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Año 12 • No. 507 • Enero 14 de 2013 Xalapa • Veracruz • México Publicación Semanal

El mundo necesita un cambio espiritual: Celina Moncada

“La espiritualidad de la que yo hablo es el contacto de nosotros mismos con nosotros mismos, con la
naturaleza que nos rodea y con la Tierra en la que estamos, ver cómo salvarla debe ser una prioridad”

Paola Cortés Pérez

“Lo que existe ahora en América Latina no es una revolución, porque la revolución la hace un pueblo enterito, es un proceso profundo radical e histórico en que participan todos para cambiar los esquemas antiguos y establecidos”, expresó Celina Moncada, durante la presentación de su libro Diario prohibido, editado por la Universidad Veracruzana (UV).

La presentación estuvo a cargo del rector Raúl Arias Lovillo y Francisco Larios, economista y escritor nicaragüense, en el auditorio del Museo de Antropología de Xalapa (MAX).

Arias Lovillo describió la escritura de Celina Moncada como fresca y original, con un estilo lúcido, candoroso, ácido, perspicaz, riguroso, “testimonio de una personalidad completa, a la vez desventurada y de hierro”.

Su forma de escribir es natural, dijo el Rector, como si conversara acerca de la naturaleza humana o de ciertos grupos sociales; de los movimientos internos del alma; de personajes capitales de la vida política y literaria de Nicaragua; de diversos lugares del mundo por donde le ha tocado viajar; el drama ineludible que envuelve toda guerra, como la revolución de su país; su relación con la espiritualidad oriental; el relato detallado y conmovedor de sus encuentros con el poeta Ernesto Cardenal y la visita a nuestro país, a nuestro estado y a nuestra Universidad Veracruzana.

“Puede leerse como un relato de primera mano acerca de los álgidos años setenta y ochenta de Nicaragua, el lector podrá ver de cerca, a través de las claves penetrantes y sorprendentemente honestas de Celina, los entretelones, los muertos, los amores, los paisajes, el ambiente inolvidable de la Revolución nicaragüense, un relato tan vívido, tan verídico que muchas veces es notoria la contención de la escritora, su esfuerzo porque su texto no devenga en una verdad tan violenta que le pueda explotar entre sus manos”, compartió.

Concluyó al destacar la postura que ha marcado con insistencia la autora de Diario prohibido, al autoexiliarse del Olimpo de los literatos; sin embargo –apuntó–, página tras página sobreviene un golpe lento, hondo, demoledor, que hace que el lector se rinda a esta virtud artística extraña y difícil de encasillar.

Por su parte, Francisco Larios expresó su alegría por estar al lado de su amiga y leyó un fragmentó de la carta que le enviara el editor a Celina Moncada.

"Editar tu libro fue para mí como editar mi vida, a mí que me tocó también vivir, y junto a vos, parte de aquel tiempo tumultuoso en que nuestra primera juventud abrió su corazón a Gaia y, sorprendida, extasiada, atormentada se dejó llevar por la ‘irreflexionable’ utopía. A mí me ha tocado revivirlo todo de esta forma, vivirlo de nuevo y doblemente, alternativamente vivirlo a tu lado después de haber partido a otros rumbos. Has hecho mi trabajo extremadamente difícil, me ha costado horrores no caerme en la lava, no sucumbir ante el espejo cruento y cruel de tus victorias, me ha salvado la anécdota zen que te contó el poeta en Italia".

Al tomar la palabra, Celina Moncada enfatizó que el principal interés es que los jóvenes hagan un poco de conciencia sobre el grado de decadencia mundial que nos ha llevado a la situación que vive el planeta.

“Mi interés más grande son los jóvenes y siento que a través de mi vida, con tanta búsqueda que hice a través de una revolución, a través de una carrera, a través de muchos viajes, no encontraba el sentido porque todo me fallaba o todo terminaba, y cuando comencé a pensar en la cuestión de la Tierra y en este momento histórico que nosotros estamos viviendo, la situación global, el grado avanzado de tecnificación, el grado de decadencia mundial que nos ha llevado a múltiples cosas, creo que si los jóvenes me leen pueden hacer un poquito de conciencia”, expuso.

