Portada de Tlacotalpan y el renacimiento del son jarocho en Sotavento
Existe un relevo generacional; es conmovedor ver a niños interpretándolo a muy temprana edad, ello es un claro signo de su vitalidad”: Bernardo García Díaz
Carlos Hugo Hermida Rosales
Bernardo García Díaz, miembro del Instituto de Investigaciones Histórico-Sociales (IIH-S), afirmó que después del riesgo de desaparecer que tuvo el son jarocho a mediados del siglo XX, éste ha renacido para quedarse gracias a la perseverancia de músicos que trabajaron arduamente para proyectarlo a nivel nacional y mundial.
En la presentación de su libro Tlacotalpan y el renacimiento del son jarocho en Sotavento, que se llevó a cabo el viernes 17 de junio en el Centro Recreativo Xalapeño, el investigador dijo que esta obra ofrece al lector un recuento histórico del desarrollo de la localidad de Tlacotalpan, además de recuperar líneas históricas del son jarocho, dentro de las cuales se hace énfasis en su renacimiento a partir de 1980.
Acompañado de la escritora Raquel Paraíso González; el miembro del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS), Homero Ávila Landa; el promotor cultural, Juan Meléndez de la Cruz, y el grupo musical Mono Blanco, Bernardo García detalló que el libro es un esfuerzo colectivo de mucha gente, entre las que se encuentran fotógrafos, diseñadores y editores.
El historiador aseguró que Tlacotalpan es una ciudad preciosa con una historia fascinante, la cual supo aprovechar la decadencia económica a su favor, ya que gracias a ésta es que conserva su arquitectura, por la que en 1998 fue declarada por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura como Patrimonio Cultural de la Humanidad.
García Díaz declaró que gracias a grupos musicales pioneros en son jarocho, como Mono Blanco, quienes abrieron camino a otros similares, es que se pudo recuperar la herencia de esta hermosa expresión musical.
“Entre los intérpretes de son jarocho actualmente existe un relevo generacional; es conmovedor ver a niños interpretándolo a muy temprana edad, ello es un claro signo de su vitalidad”, enfatizó.
Opinó que es de admirarse que en medio de los tiempos terribles de crisis e inseguridad que nos tocó vivir, exista una expresión artística tan luminosa, alegre, festiva, pícara y poética, ya que ello nos enriquece la vida y muestra la fortaleza de los veracruzanos.
“Por medio del son jarocho podemos reconocernos en la belleza de nuestro estado, proyectarnos para ir hacia adelante y ver un futuro esperanzador”, concluyó Bernardo García.