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Alimentación y ejercicio
José Madrigal Madariaga (Nutriólogo
de la DADUV)
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Las
fibras alimenticias son sustancias que resisten el ataque de la
digestión y debido a ello no se difunden por el organismo
como otros nutrientes. Al final de su tránsito por los
intestinos se evacuan a través de las heces fecales siendo
uno de los componentes más abundantes de desecho. Todas
las fibras provienen de los vegetales.
Los cereales completos, el salvado, las verduras y hortalizas
contienen fibras como (celulosa, hemicelulosa y lignina) y en
las frutas (pectinas).
El
ejercicio y las personas mayores
Actualmente, las personas de edad avanzada que se deciden por
hacer pequeños y moderados entrenamientos de resistencia
como (caminar, trotar, etcétera) constantemente aumentan
la cantidad de oxígeno que llega al tejido cerebral, produciendo
cambios positivos físicos y mentales, prolongando su periodo
activo y aumentando su esperanza de vida. Para empezar, tenemos
que hacer la distinción entre personas de edad avanzada
(ancianos) y viejos (envejecimiento). Los primeros son personas
y el envejecimiento es un fenómeno continuo que comienza
en la concepción y termina en la muerte.
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LOS
BENEFICIOS
Los beneficios fisiológicos derivan de su persistencia
en el intestino
y de su facilidad de retener agua, grasas y diversos nutrientes
para posteriormente desecharlos.
– Favorecen el tránsito intestinal y por su
capacidad de retener líquidos proporcionan más
peso y humedad a las deposiciones.
– Atenúan la gran cantidad de azúcar
de numerosos alimentos. Debido
a esto, los alimentos ricos en fibra ejercen control sobre
el peso corporal.
– Reducen la tasa de colesterol y triglicéridos
sanguíneos.
– Retardan el efecto de gran apetito y causan saciedad,
circunstancia que hace de los alimentos ricos en fibras
(verduras, frutas, leguminosas y cereales integrales) una
valiosa ayuda en los programas de alimentación (dietas). |
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Por
lo anterior, el nacimiento, crecimiento, madurez y senectud son partes
del envejecimiento. En el adulto, la velocidad de este fenómeno
puede retrasarse o acelerarse dependiendo de las prácticas
de salud.
Las personas que llevan un programa de entrenamiento continuo aumentan
la capacidad del cuerpo para llevar y utilizar el oxígeno a
todos los tejidos, por lo tnto, se incrementa la capacidad de movilizar
las grasa retenidas en el tejido adiposo y el tono muscular se hace
evidente.
Los grupos de personas entre 55 y 70 años de edad que quieran
planear un programa de ejercicios deberán incluir ejercicios
aeróbicos (caminar, trotar, nadar, etcétera) y ejercicios
de fuerza y flexibilidad teniendo como máximo tres días
por semana y una duración de entrenamiento no mayor a 20 minutos,
aumentando paulatinamente en las próximas semanas las cargas
de trabajo.
Es importante destacar que el cerebro utiliza una quinta parte de
la ingestión de oxígeno para producir los neurotransmisores
químicos que se necesitan para enviar los impulsos a los receptores
a lo largo del cuerpo.
El ejercicio físico y la buena alimentación son a prueba
del envejecimiento acelerado no sólo del cuerpo sino también
de la mente. |
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