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Año 13 • 571• Septiembre 1 de 2014 Xalapa • Veracruz • México Publicación Semanal

Javier y Sebastián adquirieron herramientas conceptuales y teóricas en la Facultad

Muy pocos tienen esta oportunidad

Hay que aprovechar la educación universitaria: egresados

Karina de la Paz Reyes

Cada vez que Javier Arjona y Sebastián Fund giran la manivela de su tórculo (prensa que se usa para estampar grabados en cobre y en acero), también reafirman que lograr los sueños es posible. Cuando eran estudiantes de la Facultad de Artes Plásticas fundaron el Taller de Artes Gráficas Médula Negra, con un sólo recurso: su creatividad artística. Casi cuatro años después, comparten: "¡Qué placentero es vivir de lo que más te gusta hacer!".

Javier y Sebastián oincidieron en que la educación universitaria es una oportunidad que pocos tienen, por ello es necesario aprovecharla y no esperar a salir de ella para buscar desempeñar la vocación disciplinar.

Si bien no es fácil vivir del arte, ni para el arte, a través de Médula Negra su sueño continúa, señalaron. Además, ante los problemas que padece México como la pobreza, la migración y el narcotráfico, el arte es su forma de luchar y vivir al mismo tiempo, pues con él se expresan (y a veces hasta gritan) a través de las imágenes.

A pesar de que estudiaban en la misma entidad académica, la Licenciatura en Artes Visuales opción Grabado, no se conocían, "sólo de vista". Coincidieron en un taller de litografía a color, y en esos días, junto con otros compañeros, idearon crear un taller de grabado propio para dejar de depender del de la Facultad.

Cuando llegó la oportunidad de comprar un tórculo sólo ellos dos continuaban con esa intención. Significaba tener un lugar sin límite de tiempo ni de espacio para consagrarse a la creación.

Aunque obtuvieron el tórculo –el alma tangible de Médula Negra–, permaneció varado una temporada, mientras reunían más recursos para habilitar el taller. En ese tiempo se dieron a la tarea de cultivar la relación entre ellos,
pues lo único que sabían uno del otro era su gran pasión por las artes gráficas.

"Desde que pusimos el taller creí que debíamos tener un nombre y un logotipo, pensando en que se trataba de la identidad del proyecto. Llegamos a la conclusión de 'Médula Negra'. Tiene que ver con la médula, una estructura principal en los seres vivos y el concepto de negra, pues cuando el grabado empezó como una herramienta para hacer ilustraciones de libros en el siglo V en China, era básicamente tinta negra. Entonces habla de que la médula, lo importante en este taller, es el grabado", explicó Arjona.


Pieza integrante de Periodo especial
El logotipo es una fusión de los aspectos más significativos de su trabajo en ese entonces: Javier con los cráneos y Sebastián con los gorros.

El 12 de enero de 2011 consolidaron formalmente el taller, lo cual, de acuerdo con su portal (www.medulanegra.com), les ha permitido tener un control y dominio de las distintas técnicas de la estampa, que van desde la xilografía a la placa perdida, el grabado en metal y la colografía, a partir de sus planteamientos más tradicionales, hasta la experimentación en diversos soportes, técnicas y formatos.

"Yo ya no me imagino sin el taller, es la verdad. Para mí es un refugio, es el motor, lo que le da sentido a las cosas. Yo podría ser un ermitaño, estar aquí y salir sólo a comprar lo necesario. Para mí la producción es muy importante, es una necesidad, no me veo haciendo otra cosa, es lo que me mueve, no lo puedo descuidar", compartió Javier Arjona.

"Médula Negra es como un arma de dos filos, pues al principio creíamos que nosotros lo controlábamos, pero al final él nos controla. Vives a su disposición; en mi caso, de pronto necesito salir algunos días porque estar aquí te implica estar haciendo algo todo el tiempo", opinó Sebastián Fund.

Con Médula Negra dejaron "el cobijo" que les daba el Taller de Grabado de la Facultad de Artes, pues ahora no hay vacaciones o son de otro tipo, ni días feriados, ni horarios.

"Es un arma de dos filos porque tienes toda la libertad, pero debes generarla, tienes que ver por tener todos los materiales para poder trabajar, para pagar la renta, la luz, todo. Eso te obliga a moverte, a tratar de comercializar tu trabajo, a presentar proyectos para becas, porque las cosas no salen de la nada, todo tiene un esfuerzo atrás, aunque a veces la gente sólo ve los resultados, pero no los procesos, y esto es lo importante, el resultado es su consecuencia", compartió Fund.

