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Entrevista con Eduardo
Galeano
Hay otro mundo más allá
de la infamia
Edgar Onofre
Dice el escritor uruguayo Eduardo Galeano que hay ocasiones
en que se despierta y se siente optimista. “A
veces tengo esperanza de 09:00 a 11:00 de la mañana.
A las 11:15 se me cae y ni la veo dónde está.
Me recupero como a las 15:00 y a las 17:00 vuelvo a
perderla.
”No creo en los optimistas full-time (de tiempo
completo), me parece que son unos farsantes. Por supuesto,
tengo la esperanza de que todo cambie pero también
es cierto que mi certeza en las bondades de la condición
humana se me derrumba todo el tiempo y todo el tiempo
se recupera y resucita”, dijo al día siguiente
que llegó a Xalapa para recibir de la Universidad
Veracruzana (UV) el doctorado Honoris Causa y participar
en el II Encuentro de Escritores por la Tierra celebrado
en Xalapa. |
En 1971, Eduardo Hughes Galeano escribió “Las
venas abiertas de América Latina”, una obra casi
inclasificable, para infortunio de los bibliotecarios, que
se convirtió en un clásico sobre la explotación
de nuestras tierras por parte de potencias extranjeras y en
el que se narraba la historia del subcontinente desde una
perspectiva diferente a la de los ganadores. “Lamentablemente,
el libro no perdió vigencia. Me encantaría que
hubiera quedado para exhibirlo en un museo de arqueología”,
dijo al respecto.
A “Las venas abiertas…” siguió la
trilogía “Memoria del fuego”, “Patas
arriba. La escuela del mundo al revés” y más
recientemente “Espejos. Una historia casi universal”
cuyas ediciones y traducciones se multiplicaron por todo el
mundo mientras Galeano conquistaba lectores, abarrotaba auditorios
donde quiera que se presentaba y seducía al poder de
una forma tal que éste, en reciprocidad, le regaló
seis años de exilio, algunas amenazas de muerte –sobre
todo en Argentina– y un breve reposo tras las rejas.
“La verdad es que no me pasó nada grave. Tuve
algunos problemitas, pero nunca pasó nada importante.
Supongo que estoy protegido por Dios, porque creía
en Él, fervorosamente, y probablemente no lo olvida:
cuando yo era niño, era muy místico. Y supongo
que estoy protegido por el Diablo también, con quien
me he divertido muchísimo después”, dijo
al respecto.
El efecto Galeano, en Veracruz
Anduvo merodeando en Xalapa durante seis o siete
días, visitó el Museo de Antropología
y no pudo zafarse de la prensa. Los medios locales andaban
locos por entrevistarlo y publicaron lo que pudieron. En el
Distrito Federal saturaron su agenda y los medios de la capital
mandaron emisarios a la provincia para tratar de entrevistar
a este crítico de los expertos latinoamericanistas
que cometen “el nada inocente pecado de bajar del avión,
estar 15 minutos en tierra y escribir un libro de 700 páginas
explicando lo que nos ocurre”.
Abarrotó el auditorio de la Unidad de Humanidades como
no se había visto en mucho tiempo y su discurso fue,
naturalmente, consecuente donde quiera que se presentó.
Desde el bar del hotel en que se hospedó hasta el discurso
de aceptación del grado de doctor Honoris Causa, defendió
la profunda diversidad de la región como una de sus
más afortunadas características y festejó
los pequeños pasos hacia delante que ha dado América
Latina como grandes pasos: “Que Evo Morales logre que
los mal llamados curanderos, los médicos indígenas,
puedan entrar a los hospitales, donde tenían la entrada
prohibida, y reciban el mismo respeto que los médicos
que egresan de las facultades de medicina, es un gran paso.
”Que Ecuador establezca en su Constitución que
la naturaleza tiene derechos, los derechos de la naturaleza,
es un gran paso. Pasa por primera vez en la historia, a nadie
se le había ocurrido que la naturaleza tiene derechos.
El mundo está lleno de juristas, las facultades de
derecho fabrican millones de abogados –que en esos países
andinos son casi todos vampiros de indios– y a ninguno
se le había ocurrido que la naturaleza podía
tener derechos. ‘¿Para qué, si nosotros
la cuidamos?’, decían. ¿La cuidamos? ¿Qué
queda de la pobre, exprimida como un limón?”.
Podría pasarme a la derecha,
pero nadie me va a creer
Es sabido que nunca ha sido muy condescendiente
que digamos con la demencia de los gobernantes y no hay
muchas razones para pensar que vaya a cambiar. Mucho menos
se espera de él una sorpresa tránsfuga o
un artero bandazo. Dice, con sorna, que no le han llegado
al precio: “Nadie me ha dado una cifra interesante
hasta ahora. Me han ofrecido, sí, pero bagatelas”.
