el sistema de enseñanza abierta: “Al principio no me acoplaba bien al trabajo, se me complicó mucho, por eso tardé en terminar la prepa, pero finalmente lo logré.

Reconoció que el entusiasmo que le provocó tener un empleo y un ingreso económico mermó su interés por estudiar una carrera profesional, pero después entendió que la preparatoria es insuficiente en el campo laboral.

“Cuando empecé a trabajar me di cuenta que si quieres mejorar, en todos los aspectos necesitas ir más allá”, enfatizó.

Por ello decidió postularse para ingresar a la universidad, pidió permiso en el trabajo para tener “horarios preferenciales” y tomó un curso preparatorio, lo cual le resultó favorable.

“Se me complicó un poco, en la mañana asistía al trabajo y en la tarde al curso. Fueron cuatro meses difíciles. Unas semanas antes del examen, ya con el curso concluido, estudié todos los días, sobre todo matemáticas, que era lo que más me costaba”, relató.

Lessli tiene además un gusto especial por los animales, por lo que planea estudiar Medicina Veterinaria y Zootecnia, una vez que haya concluido Administración y tenga una mejor posición profesional y laboral.

A quienes no lograron un lugar en la UV, Lessli les aconseja no desesperar: “Si tienen algún sueño no se detengan, si no se pudo ahora, se podrá para la siguiente”. Mientras tanto, sus expectativas son altas respecto al programa educativo que cursará.

Demetria Reyes Hernández estudia Administración en el SEA

Demetria Reyes Hernández estudia Administración en el SEA

 

Estudiar la licenciatura es un reto
La vida está hecha de desafíos que implican tomar decisiones, por eso hay que aprovechar las oportunidades cuando se presentan, expresó Demetria Reyes, estudiante de Administración en el SEA.

Hace 22 años, la universitaria ingresó a la Licenciatura en Contaduría de la UV, pero desertó ante la dificultad que le representó una materia; años después se incorporó a Pedagogía, pero situaciones familiares no le permitieron continuar; sin embargo, su interés por prepararse profesionalmente y mejorar en el ámbito laboral no cesó.

Cuando terminó la preparatoria fue instructora en la comunidad La Cañada I, municipio de Tepetlán, Veracruz, por parte del Consejo Nacional de Fomento de Educativo (Conafe).

Enseguida, se incorporó al campo laboral; su primer empleo consistió en ser auxiliar contable. Posteriormente, se casó y tuvo dos hijas. Hace 11 años se divorció, casi al mismo tiempo que ingresó a trabajar en el área administrativa del Conafe, donde hasta la fecha se desempeña como auxiliar operativa.

En todo ese tiempo, su interés por continuar sus estudios no cesó: “Cursar una licenciatura es un pendiente que tengo, un reto. Deseo tener una profesión, prepararme y poseer más herramientas para desenvolverme en mi trabajo”, dijo.

En este tercer intento hubo una motivación especial: hace cuatro años tuvo la oportunidad de un ascenso laboral temporal, lo que implicó una mejora económica y el aliento a seguir preparándose profesionalmente.

“Fue muchísimo desgaste en actividad, sin embargo las cosas que aprendí en esos dos años que estuve en el puesto me motivaron. Lamentablemente, por circunstancias administrativas, sólo dos meses percibí el sueldo que me habían ofrecido.”

Todo ello la motivó a postularse para ingresar al SEA de la UV en mayo del año pasado, al mismo tiempo que su hija menor presentó examen para ingresar a la preparatoria.

Demetria se dijo contenta y satisfecha con lo que cada sábado aprende en Administración, sobre todo porque tiene mucha relación con sus responsabilidades laborales.

“Al final de la carrera tengo planeado irme por la administración pública y quiero seguir estudiando una maestría. Ya que entré, le quiero seguir, ¡para atrás ni para tomar vuelo!

”La última vez que estudié fue hace 11 años y regresar a ese ambiente me costó mucho trabajo. El primer día de clases entré al salón y la cara de mis compañeros me dijo su pensar: ‘es la maestra’; yo les aclaré : ‘no soy su maestra chicos, soy su compañera’. Lo mismo me pasó este semestre en inglés, porque lo tomé escolarizado en Humanidades.”

Demetria tiene un motivo para continuar por este camino: “Si no hay la posibilidad de tener una mejora laboral, tengo la idea de crear un negocio propio, de ser autónoma y apoyar a mis hijas, crear una empresa juntas. La mayor está estudiando Diseño Gráfico en Reynosa, donde radica su padre, y la menor quiere estudiar Diseño de Modas”.

Adrián Enrique Sánchez Mojica, egresado de Ingeniería Civil

Adrián Enrique Sánchez Mojica, egresado de Ingeniería Civil

 

Cumplí mi sueño de estudiar en la UV
Adrián Enrique Sánchez nació en Xalapa, pero creció en Papantla y desde pequeño tuvo la ilusión de estudiar en la UV: “Cuando venía a la ciudad capital, la zona universitaria me llamaba mucho la atención. Por eso fue mi única opción cuando presenté examen para ingresar a la licenciatura, no me interesaba estar en otra escuela”.

El joven tuvo que decidir entre sus dos intereses profesionales: Arquitectura o Ingeniería Civil; se inclinó por la segunda, pues vio un abanico de posibilidades como la construcción de carreteras, autopistas, sistemas de agua potable y de drenajes.

Ingresar a la UV no le representó ningún inconveniente, pero vivir solo en una ciudad ajena a la suya sí, “no es nada fácil”, tampoco lo ha sido la inversión económica que se requiere, porque “ser foráneo implica más gastos”, pero lo ha sabido resolver.

“Cuando entré a la Universidad era un estudiante normal, incluso un poco distraído, pero después me enteré de que la UV daba incentivos a manera de reconocer a los estudiantes que sacaban buenas notas, por eso me interesé más en sobresalir. Empecé a estudiar mucho más.

”A partir de que me propuse esa meta me ha ido muy bien, empecé a recibir notas laudatorias –por buenas calificaciones– y después se dio lo de la beca, entre muchas otras cosas más”, relató Adrián Enrique.

Precisó que ha sido favorecido en el transcurso de los últimos cuatro semestres de su carrera con las Becas Escolares UV, pues se esmera en mantener un promedio destacado semestre a semestre.

Aclaró que si bien en un principio mejoró sus calificaciones atraído por los apoyos que otorga la institución a quienes destacan, con el tiempo eso quedó atrás y más bien continuó con esa orientación al palpar los favorables resultados académicos que conseguía.

“Me hizo ser un mejor estudiante, con más conocimientos, pero también me gusta que la UV reconozca a los alumnos que tienen buenas notas”, dijo.

En el ciclo escolar Febrero-Junio Adrián Enrique cursó el octavo y último ciclo, y a la fecha sólo está pendiente la conclusión de su servicio social. “Mis aspiraciones son salir de la Universidad, trabajar lo más posible y en un futuro poner en marcha mi propia empresa constructora o de cualquier otra cosa vinculada a la ingeniería”, compartió orgulloso.

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