Año 2 • No. 86 • diciembre 9 de 2002
Xalapa • Veracruz • México
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  Enrique Florescano y José Emilio Pacheco, Doctor Honoris Causa por la UV
Édgar Fernández Serratos
Con una formación universitaria encaminada exclusivamente hacia el empleo, como lo han sugerido los detractores de la universidad pública de manera errónea y grotesca, no sería posible formar intelectuales de la talla de nuestros galardonados, aseguró el rector Víctor Arredondo, durante la sesión del Consejo Universitario General, en que se otorgó el doctorado Honoris Causa al historiador Enrique Florescano Mayet y al escritor José Emilio Pacheco.

José Emilio Pacheco.
Se olvida que el subsidio no es una caridad del poder, sino el dinero del pueblo mismo que con sus impuestos paga la producción de su propia cultura y la educación de sus hijos: José
Emilio Pacheco.


Enrique Florescano Mayet.

“En nuestra casa de estudios, la dimensión intelectual, profesional, social y ética son elementos indispensables para hacer del individuo un ente pleno, principios éstos que la reafirman como una institución noble que promueve la cultura y la socialización del conocimiento”.

En presencia del gobernador Miguel Alemán Velasco, Enrique Florescano, José Emilio Pacheco, el escritor y periodista Héctor Aguilar Camín –quien fungió como presentador y comentarista de la vida y obra de los galardonados–, Arredondo enfatizó que la universidad pública busca promover el cultivo del intelecto, la búsqueda del argumento racional y la contribución al conocimiento como parte medular de la conformación de lo que es universitario, antagónico por naturaleza al enfoque de fábricas de empleados y de lo que nuestros galardonados son evidencia.

En la USBI Xalapa, Enrique Florescano Mayet, primero en recibir de manos del gobernador el máximo reconocimiento universitario, rememoró su paso por la UV, donde cursó Derecho e Historia, dijo que la UV era ya una universidad con vocación emprendedora, que había comenzado un proceso de descentralización que ha continuado hasta nuestros días y donde el cultivo de la filosofía, las letras y la historia, al unirse con las artes, le dieron un sentido humanístico que sigue siendo uno de sus rasgos definitorios y que es modelo para otras universidades.


José Emilio Pacheco agradeció
el reconocimiento de la UV, y recordó
que fue en Veracruz donde
desarrolló su educación sentimental.
“Esta Universidad me impuso una manera de vivir en sociedad y me dotó de instrumentos y valores para discernir mis tareas bajo la amplia perspectiva de nación”, aseguró mientras negaba que hubiera fabricado un retrato idealizado de esta casa de estudios: “el modelo que encarnó la Universidad Veracruzana era un arquetipo antiguo, que hoy se sigue reproduciendo y es considerado el modelo idiosincrásico del proyecto académico original”.

Florescano Mayet, de quien Aguilar Camín dijo que como organizador de la cultura nunca confundió independencia con antigobiernismo ni calidad con aislamiento y torres de marfil, y que siempre mantuvo la fe en la educación pública superior como el lugar donde ha de pensarse el futuro de México, aseguró que depositar en la educación la responsabilidad de perfeccionar las destrezas personales e inculcar los valores que cohesionan y elevan las agrupaciones humanas, sigue siendo un proyecto prioritario de la institución universitaria: “nuestra responsabilidad es conservar esos valores y nuestro mayor desafío es volcarlos y reproducirlos en el conjunto de la sociedad”.

Por su parte, José Emilio Pacheco, agradeció doblemente el reconocimiento por provenir del Estado de Veracruz, donde desarrolló su educación sentimental en la infancia y adolescencia; de Xalapa, lugar de convergencia con contemporáneos de quienes se considera deudor como Sergio Pitol, Juan Vicente Melo y Hugo Argüelles; y de la Universidad Veracruzana, casa editorial donde debió haber publicado su primer libro dentro de la serie Ficciones y en cuya revista La Palabra y El Hombre editó muchos de sus primeros textos.

"Esta universidad me dotó de
instrumentos y valores", dijo al recibir
el doctorado Honoris Causa,
Enrique Florescano Mayet.
La uv ha cultivado un sentido humanístico que sigue siendo uno de sus rasgos definitorios y que es modelo para otras universidades: Florescano Mayet
Sin embargo, el escritor y poeta que ha trascendido generaciones de escritores, inconmovible, según la opinión de Aguilar Camín, en la cambiante marea de la literatura de habla española, no dudó en girar el tono de su discurso hacia uno menos festivo: la falta de oportunidades para los egresados de la universidad pública y el derrumbe del edificio donde la cultura logró democratizarse y difundirse con el trabajo de años de generaciones de periodistas y escritores, desde Fernando Benítez hasta la de Aguilar Camín dirigida en Siempre por Carlos Monsiváis.

“Los subsidios a la universidad pública disminuyen o no aumentan, que es otra manera de menguarlos. Se olvida que el subsidio no es una caridad del poder sino el dinero del pueblo mismo que con sus impuestos paga la producción de su propia cultura y la educación de sus hijos”, aclaró quien Aguilar Camín no dudó en llamar el más ávido lector y el menos libresco de nuestros escritores, un autodidacta en una época de explosión de las universidades y los grados académicos que demuestra que la mejor universidad y el mejor doctorado son los libros.

En 20 años, advirtió, hemos visto la devastación casi total de México y América Latina: “no es posible dejar que nuestro presente siga ligado a la miseria y la violencia, tenemos que hallar un modo aún desconocido de convertir la guerra contra los pobres en guerra contra la pobreza y de inventar otro pacto social y otras formas de convivencia”.