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Meses antes de morir, el cineasta estadounidense Stanley Kubrick
señaló a la cadena televisiva ABC, que para él
la moda no era lo importante para rodar una película, porque
bien sabía que su producto sería, por sí mismo,
el que marcaría su propia tendencia, aunque lo catalogaran
de arrogante.
A
medida que pasa el tiempo, nos convencemos que uno de los aspectos
que más mueve al mundo es la moda. Existe moda en la ropa,
en la música, en lo que comemos, incluso hasta en la forma
de hablar. Sin embargo, hubiese resultado difícil creer que
hablaríamos de moda en la guerra, y que el actor principal
sería una bacteria. Hoy todo mundo habla del Ántrax.
Pero
esto del Ántrax es una "moda" que regresa, como
las tendencias retro, como los pantalones acampanados y a la cadera
que hoy vemos en cientos de jóvenes; de pronto alguien revive
esa moda y ocasiona una revolución. Pues les vamos a contar
que el Ántrax o carbunco siempre ha existido. Una de las
primeras referencias que se tienen es la de Moisés, quien
lo menciona en la Biblia, Éxodo capítulo nueve, versículos
ocho y nueve: dijo Yahvé a Moisés y a Aarón:
"tomad dos grandes puñados de hollín de horno,
y que Moisés lo lance hacia el cielo en presencia de Faraón;
se convertirá en polvo fino sobre todo el territorio de Egipto,
y formará erupciones pustulosas en hombres y ganados, por
toda la tierra de Egipto".
Autores
clásicos de Grecia y Roma como Homero, Hipócrates,
Ovidio, Galeno o Virgilio mencionan al Ántrax dentro de sus
obras. En los siglos XVIII y principios del XIX se expandió
como plaga sobre varios pueblos del sureste de Europa, infectando
y matando a miles de personas y animales.
En
1876, el bacteriólogo alemán Roberto Koch, el mismo
que descubrió la Tuberculosis, logró aislar el Ántrax.
En 1881, Luis Pasteur, desarrolló la primer vacuna para combatirlo.
El
Ántrax es una bacteria producida por un bacilo llamado Bacillus
antracis, que se encuentra y se incuba principalmente en el pelo
y la sangre del ganado bovino, como las vacas, y en las pezuñas
de las ovejas.
Cuando
un animal que contiene esta bacteria muere, podríamos decir
que el mal también muere; sin embargo, no es así,
ya que el Ántrax se reproduce a través de esporas,
las cuales se adhieren a las partículas de polvo, mismas
que son transportadas por el aire a miles de lugares, entre ellas
las ciudades.
Esta
bacteria ataca al ser humano de tres formas distintas. Una es en
la piel, que es la forma más común y menos dañina.
Muchas personas, principalmente aquéllas que trabajan con
ganado, presentan en el dorso de la mano un tipo de grano negro
con una costra, por eso también se llama carbunco (nombre
asociado al carbón), sin embrago, si no se atiende a tiempo,
produce el envenenamiento de la sangre.
Las
más peligrosa es cuando se inhala ya que las esporas se alojan
en los pulmones, donde son recogidas por las células inmunológicas
llamadas macrófagos. Ahí las bacterias se reproducen
y se incorporan a la sangre, envenenándola. Pueden causar
la muerte en un lapso de dos o tres días, y la enfermedad
se presenta con síntomas similares a los del catarro.
Sin
embargo, con penprociclinas y ahora, con la cipro o doxycyclina,
se puede combatir. Por supuesto que la situación que hoy
vivimos nos tiene en alerta constante, pero tengamos muy presente
que es algo tan antiguo como la humanidad.
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