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Estudian la parte animal del comportamiento
humano
Seguimos siendo animales
Edith
Escalón Portilla |
La
violencia, la homosexualidad, el racismo y ciertas manifestaciones
de la conducta humana tienen sus bases en esa parte animal que pervive
en el hombre, aseguró Jorge Martínez Contreras, investigador
de la Universidad Autónoma Metropolitana (uam), quien añadió
que para comprender y poder manejar estos aspectos es necesario reconocernos
como animales.
Por eso, un grupo de científicos y filósofos convencidos
de que el hombre es un animal evolucionado han basado su estudio en
el análisis de la conducta de ciertos monos, presentes en la
región de Los Tuxtlas, donde la uv ha podido realizar muy diversas
investigaciones desde hace años; de ahí que la vinculación
uam-uv resulta fundamental.
“Estos animales (los monos) constituyen el único ejemplo
vivo de algo que se puede parecer a como fueron nuestros ancestros,
y cabe aclarar que aunque no son nuestros ancestros, son más
semejantes a ellos, incluso más que nosotros mismos; es decir,
que han guardado características más primitivas en el
sentido científico de la palabra”, dijo Martínez
Contreras. |
Respecto
a la conducta del hombre y los casos en que el estudio de los animales
ha sido de gran provecho para comprenderla, el filósofo de
la uam aseguró que esa base animal en nuestra especie existe,
lo queramos o no. “La violencia, por ejemplo, es un fenómeno
que existe en nosotros de manera natural, por lo cual debemos encontrar
la manera de buscarle salidas, sin pretender que siendo racionales
podemos evitarla o desaparecerla de nuestras vidas”.Explicó
que lo mismo sucede con fenómenos como el que ahora se conoce
en la Iglesia respecto
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a
la violación del voto de castidad, ya que las necesidades sexuales
y reproductivas son fundamentales en cualquier ser vivo y no deben
ser reprimidas, “por eso necesitamos tener presente nuestro
pasado biológico, porque no debemos olvidar que somos animales...
a fin de cuentas”.
Desde luego, los investigadores reconocen que, como seres humanos,
gozamos de dos grandes ventajas: el lenguaje y el razonamiento. Estas
características han dotado al hombre de una gran capacidad
de adaptación, que lamentablemente ha tenido un efecto negativo.
“La rata noruega, por ejemplo, ha invadido al mundo igual que
el gorrión turco, e incluso hay insectos más exitosos
que nosotros; la gran diferencia es que los hombres hemos utilizado
la razón a un exceso absurdo; nos hemos reproducido demasiado,
hemos impactado al planeta violentamente, y lo hemos destruido”.
Pese a lo contradictorio que pudieran resultar disquisiciones de tal
índole, a juicio de los filósofos fenómenos como
éste tienen su fundamento en la base animal del hombre. Para
argumentarlo, Jorge Martínez explicó que en nuestra
especie hay un instinto animal de conquista, de dominación,
de posesión, de marcar nuestro territorio a un nivel absurdo.
“Si nosotros comprendemos que dichas inclinaciones forman parte
de nuestra naturaleza y no nos avergonzamos de ellas, podemos comprenderlas
mejor y buscar soluciones más acordes y menos utópicas
a nuestros problemas. Además, hay que recordar que la razón
es un gran instrumento que nos puede servir para proteger o destruir;
su gran valor radica en darnos estas dos opciones, pero depende de
nosotros la elección”, subrayó.
Esta información fue presentada a la comunidad científica
y académica de la uv durante el x Aniversario del Instituto
de Neuroetología, del cual surgieron los lazos de investigación
que mantienen científicos y filósofos de la biología,
ya que el ex director del instituto, Ernesto Rodríguez Luna
(actual director del área Biológico-Agropecuaria), es
el secretario técnico de la Reserva de Los Tuxtlas, donde se
realiza el estudio y preservación de la flora y fauna de la
región. |
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