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Se conoce también que Álvaro Vargas Llosa
escribió su best seller “Manual del perfecto
idiota latinoamericano” como una respuesta a “Las
venas abiertas...”. El peruano tuvo la fortuna de que
su título se convirtiera en éxito de prestigiadas
librerías de nuestro país como Vip’s y
Sanborns y fue prologado por su señor padre, Mario
Vargas Llosa, quien con el tiempo terminó aplaudiendo
la guerra en Irak.
“La izquierda es la universidad de la derecha. Mucha
de la gente que ejerce el poder de muy mala manera en el mundo
de hoy fue formada por los mismos libros que me formaron a
mí. Algún día descubrieron que era más
conveniente pasarse al otro lado”, comentó Galeano.
“Yo lo haría también, pero después
de tantos años nadie me va a creer. A veces tengo la
tentación. Mañana hago una conferencia de prensa
y digo: ‘Descubrí que estaba equivocado. Pasa
que no había leído bien a Margaret Thatcher
y no había podido conversar a fondo con Condoleezza
Rice ni con Bush. Y estoy declarando públicamente mi
arrepentimiento’. Yo podría hacer eso, lo que
pasa es que nadie me va a creer, por eso no lo hago. La gente
va a decir: ‘Éste comió carne de vaca
loca”.
Sin embargo, parece que el tiempo se ha encargado de pasarle
factura. Galeano cuenta que algunos amigos suyos leyeron la
historia de Olympia De Gouges que registró en su último
libro, Espejos, y lo felicitaron: “En este libro hay
numerosas historias de opresión femenina. Estamos acostumbrados
a identificar la opresión de la mujer con el mundo
religioso pero el mundo laico tampoco se portó demasiado
mejor.
”La Revolución Francesa le cortó la cabeza
en la guillotina a una mujer revolucionaria que se le ocurrió
proponer una Declaración de los Derechos de la Mujer
y de la Ciudadana. Olympia de Gouges redactó la declaración
con toda razón: las mujeres no tenían ningún
derecho. No sólo no podían votar, no podían
hablar, no podían moverse sin permiso del marido, y
los revolucionarios le cortaron la cabeza en la guillotina.
Para que aprendiera. No sé si aprendió, pero
seguro fue con una intención pedagógica que
lo hicieron.
”Pero cuando escribí esta historia los amigos
que lo leyeron me dijeron: ‘Qué bien que denuncies
todo eso que pasó. Te felicitamos y queremos decirte
que nos conmueve que el sistema, en su infinita perversidad,
te regaló a Condoleezza Rice, que es negra y mujer.
Y queríamos felicitarte por esa conquista tuya, porque
te pasaste toda la vida jodiendo con la historia desconocida
del África de los negros peor tratados del mundo y
reivindicando a las mujeres y ahora tienes a los dos en uno.
Mira qué suerte’. Mis amigos tienen una mala
leche…”
Galeano hizo su magia
Galeano hizo su magia y sedujo a sus auditorios.
Lo mismo en su escritura que en persona, su sentido del humor,
irónico y simple al mismo tiempo, hace brillar su crítica.
Habla hasta divertido de los temas más delicados. Considera
que las libertades son todavía una tarea pendiente,
que “el mundo nace de nuevo cada día” y
que la primera tarea sería la de perder el miedo: “Luchar
contra el miedo me parece una tarea lindísima e imprescindible.
“La vida no es una sola vida: los seres vivos viven
varias vidas a lo largo de una vida y deben volver a nacer
y tienen la libertad de hacerlo pero, a veces, las jaulas
que lo impiden pueden más y la mayor parte de la humanidad
nace prisionera, presa de jaulas visibles e invisibles: el
hambre, la necesidad, la miseria son jaulas bastante visibles.
Y hay otras invisibles como el miedo, que no siempre se ve
pero que también ejerce su dictadura en el mundo y
es el principal enemigo de la libertad. El miedo en América
Latina, invisible, nace de una tradición de la impotencia,
el miedo de cambiar, de ser, de hacer, de recordar, el miedo
de decir, son nuestros principales enemigos”.
Galeano fue amigo de dos atormentados escritores latinoamericanos:
Juan Carlos Onetti y Juan Rulfo. Algo intuye sobre la angustia
y la depresión cuando dice: “Estamos hechos de
barro, somos imperfectos, somos la mitad mierda y la mitad
maravilla. Todos. Blancos, indios, negros, mujeres, homosexuales,
heterosexuales, todos. Hay que ver qué mitad predomina
y, sobre todo, cómo podemos organizar al mundo para
favorecer la maravilla y desalentar la mierda.
”Todo depende de lo que te estimula o te obligan a ser.
