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Año 13 • 558 • Abril 21 de 2014 Xalapa • Veracruz • México Publicación Semanal

La experiencia fue enriquecedora

Visitaron la Casa UV de El Conejo y planean regresar

Hay que hacer trabajo comunitario: estudiantes de movilidad

Este tipo de trabajo no ocurre en sus instituciones de origen, compartieron

David Sandoval

"Los universitarios que realmente quieran aprender deben trabajar en las comunidades, estar en contacto con sus habitantes, conocer problemas y necesidades sociales y de salud, realidades inesperadas que te ponen a prueba y que no vas a encontrar en una oficina."

Tal es el testimonio de Juan Antonio Mérida Pantoja, estudiante de Ciencias Políticas y Sociología en la Universidad de Valencia, tras conocer la Casa de la Universidad Veracruzana (UV) en El Conejo, localidad cercana al Cofre de Perote.

Juan fue uno de los estudiantes provenientes de otros estados y países que participaron en la visita a este espacio el pasado 21 de marzo, actividad en la que constataron el trabajo que la máxima casa de estudio realiza con los pobladores de ese lugar.

Además de él, otros tres alumnos compartieron testimonios al respecto y expresaron que esto no ocurre en sus instituciones de origen.

Gladys Gabriela Pérez González, de la Universidad Autónoma de Chiapas, eligió a la UV para realizar su estancia de movilidad, sin embargo no contaba con que conocería de primera mano el programa de la Casa UV.

"La visita la voy a recordar porque en lo personal me dejó mucha experiencia, convivimos con los niños de la comunidad, conocimos las instalaciones de la Casa UV y el trabajo que ha realizado la Universidad."

Destacó que encontró mucho talento entre los niños y consideró que el programa "es una forma de aprendizaje más efectiva por el intercambio de experiencias y el compartir lo que hacemos, es muy bonita esta labor de la Universidad porque ayuda al desarrollo de la comunidad, algunos con su servicio social, otros con sus prácticas, han dejado mucho".
El haber visitado la comunidad le permitió ver más allá y prestar atención a las necesidades sociales de las comunidades marginadas en general.

"Que la UV siga fomentando este tipo de actividades para el beneficio de ambos: los estudiantes y los habitantes de El Conejo, porque sabemos que hay comunidades que pueden sustentarse por sí mismas y ésta puede ser una de ellas pues lo importante es apoyar a la gente en cómo administrar sus recursos naturales y los valores –que no deben perderse–, en fomentar los valores es donde la UV puede hacer mucho."

La universitaria agradeció públicamente al personal de la Dirección General de Relaciones Internacionales (DGRI) por su atención y estar al pendiente de su desenvolvimiento en la UV, desde su alojamiento hasta las visitas a localidades aledañas a la capital. "No pensé que iba a ser así, qué bueno y se les agradece mucho, ojalá que cada estudiante se interese y conozca la estructura de la Universidad y este tipo de programas".

Juan Antonio Mérida manifestó que con la visita "aprendes muchos valores que no estás acostumbrado a ver diariamente en una universidad, es algo que vincula a la institución con el territorio y sucede un aprendizaje recíproco: ellos aprenden de nosotros; nosotros, les damos el capital humano para desarrollarse y ellos nos enseñan valores que no se pueden aprender desde un libro".

A nivel personal, dijo, el aprendizaje que conlleva estar con niños es muy enriquecedor y planteó que "la Universidad hace un esfuerzo muy importante por estar ahí, apoyando a la gente, no hay que olvidar que esto lleva muchos años".

No se centra en un solo aspecto, añadió, sino en la educación en general, dedicándose a las personas que ahí viven, por eso es un enfoque interesante "que busca mejorar sus condiciones a través del conocimiento del medio ambiente, la convivencia, y así podrán saber cómo defender sus propios territorios cuando una empresa llegue ahí y quiera llevarse unos árboles, los defenderán".

Refirió que la UV apoya económicamente a los hijos de las familias de El Conejo para que puedan venir a estudiar, "por ello tiene sentido lo que están haciendo y cuenta con 20 años de trabajo".

Mérida Pantoja exhortó a los estudiantes de la UV a involucrarse más con el programa ya que ofrece una posibilidad para realizar prácticas profesionales y servicio social, además de apoyar con la realización de trabajos recepcionales de diversas licenciaturas que pueden abarcar desde el Área de Artes hasta el Área de Ciencias de la Salud.

Los estudiantes de Ciencias de la Salud que realizan su servicio social les compartieron que muchos de sus compañeros optan por efectuarlo en un centro de salud, generalmente en la ciudad, donde los canalizan a tareas administrativas o labores de oficina.

Por tal motivo preferían trabajar en El Conejo, donde habían aprendido a sacar una muela, a diagnosticar padecimientos y a curar a los niños; "en ese sentido recomendaría a todas las personas –que realmente quieran aprender de lo que han estudiado– que colaboren en el programa; realmente ése el lugar donde vas a aprender, no estando con tu jefe que te hace firmar un papel; aquí estás solo con realidades inesperadas, ahí es cuando te pones a prueba".

Ellos están aprendiendo más allá de lo que se enseña en los libros, "para mí esa oportunidad la brinda la UV, que encima es una universidad pública, se debe de aprovechar; en mi universidad no te dan la oportunidad de hacer eso, dan prácticas en instituciones, siendo uno más, y aquí puedes ser uno más pero haciendo lo que te gusta, lo que estudiaste, eso para mí es fundamental".