Explicó que el hilo conductor del libro son las coincidencias que le sucedieron a lo largo de su vida, las cuales entrelazan su pasado con su presente y con situaciones que se van mezclando en la realidad que vive.

“A veces somos más atraídos por la imaginación y la fantasía, pero en mi caso me siento más atraída por la realidad, porque se me presenta de una manera muy misteriosa”, expresó.

De los personajes de su historia detalló: “Son personajes de la vida real, pero también son simbólicos”. En relación con su amor por la literatura, narró que le nació desde la adolescencia, cuando transitaba por esa fase delicada, conflictiva y difícil para todos, ella decidió refugiarse en los libros.

“Mi espíritu y mi alma los conservo jóvenes, me siento muy afín a las generaciones jóvenes, que no quiere decir que sea inmadura, me siento así porque ser joven está muy lejos de los esquemas cerrados, lejos de aquellas pasiones del alma que nos comienzan a agobiar en determinada edad de la adultez: la ambición, el egoísmo, el cálculo”.

Celina Moncada nació en Masatepe, Nicaragua. Es escritora, traductora y socióloga. Participó activamente en el gobierno revolucionario durante gran parte de la década de los ochenta, disidente desde antes de la derrota electoral que marcó el final de la revolución. A partir de la década de los noventa partió a Roma, Italia, donde actualmente vive.
Ha traducido poesía del español al italiano, incluyendo a Ernesto Cardenal. En 2010 publicó el libro Diario loco. A continuación se presenta una breve entrevista que concedió en exclusiva para Universo.

En alguna parte de Diario prohibido menciona “el silencio interior”, ¿a qué tipo de silencio
se refiere?
El tipo de silencio interior es lo que normalmente nosotros queremos encontrar siempre, que es la tranquilidad, la paz en el alma, porque vivimos siempre con estos tormentos profundos, los recuerdos, los traumas, la angustia, los deseos, que nos producen tanta ansia e intranquilidad en la vida.

El silencio interior es no sentir todo esto y sentirse tranquila.

¿Cuál fue el objetivo principal que la llevó a publicarlo?
Transmitir un mensaje profundo a los jóvenes, que no se dejen manipular a través de la ideología, de los poderes, de la religión, de los esquemas represivos, históricos o que se implantan en la sociedad. Y que busquen la liberación espiritual para ser libres en la vida y transformar la sociedad en que vivimos, porque el futuro está en manos de los jóvenes.

En su libro dice que no busca plasmar ideologías ni política, pero ¿son parte del pasado y presente de Celina Moncada?
Es verdad que no buscaba escribir sobre ideologías y política, pero sí son parte de mi vida, porque en el proceso de la vida uno va creyendo en tantas cosas, creemos en las religiones, en la ideología, después cambiamos de ideología porque no nos funciona una; después somos apolíticos, no nos interesa la política. Vamos cambiando de acuerdo con el tiempo que vivimos.

¿Qué la llevó a sumarse al movimiento revolucionario y por qué decidió abandonarlo?
El idealismo hizo que me uniera. Decidí dejarlo porque comencé a ver las injusticias y los abusos de poder que cometía la cúpula en la dirigencia del poder.

¿Qué le falta a los jóvenes para alcanzar esa liberación espiritual de la que usted habla?
Yo creo que ahorita es muy complicado para los jóvenes por la falta de oportunidades en la que se encuentra el mundo por causa de la crisis económica, la caída de valores morales en todo el mundo.

También porque el proceso tecnológico ha atrapado la mente de los jóvenes, no los deja abrir su conciencia, pienso que los ha cegado, es demasiada la información que reciben y se alejan de la parte humana, de la naturaleza, lo que trae como consecuencia que se alejen de ellos mismos.

El cambio que necesita el mundo, ¿tiene que ser armado o intelectual?
No pienso que tenga que ser armado, tiene que ser espiritual, con cultura e instrucción porque es lo que ayuda a liberar la mente. Mi mensaje para los jóvenes es transmitirles que la espiritualidad de la que yo hablo es el contacto de nosotros mismos con nosotros mismos, con la naturaleza que nos rodea y con la Tierra en la que estamos, ver cómo salvarla debe ser una prioridad.