Aunque pareciera que estos jóvenes crearon una "burbuja" que los aleja de la realidad social, es todo lo contrario: "Para mí se trata de nunca dejar de ver lo que está pasando socialmente y eso llevarlo a mi producción, el arte
es un lenguaje sumamente poderoso y permite hablar y evidenciar problemáticas sociales; como artista tienes que estar despierto a lo que te rodea y entender que estás en una situación privilegiada, porque haces lo que te apasiona en la vida, pero no por eso estás fuera de un contexto social", aclaró Sebastián.

El refugio y el éxito
Médula Negra está ubicado en la calle Centroamérica, esquina con Nicaragua, en la Colonia Francisco I. Madero número 63, de Xalapa, Veracruz. Ahí abundan lápices, brochas, pinceles, tintas, pliegos de papel de algodón y muchas más herramientas que requieren los grabadores; también hay obras por doquier, en las paredes, en las esquinas, hasta en la cocina.

A partir de que fundaron el taller, Javier y Sebastián tuvieron un hogar, un refugio, incluso una fuente de inspiración. El resultado ha sido la creación de innumerables obras individuales y colectivas.

En el taller hay materiales y obras por doquier, hasta en la cocina

En ese año Fund fue seleccionado en la Primera Trienal de Gráfica Internacional en Serbia con tres obras y en la Bienal de Artes Gráficas "José Guadalupe Posada" en Aguascalientes, en 2013, donde logró una mención honorífica.

En 2012 Fund fue seleccionado en la III Bienal Nacional de Artes Gráficas "Shinzaburo Takeda", en Oaxaca, y Arjona en la decimocuarta edición de The International Triennial of Small Forms of Graphics, en Polonia.

También han presentado obra en conjunto; por ejemplo, en la Galería 910 (2012), Galería Taller Tamayo (2012) y Galería Cuarto Contemporáneo, las tres ubicadas en Oaxaca, y en el Museo Nacional De La Estampa del Instituto Nacional de Bellas Artes (2013).

Lo anterior es sólo una muestra, pues tienen una vasta lista de exposiciones colectivas e individuales en las que ambos han participado en diversas galerías locales, estatales, nacionales e internacionales (como Japón, Cuba, Estados Unidos, Serbia, Portugal, Dinamarca, Canadá, Polonia y Alemania).

Actualmente Fund participa en la IV Bienal Nacional "Shinzaburo Takeda" y Arjona tiene la beca de Jóvenes Creadores del Instituto Veracruzano de Cultura. Recientemente, una de las piezas de Javier fue seleccionada en la Segunda Bienal de Arte Veracruz, en exhibición hasta septiembre en la Galería de Arte Contemporáneo de Xalapa.

Pero ¿quiénes son esos dos universitarios?, ¿de dónde vienen?, ¿cómo llegaron a la Universidad?

De la medicina al arte Javier Arjona (1988), originario de Oaxaca, estaba destinado a continuar la tradición familiar y estudiar en la Facultad de Medicina de la Universidad Regional del Sureste, en cuya fundación contribuyó su abuelo Ismael Arjona.

"Fue duro", pero en el primer año de la carrera decidió decirles a sus padres, incluso a su abuelo (que era su maestro en aula), que no quería ser médico, sino artista plástico.

Compartió que fue a través de la medicina que llegó a las artes, pues cuando era niño él y su familia se trasladaron al Distrito Federal para que su padre estudiara una especialidad. Allí aprendió a dibujar, inspirado en el cráneo con el que su papá estudiaba, y ahora sólo vive para eso.

"Mi papá hacía dibujos con el fin de estudiar las partes del cráneo, y debió verme muy inquieto, pues me puso a dibujar con él y entonces yo seguí dibujando. Cuando me puso ese cráneo, su idea era que yo estudiara medicina", compartió.

Cuando estaba por ingresar a la carrera de Medicina (en 2006) decidió tomar un curso de figura humana que impartía Rene Almanza, un artista de Monterrey que en esa época tenía un taller en Oaxaca. Ése sería su primer contacto profesional con el mundo del arte.

Estando en la escuela de medicina, su abuelo le planteó que podía ser artista como pasatiempo, pero Arjona insistió en decirle: "Para mí no es un pasatiempo, sino una forma de vida".

Al compartir aquellos momentos recordó claramente las frases de su abuelo: "Será una vida difícil, pero si eso es lo que quieres, yo te apoyo". También su madre lo respaldó, no obstante quien presentó resistencia fue el padre.

Por esa época conoció a unos chicos egresados de la Facultad de Artes de la Universidad Veracruzana (Uriel Marín y David Domínguez), quienes habían instalado un taller de grabado en Oaxaca: "Yo estaba muy contento con la dinámica de ese taller, pero me hacían falta recursos teóricos para el trabajo. Llegó un momento en que dibujaba y hacía grabados, pero ya no encontraba un sentido, un porqué, una cuestión conceptual o de impacto social".

