Dirección de Comunicación
Universitaria
Departamento de Prensa
Año 8 / No. 329 / Octubre 13 de 2008 Xalapa • Veracruz • México Publicación Semanal

Crisis en el sistema financiero internacional

Urge nueva regulación financiera
para el mundo: expertos

Irma Villa

En agosto de este año, el presidente de Estados Unidos (EU), George W. Bush, tuvo que aceptar que la economía de su país estaba por colapsarse. Ya no eran más gritos de alarma de los directivos bancarios sino que se trataba de una recesión económica a la que había que contener: el Estado debía intervenir.

Así, el 16 de septiembre presentó ante el Congreso una propuesta por 700 mil millones de dólares para rescatar al sector financiero de EU; días antes había auxiliado a las hipotecarias Fannie Mae y Freddie Mac y a la aseguradora American International Group (AIG).

Ante esta práctica inusual en los EU, alejada completamente del dogmatismo neoclásico, los expertos Samuel Lichtensztejn, José Blanco Mejía y Aníbal Zottele Allende explican cómo debería entenderse esta intervención aplicada en el país que es potencia del capitalismo. ¿El fin del neoliberalismo está por llegar?, ¿es necesario regular la libertad con que han actuado los capitales especulativos?

De acuerdo con el economista José Blanco Mejía, jefe de asesores de la Rectoría de la UV, esta intervención en bancos de inversión e, incluso, la creciente participación en bancos de seguros de ese país, tiene un significado: “Es la confesión del fracaso de las teorías neoliberales que comenzaron a volverse dominantes en la década de los ochenta.
“Una de las tesis principales de estas teorías habla de la imperiosa necesidad de la desregulación. La eliminación de las formas de regulación, se argumentaba, significa la plena libertad de empresas e individuos en todo el mundo para realizar cualquier tipo de operaciones económicas, lo que traería –se decía– una prosperidad nunca vista”, añadió.

La intervención del gobierno de EU es la confesión
del fracaso de
las teorías neoliberales
que iniciaron
en los ochenta:
José Blanco


Samuel Lichtensztejn, coordinador del Programa de Estudios sobre Integración Regional y Desigualdad América-Europa en la UV, dijo que lo verdaderamente inédito de esta acción “es la dimensión cuantitativa que alcanzan las ayudas que se han brindado y las que están a estudio en el Congreso Norteamericano”. Contrario a la creencia popular, en los países capitalistas no es nuevo que el Estado asuma responsabilidades y use enormes recursos de sus contribuyentes para atenuar una crisis financiera.

“El cambio de política que propicia el gobierno de Bush es una reacción que altera el dogma neoclásico tantas veces pregonado acerca de la regulación automática de los mercados, es un intento de evitar la escalada de quebrantos y de atenuar el ya grave impacto que la crisis propaga a la actividad económica en su conjunto, en donde aparecen signos inequívocos de un ciclo recesivo”, opinó Aníbal Zottele Allende, coordinador del Centro de Estudios China-Veracruz.
Lo más llamativo de esta decisión, continúo Zottele Allende, es que a tan escaso tiempo de que EU elija a su nuevo presidente, los candidatos hayan votado a favor del paquete económico que beneficia a ciertas empresas.

Privatizan las ganancias y socializan las pérdidas
Dada su dimensión y profundidad, esta crisis financiera no sólo da lugar a que algunos grupos financieros obtengan ganancias extraordinarias sino que, en contrapartida, determina pérdidas enormes de accionistas y ahorradores, con lo cual se vuelve válida la afirmación de que esos procesos llevan a privatizar las ganancias y a socializar las pérdidas, aseguró Lichtensztejn.

Es decir, grupos financieros aprovechan la ocasión para apropiarse de cuantiosos recursos que son solventados en el corto plazo por los impuestos que paga la sociedad, la cual, además, también será la que soporte el costo de ese financiamiento extraordinario por los recortes de gastos públicos, la disminución del poder adquisitivo de sus ingresos producida por la depresión productiva y el desempleo que origina la crisis financiera, añadió.

De igual manera se pronunció Blanco Mejía, quien señaló que el actual es un momento que se presta para grandes negocios favorecidos por el gobierno, en el que muchas instituciones financieras aprovecharán para limpiar sus carteras de deudas incobrables, saneándolas con recursos que paga toda la sociedad.

Es evidente la irresponsabilidad con
que han operado estos capitales financieros:
Aníbal Zottele


Para Aníbal Zottele, éste es un proceso dinámico en el que las expectativas negativas que se han acumulado pueden agravar aún más la alicaída confianza de los particulares en instituciones que a través de sus miembros más prominentes han faltado a la verdad. Estos miembros destacados han recibido como castigo el cese en sus respectivos cargos y millonarias recompensas en dólares.

También dijo que si bien algunos activos desvalorizados pueden recobrar su valor, e incluso generar utilidades razonables, esa promesa esbozada por el presidente de EU es apenas una expresión de deseos y de disculpas hacia los contribuyentes.

