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Opinan
los filósofos Mauricio Beuchot y Samuel Arriarán
Concluye II Coloquio Nacional de Hermenéutica
Iván
Javier Maldonado Rosales |

Hans-Georg
Gadamer. |
Elaborar
un discurso filosófico desde América Latina implica
su desenvolvimiento dentro del estado histórico actual de la
lengua, y en medio de las configuraciones concretas que han adoptado
los distintos usos y hablas, apuntó el filósofo Bolívar
Echeverría.
Sin duda, el humanista asume un compromiso por diagnosticar su situación
histórica. Da otras alternativas en la comprensión de
los hechos, desnuda los argumentos falaces, intuye las causas y efectos
de los procesos históricos, ofrece soluciones. Examina al individuo
dentro de un contexto específico, y nunca rehuye a los grandes
problemas nacionales. |
De
allí la pertinencia de las humanidades en la construcción
de una sociedad más justa, democrática y multicultural,
a pesar de la opinión tan negativa que priva sobre ellas, tachándolas
de “poco productivas” en cuanto a la generación
de capital. Bajo tal argumento falaz intentan desaparecerlas, cuando
el motivo verdadero reside en que han denunciado la filosofía
salvaje del neoliberalismo y la globalización.
Con motivo del Segundo Coloquio Nacional de Hermenéutica “Compresión
cultural de Latinoamérica”, que se realizó la
semana pasada en la Unidad de Humanidades de la uv, los filósofos
Mauricio Beuchot Puente, de la unam, y Samuel Arriarán, de
la Universidad Pedagógica Nacional, opinaron sobre el homenaje
que esta actividad rindió a la figura del pensador alemán
Hans-Georg Gadamer, quien con la publicación de Verdad y método
(1960) se constituyó en uno de los pilares de la hermenéutica,
y en qué medida esta disciplina humanística ayuda a
la comprensión de la realidad latinoamericana.
Para Mauricio Beuchot, la importancia de Gadamer –testigo de
la cultura contemporánea, pues falleció hace unos meses,
a la edad de 102 años– consiste en haberle dado a la
hermenéutica “un estatuto de cientificidad, de disciplina
que sirve para la comprensión
filosófica”.
Respecto a la pertinencia de la hermenéutica, dijo: “Creo
que en este tiempo sobre todo de multiculturalismo, de crisis epistemológica,
es cuando más tiene vigencia la hermenéutica. A veces
da un poco la sensación de que dice o de que quiere decirse
que la hermenéutica ahora está tan presente porque ya
casi nadie entiende
a nadie”. |
La hermenéutica
abre otras vías para la comprensión
y el diálogo: Beuchot y Arriarán |
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La
hermenéutica ha sido muy criticada debido a que su terminología
no es entendida por la mayoría, e incluso hay cierta reticencia
ante ella. Mauricio Beuchot aclaró sobre el tema: “Estamos
intentando plantear una hermenéutica desde América Latina
con una terminología propia, perdiéndole el miedo a
esos términos rimbombantes o difíciles que le ha dado
la cultura europea y trasvasando las categorías y conceptos
más accesibles para nosotros”.
Agregó que la hermenéutica no sólo tiene implicaciones
en la filosofía política y en la ética, sino
también posee presupuestos antropológicos. “Supone
a un sujeto libre, suficientemente comprometido con el diálogo,
con la conversación. Se supone también desde el lado
antropológico una flexibilidad en las creencias, en las argumentaciones,
y de ahí tiene cabida un diálogo simétrico, democrático,
que nos va a tratar de enriquecer”.
Samuel Arriarán, postulador de la hermenéutica analógica
barroca aplicada a la educación, opinó que Gadamer “es
uno de los principales filósofos que han defendido todavía
los valores de una cultura humanista; ignorar a un pensador de su
dimensión es algo imperdonable. Justamente en un momento de
crisis, de descrédito de los paradigmas humanistas, reivindicar
a filósofos humanistas como él es algo que es necesario
enseñarles a las nuevas generaciones, que no todo está
perdido, sino que hay quienes todavía defienden a las humanidades,
a la filosofía y su utilidad en la vida social.”.
Una de las cuestiones que ha dejado Gadamer u otros pensadores hermenéuticos,
apuntó, es la de llevar a la práctica esta disciplina
a campos como la educación. “Los filósofos no
podemos evadir esta responsabilidad, puesto que las autoridades académicas,
universitarias e incluso del mismo gobierno nos demandan que el conocimiento
humanístico como la hermenéutica tenga fines útiles
a la sociedad”.
Aplicar la hermenéutica a la educación en la universidad,
a decir de Arriarán, permite cambiar las relaciones entre maestros
y alumnos. “En vez de una educación autoritaria, vertical,
lo que la hermenéutica enseña es a dialogar, a respetar
los puntos de vista de los estudiantes. El maestro no siempre tiene
la razón, se equivoca, pero no le gusta que se lo digan, y
la hermenéutica sirve para que los estudiantes sepan argumentar
y hacerse respetar con sus propias opiniones, aunque . Eso es lo que
se busca en los centros educativos: hacer una relación más
humana, una educación basada en el diálogo y la tolerancia,
no en el autoritarismo, de que uno nada más tenga la razón
y el otro no”.
Incluso en la administración educativa da buenos resultados,
puesto que el trato que da el funcionario a quienes van a pedir sus
servicios es siempre despótico, burocrático.
Empero, no se puede negar que la intolerancia, el odio, la muerte,
la marginación y la represión son condiciones de la
actual situación latinoamericana. Si la hermenéutica
propicia el entendimiento entre todos los seres humanos, entonces
¿qué debe hacer para resarcir tal panorama?
Samuel Arriarán subrayó “En el momento actual,
en un proceso de globalización y de neoliberalización
lo que se impone es una relación destructiva entre las gentes;
se trata de destruir al otro porque esa es la ley de competencia de
la sociedad capitalista. Sin embargo, la hermenéutica también
busca una nueva forma de sociedad, en la que las relaciones en esquemas
de competencia y de destrucción de los individuos cambien a
la convivencia pacífica.
”Tenemos el caso de Chiapas, donde se busca un Estado pluricultural,
no uno basado en el dominio de una sola cultura o de una sola lengua.
México es más complejo culturalmente; hay muchos Méxicos
y hay muchas culturas. Lo que enseñan procesos culturales como
Chiapas es que se puede cambiar el Estado, se puede hacer un nuevo
Estado basado en el diálogo y el respeto a las culturas, no
en la destrucción, no en la eliminación de una cultura”.
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