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Año 10 • No. 459 • Octubre 24 de 2011 Xalapa • Veracruz • México Publicación Semanal

La UV estudia nuevas energías y alternativas de la flora en Ingeniería-Veracruz y el Citro

Jatropha: veracruzana, comestible y biocombustible

El biodiesel que se hace en la Facultad de Ingeniería campus Veracruz ya se usa en tractores, plantas de luz, generadores de energía eléctrica y maquinaria pesada

Alma Martínez Maldonado

Boca del Río, Ver.- La Universidad Veracruzana (UV) promueve esquemas sustentables, como la producción de biocombustibles, en beneficio de los campesinos, del medio ambiente y del progreso, fortaleciendo así la implementación de nuevas tecnologías.

Los biocombustibles son el producto de cultivos de biomasa, específicamente destinados a la producción de una alternativa a los combustibles fósiles, los cuales se clasifican según la materia prima que les da origen.

Así, se puede hablar del bioetanol fabricado con base en alcohol, producto de la fermentación de azucares, principalmente de la caña de azúcar y la remolacha; también se obtiene de cereales como el trigo, la cebada y el maíz, gracias al almidón que contienen.

El biodiesel, que se genera a partir de plantas oleaginosas como el cártamo, las semillas de soya, el girasol, la jatropha curcas o la palma de aceite; y el aceite de cocina usado o de grasas animales. Dependiendo de su calidad, puede ser empleado directamente en motores diesel o combinado con diesel fósil para aumentar la lubricidad de este último, ya que el biodiesel suele ser más denso.

En México se está en el principio de este tema; así, puede verse que en Chiapas se está produciendo biodiesel pero de manera dispersa, se sabe que hay siete mil hectáreas de jatropha curcas, explicó Jesús Uresti Gil, investigador del Campo Experimental Cotaxtla del Instituto de Investigación Forestal, Agrícola y Pecuaria (INIFAP). Veracruz, que es uno de los estados pioneros en la elaboración de biodiesel y bioetanol, no tiene una gran producción.

Aportes de la Facultad de Ingeniería y Citro
En la Facultad de Ingeniería campus Veracruz se trabaja desde 2010 en el desarrollo de biocombustibles, a través de la línea de investigación dedicada al desarrollo de tecnologías. Y en el Centro de Investigaciones Tropicales (Citro) se investiga las bondades de semillas como la jatropha curcas nativa del estado, patrimonio de la etnia totonaca y huasteca.

Ambas instancias analizan la situación desde una perspectiva de conjunto; es decir, primero se trabaja para obtener un sustento técnico científico con el cual se apoye la producción.

Los investigadores y académicos de Ingeniería Raúl Yépez, Adrián Vidal y Alexandro Castellanos desarrollaron la tecnología para la transformación del aceite reciclado en biodiesel, posteriormente la tecnología para la obtención de aceite de la semilla de jatropha curcas y su transformación en biodiesel.

Actualmente Raúl Yépez y Adrián Vidal participan en una convocatoria del Banco Interamericano de Desarrollo para obtener una planta móvil de biodiesel accesible para las comunidades y con un bajo impacto al medio ambiente.

Para la ejecución de este proyecto se combinarán varias energías renovables convirtiéndolo en sustentable al 100 por ciento, mediante una planta productora de biodiesel que funcione con energía solar y al mismo tiempo apoye a los productores del campo utilizando los insumo que ellos mismos producen para que permanezca en la comunidad el beneficio económico, independientemente del beneficio social que va implícito por el cuidado al medio ambiente, comentó el líder del proyecto Raúl Yépez.

Se piensa seguir trabajando ambas líneas, hasta ahora se han hecho proyectos pilotos pero se cuenta con la tecnología para desarrollarlo a gran escala, lo que falta es la infraestructura, que la iniciativa privada y las instituciones vean el futuro que tiene el uso de estos materiales en la elaboración de biodiesel para que inviertan, se comercialice y se haga a grandes escalas, expresó Adrián Vidal.

Por si fuera poco, el biodiesel que se ha manufacturado en la UV ya se usa en tractores, plantas de luz, generadores de energía eléctrica y maquinaria pesada en algunas instalaciones del puerto de Veracruz.