Por ejemplo, si te obligan a ser un canalla para obtener o
conservar un empleo, si para poder mantener a tus hijos te
obligan a emputecer tu alma, bueno, ahí la parte jodida,
la mitad mierda, ahoga a la otra. No es cierto que el marco
social no tenga nada que ver, mucho depende de lo que la sociedad
te obliga a ser: si te enseña que para triunfar en
la vida tienes que cagar al vecino, si te enseña que
perder está prohibido y ganar es obligatorio, y que
todo está permitido con tal de ganar, ya de entrada
estás jodido. Por más buenas cosas que traigas
dentro.
”Después resulta que un tipo que era macanudísimo
asesina a 17 o se convierta en un monstruo que golpea a su
mujer. El marco social no es el mejor. El ‘way of life’
al que Barack Obama dice que nunca renunciará es una
porquería porque es cultura del consumo que te enseña
que más vale el que más tiene. Y es cultura
de la violencia que dice que naciste para salvar a los demás
y que para salvarlos tienes que matar. Y se pasan invadiendo
países para ‘llevar la democracia’, como
decían Vargas Llosa y una buena cantidad de intelectuales
en el mundo a los que les pareció maravillosa la idea
de masacrar iraquíes”.
Considera que los jóvenes se han vuelto más
violentos “porque no se reconocen en el mundo que heredan.
Veamos, por ejemplo, el descrédito de la democracia
en casi toda América Latina. Según las encuestas
más serias, la mayor parte de los jóvenes no
cree en la democracia ni le interesa para nada participar
en ella. No se reconocen. Y ésta es responsabilidad,
sobre todo, de los políticos, quienes han pecado contra
la esperanza y que han desprestigiado a la democracia, haciendo
desde el poder todo lo contrario a lo que desde el llano prometen”.
La palabra tiene cada vez menos crédito
Galeano dice que el mundo de hoy ha traicionado al
diccionario. “Por ejemplo: ‘Comunidad internacional’.
Una palabra hermosa que ahora se usa para definir a un club
de banqueros cigarreros.
’Mercado’ era una palabra muy bella cuando yo
era chico. El mercado del barrio era una fiesta para mí,
como un circo. Y ahora el “mercado” es un señor
todopoderoso que decide la catástrofe mundial con total
impunidad. La palabra “socialismo”también
ha sido desprestigiada por el mal uso que se ha hecho de ella:
la socialdemocracia la usó como pseudónimo de
un capitalismo maquillado y el comunismo la usó para
bendecir la dictadura de la burocracia fingiendo que era dictadura
del proletariado.
“La palabra tiene cada vez menos crédito en el
mundo. Según los guaraníes ‘palabra’
y ‘alma’ se dicen de la misma manera. ‘Ñe-é’
significa palabra y también alma. Si te doy mi palabra,
te doy mi alma. Esta es mi palabra, éste soy yo. Esa
visión del mundo que la cultura guaraní supo
perpetuar a través de su lenguaje hoy no tiene mucho
éxito que digamos.
”Las expresiones humanas se han reducido muchísimo
hasta llegar a la expresión más jodida de todas,
que es la relación entre mercancías: ‘Dime
cuál es tu precio y te diré cuánto vales’.
Antonio Machado, gran poeta español, decía:
‘Ahora cualquier necio confunde valor y precio’
y parecía hablar del mundo de hoy. Y también
Shakespeare, en Rey Lear, cuando dice: ‘El drama del
mundo es que los locos conducen a los ciegos’, parece
del 2009”.
Las utopías no están muertas
Según su parecer, la fuerza del aparato hegemónico
de poder se ha visto muy debilitada por la reciente crisis
que más que financiera lo ha sido del capitalismo,
aunque advierte que “sigue siendo un mundo desigual”.
Critica a la izquierda, pero no desde parvularios argumentos,
sino desde el humanismo: “La izquierda ha estado bastante
enferma de grandilocuencia. Su lenguaje ha sido muy grandilocuente
y por ahí hay que volver a la humildad de las cosas
chiquitas, de la vida sencilla, la humilde luz de la vela.
Esos son valores capitalistas que la izquierda practica sin
saberlo. Hay que cambiar esta confusión de la grandeza
con lo grandote, las grandes palabras, la retórica
y la idea de que el mundo va a cambiar en una suerte de gran
hecatombe, un Apocalipsis. Por ahí el mundo cambia
de a poquito y los pasos que da a veces ni se notan”.
En el mundo que Galeano descifra los fariseos que se rasgaron
las vestiduras y pontificaron el fin de los ideales, del socialismo,
del humanismo, de la historia y del hombre erraron.
“Si creyera que las utopías están muertas,
que no tiene sentido clavar los ojos más allá
de la infamia para adivinar otro mundo posible, no estaría
charlando contigo ahora. Me dedicaría a hacer filatelia.
Me parecería muy tramposo si hablara de estas cosas
y no creyera que hay otro mundo posible. El mundo está
embarazado, tiene otro mundo dentro de la barriga. Si no lo
creyera, tendría la honestidad del silencio, supongo:
no hablaría ni escribiría”.
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