Dirección de Comunicación
Universitaria
Departamento de Prensa
Año 10 • No. 483 • Mayo 21 de 2012 Xalapa • Veracruz • México Publicación Semanal

El percusionista es parte del movimiento musical nacionalista

Javier Sánchez Cárdenas exhortó
a no fomentar la mediocridad

" En la música, los cambios deben ser paulatinos, graduales, muy lentamente, para que la humanidad pueda digerirlos”, añadió

Karina de la Paz Reyes

En una clase magistral de percusiones que ofreció Javier Sánchez Cárdenas, percusionista egresado del Conservatorio Nacional de Música, en la Facultad de Música de la Universidad Veracruzana (UV), el aún partícipe del llamado movimiento musical nacionalista de México que encabezó Carlos Chávez exhortó a los universitarios al perfeccionismo, a no fomentar la mediocridad.

“Jóvenes, ustedes tienen el mismo talento que los extranjeros, ¿o es que ellos tienen tres manos y ustedes dos? No, están iguales. Ustedes tienen el mismo talento y a veces más. La diferencia es que ellos practican pero en serio, sacrificando todo: pachangas, cafés, cine, novias; porque hacen una entrega en serio, responsable”, declaró quien es considerado entre los mejores intérpretes de su especialidad a nivel mundial.



Javier Sánchez Cárdenas, percusionista del Conservatorio Nacional de Música
Abundó que los mexicanos se conforman con el “ya medio toqué, medio se lo enseño al maestro”; el profesional dice “medio me sale y con eso cumplo en la orquesta”; sin embargo, “ese medio toco y medio hago nos convierte en mediocres y nos disgusta que nos digan así, por ello para que no nos lo digan hay que hacer las cosas bien, hay que ser perfeccionistas”.

Asimismo, resaltó la importancia de que en las escuelas y facultades de música se tengan los instrumentos necesarios para poder formar a los músicos, sobre todo en esta época, en este siglo XXI.

“Los músicos tenemos que practicar todos los días, en vacaciones, en Semana Santa y Navidad. Quiero que seamos muy buenos músicos, muy buenos percusionistas, porque los directores (de las orquestas) quieren un músico excelente, y si no hay músicos excelentes mexicanos llaman a los extranjeros. Los extranjeros no tienen la culpa de estar aquí, la tenemos nosotros.”

Percusiones, de Medio Oriente para el mundo
Quien fuera timbalista principal de la Orquesta Sinfónica Nacional durante tres décadas (1970-2000), realizó junto con los alumnos de la Facultad de Música de la UV un viaje por el mundo de los instrumentos de percusión, desde sus inicios en el Medio y Lejano Oriente hasta la actualidad.

Es más, mencionó el papel que los instrumentos de percusión tuvieron en la época prehispánica de México, como lo demuestran los frescos plasmados en los centros ceremoniales de Bonampak, Chiapas, o como lo relata Bernal Díaz del Castillo en su obra Historia verdadera de la Conquista de la Nueva España.

Javier Sánchez defendió la participación de los percusionistas en una orquesta: “Deben sentirse orgullosos de ser percusionistas, porque a través de mi vida he visto compañeros que son un poco difíciles y molestan a los percusionistas, les dicen que no son músicos porque no hacen melodías”.

Por el contrario, acentuó, “nosotros somos músicos porque sí tocamos melodías en los instrumentos de teclado, también hacemos armonías hasta de cuatro notas simultáneamente. Los violinistas sólo pueden hacer dos melodías y, peor, todos los de alientos nada más hacen un solo sonido”.

El timbalista justificó que el desarrollo de los instrumentos de percusión se dio a partir de la segunda mitad del siglo XX.

El movimiento musical nacionalista
Después de su charla académica, el también fundador del Grupo de Percusionistas de México –el primer conjunto de música de cámara de percusiones– explicó que el movimiento musical nacionalista ya concluyó y para que regrese el cambio debe ser paulatino, “para que la humanidad pueda digerirlo”.

Respecto a su interpretación de Tambuco y Toccata para instrumentos de percusión, con el compositor Carlos Chávez, y de que estas obras son pilares en la música mexicana de concierto para percusión, se le cuestionó si considera que este movimiento de corte nacionalista tenga continuidad actualmente entre los músicos y compositores mexicanos.

Su respuesta fue negativa, dijo que tal parece que esa etapa tuvo su desarrollo y ya casi concluyó. Esta etapa tuvo su auge y ya decayó, de vez en cuando alguno toma un son, una danza o melodía y la desarrolla, pero ya son los menos.
Así es con muchos estilos.

A propósito de la pregunta, Sánchez Cárdenas relató un suceso de aquella época del movimiento nacionalista en la música, cuando Carlos Chávez tenía como alumnos a José Pablo Moncayo, Blas Galindo, Salvador Contreras y Daniel Ayala, el Grupo de los Cuatro.

Narró que mientras los alumnos se despidieron de su maestro para irse de vacaciones, éste les dejó encomiendas: Salvador Contreras por ser de México, debía escuchar cantos de la Revolución para un arreglo; Daniel Ayala de Yucatán, cantos mayas y hacer lo propio; igualmente Blas Galindo con sones jaliscienses, y Pablo Moncayo
–también jalisciense– con sones veracruzanos.

Como resultado –rememoró– Daniel Ayala escribió Tribu, Salvador Contreras los Corridos mexicanos de la Revolución, Blas creó los Sones de Mariachi y Pablo Moncayo creó el famosísimo Huapango de Moncayo, “que ha gustado tanto y todos lo decimos, es como nuestro segundo himno nacional”.

En relación con su visión de la percusión orquestal mexicana en el contexto internacional, declaró que “estamos en una etapa de cambio, de transición, pero más bien yo diría de regresión a las antiguas formas, y no es fácil ser compositor en la actualidad porque está el dilema: o te vas a hacer la música más contemporánea y encontrar nuevos efectos y nuevos lenguajes y cosas a veces muy ríspidas e incomprensibles, o haces la regresión a las antiguas formas musicales porque la gente prefiere lo anterior que es más fácilmente digerible”.

Por último, respecto a si le gustaría que regresara el movimiento de corte nacionalista, mencionó que los compositores son gente que ve muy adelante y se disparan, pero se van tan adelante que las gentes no los comprenden y entonces es algo que no han entendido, los cambios deben ser paulatinos, graduales y progresivos, pero lentamente.