Ante tales circunstancias decidió trasladarse a Xalapa para estudiar Artes Plásticas en la máxima casa de estudios
de Veracruz.

"Decidí entrar a la licenciatura para tener herramientas conceptuales y técnicas y no sólo crear alguna imagen vacía, sino que dé un mensaje."

Aunque la primera intención de Arjona era estudiar y profundizar en la pintura, en la Universidad se encontró con una fuerte tradición de grabado y pese a que este arte también tiene gran relevancia en Oaxaca, fue aquí donde se enamoró de él.

Del mar a la tinta y el papel
Sebastián Fund nació en Buenos Aires, Argentina, en 1985, y radica en México desde 1987. Es integrante de una familia de artistas (su padre es el fotógrafo Max Fund y su madre la actriz y bailarina de flamenco Laura Moss). No obstante, él quería estudiar biología marina o algo semejante.

Relató que por ser "güero" padeció cierta discriminación en la escuela (pues sus padres decidieron que estudiara en instituciones públicas), pero con el paso del tiempo lo agradeció.

"Me ayudó muchísimo porque pude conocer realmente la cultura (mexicana), entenderla y asimilarla profundamente, sin dejar de lado la parte intelectual, sensible, en la que no se trabaja por las cosas materiales, sino por la pasión que uno tiene y quiere en la vida."

Aunque no contemplaba dedicarse a alguna disciplina artística, gracias a su familia siempre estuvo involucrado en ese mundo, y apenas era un niño de 10 u 11 años cuando ya formaba parte de un taller de cerámica en la propia Facultad.

"Yo no pensaba estudiar artes, no era mi idea, me interesaba la biología marina, el mar siempre me ha atraído mucho", insistió.

A los 16 años empezó a tomar clases de dibujo (en calidad de oyente) en la Facultad con Per Anderson; y a los 18 llegó al Taller de Grabado y de Pintura, también de la escuela. Ahí reafirmó que las artes plásticas le atraían mucho.

"Estuve de oyente durante cuatro años, los cuales me sirvieron bastante porque pude tener un acercamiento con gente que estaba por egresar de la carrera, y empecé ayudando al que ayudaba. Eso me dio una visión muy distinta de cómo es el funcionamiento de un equipo y de un taller, desde limpiar hasta imprimir, que es la parte más compleja y específica."

Después de vivir difíciles etapas personales, sintió la necesidad de entrar a la Universidad, donde veía una oportunidad de desarrollo que a la vez implicaba asumir obligaciones, dinámicas y responsabilidades.

"Antes no me interesaba la cuestión teórica, sólo la técnica; pero me sentía estancado en mi producción, por eso decidí presentar el examen y entrar a la Universidad Veracruzana de manera formal."

Una vez dentro de la Facultad, Fund sintió la diferencia "muy rápido", a pesar de que cursó muchas materias cuyo contenido le era ajeno al principio (como parte del Modelo Educativo Integral y Flexible), pero que al final contribuyeron en su formación, reconoció.

Fund concluyó sus estudios en el ciclo escolar febrero-julio de este añoy obtuvo el grado por promedio.

Periodo especial
Sebastián Fund destacó que la Universidad le brindó la oportunidad de obtener una beca, con la cual pudo realizar una estancia de producción en La Universidad de las Artes de La Habana, Cuba, el año pasado.

"Cuba fue un parteaguas en mi vida y en mi proceso como artista y estudiante", relató; "fue un periodo muy fuerte, me hizo confrontarme con muchas cosas personales".

En La Habana, Fund tuvo una fuerte experiencia: "Fue como volver atrás, pero distinto", pues nuevamente compartió el taller con varias personas, como al principio de su carrera; y otra vez fue "el extranjero"; a lo que se sumaron las dificultades para conseguir los materiales de trabajo.

En Cuba, pese a que el artista es tan reconocido y respetado como un médico, tiene poco apoyo.

Es complicado que consigan los materiales para las obras y salgan del país a promoverlas en otros escenarios.

"Pero me ayudó mucho a valorar lo que hay aquí, desde el trato, las relaciones, hasta las posibilidades", compartió; "hay que ser muy claro, saber por qué estás ahí y a qué fuiste, porque te puedes perder con facilidad".

Sus vivencias en la isla caribeña están plasmadas en xilografías, litografías y colografías que exhibió en la Galería "Fernando Vilchis" del Instituto de Artes Plásticas, bajo el título Periodo especial.

"Cuando cayó la Unión Soviética, Cuba dejó de recibir su cobijo. Entonces mucha gente hablaba del concepto 'periodo especial', de cuando las cosas cambiaron radicalmente. Yo traté de hacer una analogía de lo que fue para mí una estancia corta como un periodo especial", explicó.