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Desarrollado
en Cuba
Tratamiento con zinc mejora calidad
de vida de enfermos
de ataxias
En la isla, la mayor prevalencia mundial
de enfermedades de este tipo:
Luis Velázquez Pérez, médico y
científico cubano
Juan Carlos Plata |
Luis Velázquez Pérez,
director del Centro de Investigaciones y Rehabilitación
de Ataxias Hereditarias en la ciudad de Holguín,
Cuba |
Un tratamiento a base de una dieta rica en zinc podría
brindar una mejor calidad de vida a pacientes que sufren de
ataxia espinocerebelosa tipo 2 –enfermedad neurológica
que provoca pérdida del control de movimientos del
cuerpo, alteraciones del habla y lesiones en el sistema nervioso,
entre otras complicaciones–, aseguró Luis Velázquez
Pérez, médico y científico cubano, durante
una conferencia dictada en la Unidad de Ciencias de la Salud
de la Universidad Veracruzana (UV).
El tratamiento, desarrollado en el Centro de Investigaciones
y Rehabilitación de Ataxias Hereditarias (CIRAH), ubicado
en la ciudad de Holguín, Cuba –del cual Velázquez
Pérez es director–, ayuda a los pacientes a recuperar
el control de movimientos, a modular sus funciones neurológicas
y cognitivas y, en general, ha permitido que se tenga una
rehabilitación sostenida, explicó el médico.
Cuando la prevalencia mundial es de cinco casos por cada 100
mil habitantes, en Cuba es de más de seis casos y en
la provincia de Holguín la prevalencia se dispara a
42 por cada 100 mil habitantes, por lo cual el gobierno cubano
estableció este centro de investigaciones en esa región,
además de que se creó una red nacional de atención,
investigación y rehabilitación.
Casi la totalidad de los casos de ataxia en Cuba son del tipo
2, mientras que el más común en México
es el del tipo 7.
“Esta enfermedad no tiene cura en la actualidad –se
especula que la única manera de combatirlo sería
sustituir el gen mutado por uno sano, lo cual a la fecha es
imposible–, entonces nuestros esfuerzos se han concentrado
en conseguir que los pacientes tengan una mejor calidad de
vida. Afortunadamente hemos logrado que pacientes que ya estaban
confinados a una silla de ruedas, vuelvan a caminar”,
dijo Velázquez Pérez.
De acuerdo con el experto, a la fecha se han clasificado 29
tipos diferentes de ataxias, todas producidas por una misma
mutación genética que produce una proteína
llamada ataxina 2, pero de acuerdo con condiciones, incluso
de tipo ambiental, se desarrollan de manera diferente y tienen
cierta variación en sus consecuencias.
“La enfermedad puede contraerse por vía congénita,
hereditaria (que representa 50 por ciento de los casos) y
recesiva (heredada de los dos progenitores). En el CIRAH un
estudio reveló que en 11 por ciento de los casos de
transmisión hereditaria padre-hijo, el hijo desarrolla
la enfermedad antes de los 30 años, por una nueva mutación
genética”, explicó.
Algunas de las consecuencias de la enfermedad son un daño
oxidativo –que provoca que el cerebro envejezca de manera
precoz–, acelera el proceso degenerativo, baja los niveles
de zinc en el organismo –principalmente en la médula
y el cerebelo– y genera una severa reducción
de la calidad del sueño y, en casos avanzados, la ausencia
total del sueño, lo que, por sí solo, provoca
más daños al organismo.
“En el CIRAH, gracias al tratamiento con zinc, hemos
logrado rehabilitar a más de 300 pacientes, de los
cuales entre 68 y 70 por ciento han logrado mejorar alguna
de sus funciones motoras y cognoscitivas, además de
que se realizan diagnósticos presintomáticos
a parientes de personas enfermas y diagnósticos prenatales”,
dijo.
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