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De Divulgación
y otras ilusiones alcanzables
Mariana Báez Ponce
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Desde
nuestra aparición en este planeta hemos tenido la necesidad
de comunicarnos entre nosotros. Hoy, en el año dos mil dos,
debemos aprender a entendernos.
Cuántas veces nos entusiasmamos al contarle una anécdota
escolar a nuestra madre, mientras ella calienta tortillas y llama
a gritos a nuestro padre para que venga a comer, e incluso habla
por teléfono. Bueno, pues a mí me pasa seguido, y
han sido varias las ocasiones en las que un maestro me mira fijamente,
asintiendo con su cabeza, mostrándose pasmado por las palabras
que le dirijo, pero se que en el fondo me está dando el “avionazo”.
Todas estas situaciones están llenas de interferencias en
el proceso comunicativo, sí, interferencias como las del
celular con mala recepción. Algo parecido pasa en nuestro
país cuando hablamos de la divulgación científica;
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desgraciadamente
no existe un acercamiento por parte de todos a la ciencia; es
cierto que somos pocos los que podemos estudiar hasta la secundaria,
razón que hace que exigir interés hacia el conocimiento
sea pedir algo casi imposible. ¿Y por qué casi?
Porque como cualquier joven peco de idealista.
La enseñanza de las ciencias en los niveles básicos
de educación evidentemente no funciona bien, debido a que
a los “Césares” no les interesa y a que nuestras
vacas sagradas (científicos) andan un poco alocadas y desorientadas.
Claro que se produce ciencia en México, no tanta como los
datos estadísticos quisieran, pero existe; el problema
es, como ya se ha dicho, la mala comunicación. La vinculación
entre la sociedad y las comunidades científicas es casi
nula. Por esta razón es necesario mejorar la calidad de
la educación y de la divulgación, ambas deben trabajar
de la mano, inseparables, luchando por formar ciudadanos libres
y críticos de su entorno. Así tal vez en un futuro,
esperemos no muy lejano, tengamos una mejor calidad de vida.
Al remitirnos al diccionario, vemos que la palabra divulgar viene
del latín divulgare, de donde se desprende vulgaris (vulgo)
que significa pueblo; a su vez de ésta se deriva vulgar,
término que tiene connotaciones peyorativas para muchos
de nosotros, tal vez por eso la actitud de los investigadores:
-¿Cómo?, ¿masificar?, ¡por favor!
Pues sí, he aquí nuestro gran reto, encontrar los
métodos adecuados para lograr emborracharnos de ciencia
y quitarle la máscara aburrida, haciéndola parte
indispensable de nuestro día a día. Urgen compañeros
para formar un equipo, se requieren traductores de tecnicismos
y cientistas con un buen sentido del humor.
Esta pecadora idealista cree que pronto, si queremos y trabajamos
juntos, los duros (ciencias exactas) y los blandos (humanidades),
vacas sagradas y cronopios, tendremos antojo de saber y no de
una coca light.
Comentarios:
bichodobrasil@ hotmail.com
COLABORADORAS:
Mariana Báez Ponce, Marisol Martínez y Ana
E. del Ribero
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FRASES |
La cigarra
baila y canta
todo el año, y no le espanta
que el frío invierno la enfríe:
lo ve venir, y se ríe.
Extracto del
Poema
“La cigarra y la hormiga”
de Jorge Cuesta
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ESPECIES |
Manzano
Nombre científico: Malus domestica.
De la familia de las roseacéas es este árbol,
da el fruto que despertó la pasión de Eva y
Adán y aun la despierta en nuestros días. De
los árboles más antiguos de Europa es. Bajito
y de copa ancha, muy coqueto nos invita a
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tomar
su fruto prohibido rojo, verde o amarillo. Dicen los saberes
populares que si te animas a comer una manzana seguro tu circulación
mejorará o será la cura a tu dolor de panza
y si no estas enfermo una mejilla besarás.
Nota: Productos derivados de la manzana: vinagre, y la famosa
sidra que bebemos en Navidad. |
REFLEXIÓN |
Si
pensáramos más en el tiempo que como
seres hemos estado en nuestro planeta, tendríamos un
respeto especial por los otros tipos de vida. Para Carl Sagan,
en su idea del año cósmico, la aparición
del homo sapiens fue tan sólo algunos minutos antes
de la media noche del 31 de diciembre. En contraste, los dinosaurios
aparecieron en noviembre.
Sin duda somos jóvenes.
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FRASES |
Stephen
Jay Gould (1941-2002)
Nació en Nueva York
y por supuesto le iba a los Yankis. Paleontólogo
estadounidense. Científico ideal: divertido, interdisciplinario
y serio, de buen humor y entregado a llevar la ciencia a
todos. Biólogo y profesor en Harvard. Colaborador
incansable en la revista Natural History. Autor junto con
Eldredge de
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la
teoría del equilibrio puntuado (ésta dice que
durante millones de años algunas especies no cambiaron
nada y en cambio para otras, los cambios fueron impresionantes
y rapidísimos). Divulgador ejemplar de los conocimientos
científicos. Uno de los pocos eruditos de la ciencia
capaz de aderezar sus ensayos con diferentes venas de la cultura
a través un lenguaje accesible y divertido. Sostiene
que en el proceso evolutivo influye directamente la contingencia
y el azar.
Libros recomendados: La vida maravillosa, La sonrisa del flamenco,
El pulgar del panda., Un digno ejemplo a seguir. |
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