Año 16 No. 668 Febrero 20 de 2017 • Publicación Semanal

Xalapa • Veracruz • México

Ofrenda musical, un prodigio de inventiva

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Dedicada al rey Federico el Grande de Prusia, se define como una de las grandes creaciones de Bach

Jorge Vázquez Pacheco

En el reinicio de la actividad “Música y Literatura”, la sesión del 15 de febrero estuvo dedicada a la Ofrenda musical de Johann Sebastian Bach; al respecto, Guillermo Cuevas indicó que la corte de Potsdam, bajo el mandato de Federico el Grande a partir de 1740, se convirtió en uno de los centros culturales de mayor importancia en la Europa del siglo XVIII.
Mandatario tan hábil en asuntos de inteligencia militar como aficionado al arte, entre los asiduos huéspedes de Federico el Grande se contaron talentos como Voltaire y La Mettrie, mientras que el célebre matemático suizo Leonhard Euler pasó allí 25 años.
Aficionado a la música –fue flautista y compositor–, se distinguió como un protector de las artes y fue uno de los primeros en descubrir las enormes posibilidades del llamado “piano-forte” o “fortepiano”. Admirador de los tecladistas, y en especial de los organistas, supo de la formidable habilidad de Johann Sebastian Bach como improvisador, ya que uno de los hijos de este músico, Carl Philipp Emanuel, se desempeñaba en su corte de Sanssouci.
En su texto “Introducción: ofrenda músico-lógica”, el literato y científico Douglas R. Hofstadter narra anecdóticamente el encuentro entre “el viejo” Bach y el rey, en 1747, tres años antes de la muerte del músico. El noble suspendió su concierto de esa noche e invitó a Bach a probar los muchos fortepianos que tenía en su residencia, así como a tocar alguna improvisación.
También entregó una secuencia musical, hoy conocida como “Thema Regium”, que Bach se llevó a Leipzig y escribió sobre la misma una serie de variaciones a tres y seis voces; añadió varios pasajes artificiosos en estricta forma de canon, y todo el conjunto fue bautizado como Musikalisches Opfer (Ofrenda musical). Fue hecha llegar al rey acompañada de una misiva redactada en tono por demás sumiso y zalamero, de acuerdo a la costumbre en boga.
Veinticuatro años después de la muerte de Bach y al comentar en torno de las fugas presentes en la Ofrenda musical –a cuatro, cinco y seis voces–, el rey reiteraba su admiración hacia el genio del compositor.
Cuevas añadió una opinión por demás significativa, que apunta al prodigio de improvisar sobre una fuga a seis voces, lo que “equivale a jugar con los ojos vendados 60 partidas de ajedrez simultáneamente… y ganarlas todas”.
De esta forma, aquel encuentro dio por resultado una de las piezas musicales más sorprendentes en el catálogo del maestro nacido en Eisenach. La conferencia se complementó con la proyección de un video en alta definición que registra la obra comentada.

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