“En el tema de los biocombustibles la UV aborda una temática de impacto mundial de una manera seria, nosotros insistimos en que cualquier acción que se lleve a cabo debe tener un respaldo científico y técnico para tener un futuro como nación”, comentó Odilón Sánchez Sánchez, investigador de Citro.

La disyuntiva surge al definir su uso: comestible para atender un problema de alimentación o industrial para su transformación en biodiesel, afirmó Odilón Sánchez.

En ese sentido, considera que “primero se debe atender el problema alimenticio y posteriormente con los excedentes asegurar los insumos para la elaboración del biodiesel”.

Es importante hacer énfasis en esto ya que cuando la jatropha no se utilice como biocombustible el campo se queda con un cultivo que es útil en otros aspectos; además de ser materia prima para la elaboración de biodiesel es comestible, excelente retenedora de suelos y tiene usos medicinales.

Gracias a la investigación que se ha hecho, hoy en día se pueden determinar las variedades tóxicas y no tóxicas cubriendo todas las aristas del problema, subrayó Odilón Sánchez.

Por su parte, el Citro desarrolla un banco de germoplasma de la jatropha curcas con las procedencias de todo el territorio nacional y, derivado de los estudios hechos, descubrió que la planta nativa de Veracruz no es tóxica, entonces las semillas de las cuales se obtiene el aceite que sirve para convertirlo en biodiesel es comestible.

Citro piensa que se pueden cubrir los dos aspectos dando un beneficio doble a la humanidad, la jatropha curcas de Veracruz es una joya, por ello se trabaja con la gente del campo para que revalore este recurso y hoy en día la respuesta ha sido positiva.

El papel del gobierno
En la actualidad existen dos programas coordinados entre sí con la finalidad de impulsar la industria de los bioenergéticos en el país: por la Secretaría de Agricultura Ganadería Desarrollo Rural Pesca y Alimentación se instrumentó el Programa de Producción Sustentable de Insumos para Bioenergéticos y de Desarrollo Científico y Tecnológico, el cual está enfocado a fomentar las actividades agrícolas como fuente de insumos para la industria sin distorsionar la matriz alimentaria nacional; por la Secretaría de Energía se instrumentó el Programa de Introducción de Bioenergéticos, enfocado a la producción, distribución, almacenamiento y comercialización de los bioenergéticos en México.

En Veracruz el Instituto Veracruzano de Bioenergéticos (Inverbio) trabaja cinco cultivos: sorgo dulce en el norte de Veracruz, jatropha en el centro-norte, palma y aceite en el sur, yuca en la zona de Los Tuxtlas y caña en el sur de Veracruz; el proyecto es sembrar 100 mil hectáreas de esos cultivos y el brazo tecnológico es el INIFAP.

Inverbio e INIFAP tienen como tarea la obtención de insumos, incentivar a agricultores y determinar mecanismos que impulsen la siembra y cultivo de materia prima; se trabaja bajo los lineamientos de que la competencia con los alimentos sea mínima y la rentabilidad sea máxima, que el retorno energético sea óptimo y que se reduzca la emisión de los gases de CO2.

La tarea no es fácil ya que se tiene que organizar a los productores, buscar el crédito para que se produzcan los cultivos, hacer visitas a los empresarios para que establezcan las plantas productoras y capacitar a los técnicos y productores.

Al respecto, Manuel Monarrez Macías, de FIRA, fideicomiso gubernamental que atiende el sector alimentario rural, mencionó: “Hay un potencial en el sector agroalimentario y muchos factores que influyen de manera positiva y negativa para la ejecución de los proyectos”.

Aunque hoy en día existen propuestas de negocios para que se materialicen hace falta capital e infraestructura, darles seguridad a los productores agrícolas que la inversión que realizarán es redituable y detonar en ellos para que siembren la materia prima.

Las tecnologías ya están establecidas pero se requiere inversión y tiene que haber una vinculación real de todas las instituciones para que junto con los productores se dé la sinergia y entonces el campo se reactive, sostiene Jesús Uresti.