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Año 9 / No. 386 / Febrero 3 de 2009 Xalapa • Veracruz • México Publicación Semanal

Potencial peligro por derrumbes de rocas y lodo

Alta inestabilidad de terrenos de Ixhuacán, revela estudio

Amenazan la seguridad de más de mil habitantes de Barranca Grande y Villa Nueva

Para proteger a la gente debe apresurarse la reubicación: José Trujillo

Edith Escalón

El derrumbe de rocas gigantescas y flujos de lodo amenaza la seguridad de más de mil habitantes de Barranca Grande y Villa Nueva, dos poblados asentados en las faldas del Cofre de Perote dentro del municipio de Ixhuacán de los Reyes, según un estudio de grado de José Trujillo Hernández, egresado de Ingeniería Civil de la Universidad Veracruzana (UV).



Los flujos de lodo provocan estragos en Barranca Grande

Según el estudio de vulnerabilidad que realizó junto con geólogos del Centro de Ciencias de la Tierra (CCT), 10 por ciento del terreno es “altamente inestable” y se deslizará tarde o temprano por efecto de las lluvias o algún movimiento sísmico, como ya ocurrió con el tres por ciento de las laderas en estos sitios.



José Trujillo Hernández
Desde 2008, cuando deslizamientos de lodo sepultaron casas y mataron a dos personas en Barranca Grande, autoridades trasladaron a los habitantes a un albergue temporal en Ixhuacán, luego de un dictamen realizado por la UV que justificó la declaratoria de emergencia.

Sin embargo, tras dos años de vivir ahí, la mitad de los habitantes ha regresado a sus casas para cuidar sus pertenencias, animales o cultivos, de acuerdo con la investigadora Wendy Morales, quien participó en el primer dictamen y junto con Sergio Rodríguez, investigador del CCT, dirigió la tesis de Trujillo.

“El albergue debía ser temporal, pero ya pasaron dos años y para la gente es insostenible, en parte por el arraigo a su tierra y en parte porque no tienen las condiciones idóneas para vivir”, comentó el universitario, quien reconoce el peligro que representa el retorno paulatino a una normalidad que ya no es viable.

El estudio señala que en los 20 kilómetros cuadrados que abarca la zona se han deslizado aproximadamente 0.478 kilómetros cuadrados (tres por ciento del total), y es posible que se deslicen por efecto de las lluvias 2.53 kilómetros cuadrados más (10 por ciento), tanto por derrumbes de suelos finos, como por flujos de lodo y caída de rocas.

Además, puntualiza en el tipo de materiales que componen el suelo –lutitas calcáreas que con la lluvia se vuelven arcillosas, calizas, material volcánico y suelo residual– y hace un análisis de las condiciones geológicas y geotécnicas, además de propuestas para la población y las autoridades.



Investigadores observan una de las rocas enormes después de un derrumbre
El mayor problema, expone, es que los poblados están al fondo de una barranca en las faldas del Cofre de Perote, donde los escurrimientos bajan con una fuerza impresionante en época de lluvias: “La zona más alta de la barranca está a dos mil 200 metros sobre el nivel del mar (msnm), y los dos poblados asentados en sus laderas, más de un kilómetro abajo, a 940 msnm”.

De acuerdo con información de la tesis, el sismo de 1920 y las lluvias subsecuentes provocaron que 75 por ciento de la población muriera sepultada: “Una catástrofe como ésa podría volver a ocurrir si no se toman medidas extremas para proteger a la población”, sostiene el universitario.

Respecto a la actuación de las autoridades, Trujillo reconoció el creciente interés de Protección Civil, que gestionó terrenos en el poblado de Amatla para la reubicación de los habitantes de Barranca Grande y Villa Nueva; sin embargo, dos años después las obras siguen en proceso y es esa lentitud, en su opinión, la que está contribuyendo al retorno de la gente a sus casas.