Por otro lado, Abed al Rahman Al Ma'ayteh López, estudiante de Antropología Social de la Universidad de Granada, recalcó que lo más importante de la labor de la Universidad en El Conejo es convivir y establecer un vínculo con la comunidad, "eso no existe en España; en Granada y en Valencia no se sale de un sectarismo académico y mucho menos para intentar hacer labor social en una zona marginada; se discute mucho en el aula pero después nadie te da la oportunidad, eso me ha parecido impresionante".

Personalmente conoció el lugar y las familias que viven ahí, además del trabajo que realizan los integrantes de la Universidad, y lo más valioso fue establecer fácilmente una relación con los niños, jugando a hacer globos, ellos estaban "encantados y súper agradecidos".

Norma Beatriz Salguero Castro, estudiante de Literatura en la Universidad de Sonora, manifestó su asombro al conocer el programa de vinculación, "nunca esperé que se hicieran este tipo de actividades, de hecho no sabía que la UV tenía estas Casas, eso fue una de las cosas que me llamó la atención porque es un proyecto que no había visto en otras universidades.

"Es una experiencia muy emocionante y me dejó mucho qué pensar sobre cómo nos hace falta que los estudiantes universitarios colaboremos más hacia afuera de la institución para tratar de mejorar las condiciones de vida de las personas y realmente aprender a relacionarnos con ellas cuando no forman parte del ámbito al que estamos acostumbrados."

La universitaria dijo que le sorprendió mucho la forma en que reaccionaron los niños, cómo estaban abiertos a participar en las actividades que les sugerían, su apertura y facilidad para interactuar con ellos mediante juegos
y dinámicas.

Reconoció la amabilidad, el trato, la disposición y el compromiso de Víctor Celis Arellano, responsable de la Casa UV; al respecto comentó que le gustaría mucho visitar otra de las Casas de la Universidad, de ser posible todas, además de volver con más actividades para conocer profundamente a las personas y saber qué pueden hacer para apoyarlos y también aprender.

Al día siguiente el entorno inmediato se ve con otra óptica, "nunca había ido a un pueblo a convivir con la gente, éste es un lugar muy pequeño y se ve que sus habitantes lo aprecian, es muy tranquilo y todos son muy amables; me hizo pensar mucho en la necesidad de colaborar, me desperté pensando en que debíamos que hacer algo para que los estudiantes nos conectáramos con la gente que vive en otras partes".

Le gustaría realizar un trabajo semejante cuando vuelva a su universidad, dado que generalmente las instituciones tienden a participar sólo en sus proyectos; "de hecho se me hace casi una obligación compartirlo porque es muy importante que las universidades estén vinculadas con la sociedad, y esto ayudaría mucho a que se tuviera presencia por fuera y a que los estudiantes aprendieran a convivir y relacionarse con las personas, sintiéndose comprometidos a aportar algo socialmente".

Emotiva experiencia para todos: DGRI Personal de la DGRI también compartió esta visita que repercutió por igual en su percepción acerca del trabajo que realiza la máxima casa de estudios en las comunidades veracruzanas.

Myrna Jiménez Guerrero, responsable de la Coordinación de Programas y Servicios de la DGRI, refirió que "fue una actividad que dejó una experiencia bastante grata, salir del trabajo de oficina con los estudiantes visitantes y participar con los niños y sus familias".

Por tal motivo agradeció a Rebeca Hernández Arámburo, titular de la Dirección de Vinculación General; Víctor Celis Arellano, coordinador de la Casa UV en El Conejo, y Magdalena Hernández Alarcón, directora de la DGRI, por el apoyo que han brindado para realizar estas actividades.

Dijo que se está trabajando para realizar otra visita con la finalidad de desarrollar actividades en la escuela primaria de la localidad, impartidas por los jóvenes a los cuales se sumarán estudiantes de movilidad del Área de Artes.


Universitarios visitantes y personal de la DGRI

Los niños hicieron preguntas y convivieron con los jóvenes

"Fue muy emotiva la visita, los jóvenes jugaron futbol y las chicas estuvieron bailando con todos; el compartir e integrarnos como parte del grupo de los estudiantes hizo a la experiencia muy enriquecedora."

Este tipo de vivencias les permitieron visualizarse como profesionistas y la manera en que pueden apoyar este tipo de programas, "al inicio los niños les preguntaron cómo eran sus países y cómo cuidan el ambiente, porque es algo que ellos conocen".

La empatía que se ha logrado con este grupo de movilidad responde a la planeación y anticipación con la cual se
recibe a los universitarios, apoyando su arribo desde antes de llegar, apuntó.

Alhelí Espinosa, responsable del servicio voluntario en la Coordinación de Programas y Servicios, es egresada de la Licenciatura en Lengua Inglesa y resaltó que las Casas de la UV han estado ahí desde hace años y desafortunadamente son pocos los alumnos que sirven como voluntarios.

"Es una experiencia que vale mucho la pena y quisiera invitarlos a que hagan labor social, que se animen a vivir este tipo de cosas porque más allá de lo académico te hace crecer como ser humano.

"Creemos que la felicidad la encontraremos en las ciudades y llegas ahí y ves a las personas, niños que con un globo pueden ser muy felices, no tienen iPads, no tienen computadoras, esto nos hace reflexionar acerca de qué es lo que buscamos en la vida, por qué creemos que la felicidad es una cosa que quizá no lo sea, podemos ser felices con las cosas más sencillas; entonces creo que si alguien quiere realmente experimentar lo que es ser humano, vale mucho la pena tomar un camión a Perote y llegar a El Conejo, o a alguna de las demás Casas UV y vivirlo."

Recalcó que no todas las universidades tienen una Dirección de Vinculación General con un trabajo constante y consolidado, además del proyecto de las Casas universitarias.