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Asegura
el musicólogo español Antonio Ezquerro
Notable, que en la UV haya
una carrera en musicología
Jorge Vázquez Pacheco
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El
derrotero de la música en España y en México
guarda muchísimas coincidencias, por motivos que es sencillo
definir. Sin embargo, los archivos musicales que se conservan en
México, Morelia, Oaxaca, Puebla y otras ciudades del país
requieren un mejor estudio, clasificación y difusión,
de acuerdo a la opinión del musicólogo español
Antonio Ezquerro Esteban.
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Y
no porque se trate de música colonial, sino porque se trata
de obra hecha en México durante los siglos XVI al XIX. Es
la producción de compositores que aquí nacieron y
trabajaron, así como de otros que, sin ser mexicanos de nacimiento,
aportaron su talento en la forja de un arte sonoro que apenas estamos
descubriendo.
Al concluir el curso Circulación de la música y los
músicos en el ámbito hispánico: 1600-1900,
que ofreció la semana pasada en la Facultad de Música,
Ezquerro Esteban, jefe del departamento de Musicología de
la Institución Milá i Fontanals, en el Consejo Superior
de Investigaciones Científicas de Barcelona, consideró
las circunstancias que guarda la musicología en México
y, particularmente, en Xalapa. |
“México
es un país que, por historia y tradición, cuenta
con un patrimonio que merece muchos estudios musicológicos” |
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De
entrada, le llamó la atención que la UV sea la única
institución del país que cuente con la carrera de
Musicología. “Esto lo contemplo con mucho optimismo;
México es un país que, por historia y tradición,
cuenta con un patrimonio que merece muchos estudios musicológicos.
La obra de López Capillas, Manuel de Zumaya, de Hernando
Franco y de tantos otros es música mexicana, no importa que
sus patrones sean propiamente españoles. Por tanto, es digna
de descubrirse, investigarse, cotejarse con otras músicas.
Tal acervo resulta tan importante como el patrimonio arquitectónico
o el correspondiente a las artes plásticas”.
El ejemplo más dramático en torno a la escasez de
trabajos en musicología posiblemente sea el caso de la Sinfonía
de Antonio Sarrier, descubierta en Morelia por Miguel Bernal Jiménez.
Nada se sabía de su autor hasta hace poco tiempo. |
“Un
buen trabajo de investigación musicológica –aclaró
Antonio Ezquerro– puede descubrir muchos ejemplos parecidos
o divergentes, pero es seguro que aportará muchos más.
En los archivos de la Catedral de México y en la Iglesia
de Guadalupe hay una cantidad sorprendente de material, de verdad
maravilloso, que se encuentra a la espera de ser catalogado, interpretado
en conciertos, registrarlo en grabaciones”.
Los casos del maestro Jesús Estrada y del musicólogo
norteamericano Robert Stevenson son representativos de la cantidad
de material que un investigador puede descubrir aquí. Stevenson
llegó a convertirse en una verdadera autoridad en materia
de música barroca mexicana, se le cuestionó.
“Sí, pero en este caso no se trata de tutelas, que
no tienen por qué ser malas, sin importar que sean españolas
o norteamericanas, como en el caso de Stevenson, que procedía
de la Universidad del Sur de California. Lo que hace falta es que
surjan iniciativas locales, que sean los músicos de aquí
quienes estudien la música generada en México.
”Como se trata de material que nos une a España y a
México, resulta evidente que habrán de surgir nuevos
puntos de contacto histórico. Volvemos, entonces, al paralelismo
que es la trayectoria de la música de nuestros respectivos
países.”
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