Año 3 • No. 98 • abril 7 de 2003
Xalapa • Veracruz • México
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  Lombricultura: alternativa para la transformación y aprovechamiento de la materia orgánica
Contribuye la UV a la conservación del suelo
Texto: Edgar Onofre Fernández Serratos / fotografías: Javier Chaín Revuelta

La materia prima para la lombricomposta es un producto natural que no contamina y que se recicla.
La lombricultura es la serie de operaciones relacionadas con la cría, producción y transformación de lombrices, que se convierten en subproductos orgánicos actuando como material fertilizante, lo cual representa una contribución alternativa que la misma naturaleza nos proporciona para aprovechar y reciclar productivamente los residuos orgánicos en aras de una sabia conservación del suelo, el ambiente y, por tanto, el hábitat del hombre.
Más allá de los problemas que representa el tratamiento de residuos inorgánicos, muchas veces indestructibles, la lombricultura se presenta como una oportunidad para aprovechar los residuos orgánicos generados en nuestras comunidades –que significan contaminación mientras generan, al descomponerse, gases y ácidos–, mientras la transforma en materia productiva, en fertilizantes y recuperador de suelos.

La UV afianza la lombricultura en Córdoba

En este sentido, universitarios de la Facultad de Biología en la región Córdoba-Orizaba trabajan líneas de investigación orientadas a fortalecer esta alternativa para el tratamiento de los residuos orgánicos.

Angélica Aguilar, investigadora y profesora en Peñuela, lidera a un grupo que trabaja en esta materia con “la finalidad de vincularse con otras líneas de investigación, para establecer una agricultura sostenida en la región, así como una alternativa de solución a los problemas de contaminación por materia orgánica”.


Angélica Aguilar, investigadora y profesora en Peñuela.
La investigadora de esta región universitaria explicó que el abono orgánico generado a partir del trabajo de transformación de los gusanos composteadores, puede ser utilizado en grandes dosis, siempre con resultados positivos en el crecimiento, producción y desarrollo de árboles, rosales, césped, plantas de interior, orquídeas y hortalizas, sin restricciones visibles, además de los beneficios que incluye por contener un balance completo de macronutrientes (nitrógeno, fósforo, potasio), micronutrientes (calcio, magnesio, manganeso), ácido húmico, fúlvicos, hormonas, vitaminas, enzimas y antibióticos, además de otros microorganismos útiles del suelo.
El uso de la lombricomposta para la procuración de abono orgánico ha sido probado en todos los países, según explicó Angélica Aguilar, identificando a las especies Eisenia andrei, Eisenia foetida, Perionyx excavatus y Eudrilus como las más eficientes y productivas para el aprovechamiento de residuos
orgánicos: “En distintas condiciones de clima y altitud son muy prolíferas, comen con mucha voracidad todo tipo de desecho agropecuario”.

Sin embargo, la investigadora reconoció que el empleo de la lombricomposta en el sector agrícola puede ser limitado, debido a que los subproductos agroindustriales como la pulpa de café y cachaza de caña no se producen todo el año.

La investigadora explica el proceso de lombricomposta.
Estas especies de lombrices composteadoras pueden transformar estiércoles (ovino, caprino, equino, porcino, conejo, de pollo, gallina y vaca), o materiales de origen vegetal como cachaza de caña, pulpa de café, basura orgánica doméstica (flores, fruta, verdura), lirio acuático y algas marinas, si bien la viruta o aserrín de madera roja como el cedro –además de huesos o alimentos procesados–, aunque orgánicos, son materiales que los gusanos no pueden procesar pues,
explicó la investigadora, contienen ácido tánico que es mortal para las lombrices.

En este panorama se insertan los trabajos hechos por grupos conformados y asesorados por Angélica Aguilar –estudiantes de servicio social, tesistas, anteproyectos a través de los talleres y alumnos del segundo semestre de la carrera de Biología que estudian anélidos y su aplicación en un proceso ecológico– y que desde 1994 trabajan con la Eisenia foetida y Eisenia andrei –de gran adaptación a la materia orgánica existente en la zona de Córdoba (agroindustrial y urbana)–, y que sobre todo tienen que ver con trabajos recepcionales, en los proyectos de los talleres a partir de quinto semestre, en las hortalizas y cultivos que los estudiantes de agronomía lo solicitan para uso de fertilización orgánica.