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Irina
Subotic, catedrática de la Academia de Bellas Artes de Novi Sad,
ofreció la charla El arte en una sociedad cerrada: Las corrientes
contemporáneas yugoslavas, en el salón de medios audiovisuales de
la Unidad de Artes de la uv, como parte del ciclo de conferencias
El arte contemporáneo de Europa,
La expositora hizo un recuento sobre cuál era la prolífica tendencia
artística y cultural hacia 1918, año en que se fundó la antigua
Federación Socialista, hasta que después del inicio de la Segunda
Guerra Mundial las corrientes en el arte cambiaron radicalmente,
al volverse una práctica limitada. Posterior a esos años de terror,
durante los setenta y ochenta, el arte yugoslavo tuvo un desarrollo
positivo a la par del país, lo cual fue el detonante para que se
adoptara una posición cada vez más apresurada por lograr la independencia,
surgiendo así, en 1992, las repúblicas de Eslovenia, Croacia, Bosnia
y Macedonia.
Empero, con el régimen opresor de Slobodan Milosevic en los noventa,
y con la carga de un conflicto político y social que desencadenó
un embargo por parte de varias naciones, el acceso a otros tipos
de influencias fueron vedados para los artistas, quienes, al no
poder tener contacto con las diversas expresiones de la cultura,
se rebelaron ante el gobierno.
Subotic dijo que en esos años la producción estética se vio limitada
y reprimida, puesto que los artistas laboraban en sus talleres de
manera clandestina; muestra de ello es el predominio de colores
contrastantes en sus obras, como el negro y el rojo. La expositora
mostró una serie de diapositivas correspondientes a pinturas y esculturas
de esos años (1990-1995), en las que se aprecia una tendencia abstracta
de formas, un arte frío pero con capas de sensibilidad que reflejaba
el estado de ánimo del artista, con temáticas en torno al silencio
y a la conciencia de la ausencia.
Por su parte, la escultura se alimentó de materiales como el metal
pulido, concreto y madera, situándola en corrientes como el posmodernismo
y el realismo. Los escultores incluían símbolos en sus trabajos
seriales, imprimiéndoles su huella personal, en tanto que quienes
tuvieron la fortuna de visitar otros países regresaban a Yugoslavia
con nuevas influencias en sus trabajos.
Por ello, en las muestras más recientes del arte de esa región balcánica,
que se han podido apreciar incluso en galerías de Xalapa, hay una
rica mezcla de materiales como papel arroz, madera, tela o el juego
del espacio a través de trabajos con representaciones abstractas,
respetando esencialmente la pintura.
La artista plástica concluyó al decir que el arte contemporáneo
yugoslavo se enriqueció con situaciones de guerra e injusticia.
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