Lo real es que se está adquiriendo una gran cantidad de activos que forman parte de una pérdida masiva de sus estimaciones nominales y que mayoritariamente no recuperarán sus magnitudes originales, explicó.

Limitar la libertad de capitales especulativos
Hay que establecer nuevas regulaciones y controles que limiten la libertad con que han operado los capitales especulativos, coincidieron los entrevistados.

Esto lo reclaman los ciudadanos norteamericanos y también la comunidad internacional, aseveró Zottele: “Es evidente la irresponsabilidad con que han operado estos capitales financieros; no sólo han generado una formidable distorsión en el mercado inmobiliario de EU, también han alterado severamente los mercados de commodities (petróleo, cobre, estaño, soya, maíz, arroz, otros productos de la minería y la agricultura)”.

Por su parte, José Blanco comentó que es altamente probable que surjan nuevas formas de una regulación que ahora tendrá que ser de orden internacional, puesto que hasta el Fondo Monetario Internacional, campeón de la desregulación, ha dicho que son necesarias, aunque por ahora nadie sabe en qué pueden consistir, ni ellos mismos.

La especulación, como la corrupción, forma parte ya de las reglas de comportamiento del capital financiero, no sólo de EU sino de otros países capitalistas avanzados y, muchas veces y de forma lamentable, de nuestros países subdesarrollados, explicó Samuel Lichtensztejn. “Pero por supuesto que existen normas que pueden limitar la circulación de esos capitales”, añadió.

El sistema financiero internacional está en crisis
La situación arriba expuesta podría llevar a pensar en el fin del neoliberalismo. A esto, el economista José Blanco respondió: “No en el fin, pero sí en el principio del fin. Y no ocurrirá de la noche a la mañana. De fondo, lo que está en crisis es el sistema financiero internacional”.

Señaló que recientemente Nicholas Sarkozy, presidente de Francia, propuso a Alemania e Italia trabajar una propuesta de reforma del sistema monetario y financiero internacional y, si esta iniciativa avanza, seguramente será negociada entre Europa y Asia. En esta negociación, dijo, EU podría ser una fuerza secundaria y el dólar se convertiría en una moneda más y dejaría de ser “la divisa internacional”, es decir, el principal medio de pago internacional en la economía mundial.

Lichtensztejn admitió que los hechos obligan a reconocer la necesidad de renovar las teorías e introducir el papel que el Estado debe tener en materia de política económica y financiera en los países desarrollados. Aclaró que esta revisión no involucra el fin del neoliberalismo puesto que esta concepción sólo ha sido puesta en práctica radicalmente en los países subdesarrollados, particularmente en los países latinoamericanos, desde la crisis de la deuda externa en los años ochenta.

Aníbal Zottele sugirió que “las concepciones económicas no debieran darse por perimidas con la ligereza que algunas veces, a lo largo de la historia, han incurrido los economistas neoclásicos. No ha pasado tanto tiempo desde que filósofos, politólogos y economistas neoliberales anunciaban el fin de las ideologías”.

Sin embargo, añadió, son necesarias otras corrientes del pensamiento no sólo para comprender la variedad y complejidad histórica en la que se desenvuelven los actores sociales, sino también para implementar la imprescindible acción política que regule las evidentes distorsiones que se generan en las economías de mercado.


Hay que reconocer la necesidad de renovar las teorías e introducir en ellas el papel del Estado en las políticas económica y financiera: Lichtensztejn

Originará crisis financiera mayor concentración de riqueza
En Estados Unidos, si bien el problema es de otras dimensiones, viene agudizándose la concentración del ingreso y la caída relativa de la participación de los sectores más pobres. El problema subyacente en la crisis financiera está vinculado a esa desigualdad en la distribución del ingreso, alertaron Aníbal Zottele y Samuel Lichtensztejn.

La información sobre la forma en que se distribuyen los ingresos en el mundo refleja la magnitud de los cambios necesarios: uno por ciento de los adultos más ricos acaparan 40 por ciento de los activos globales; si se toma al dos por ciento, éste detenta más de la mitad; y si se toma al 10 por ciento éste concentra el 85 por ciento de estos activos. En el extremo opuesto, la mitad más pobre de la población adulta del planeta vive con sólo uno por ciento de la riqueza global, abundó Zottele.

No fue venganza del pueblo, sino miedo a perder la curul
La demora del Senado para aprobar el programa de rescate financiero propuesto por George W. Bush no se puede leer como una venganza del electorado hacia su gobierno, más bien fue un cálculo político, comentaron los expertos.
“La oposición al rescate de Bush tenía dos sectores con argumentos totalmente diferentes. La extrema derecha del Partido Republicano estaba en contra porque ideológicamente no le cabía en la cabeza una intervención del gobierno, y mucho menos de ese tamaño. ‘Eso es socialismo’ decía (torpemente) esa fracción. ‘Estamos en una economía de mercado, donde lo que juega es el riesgo y en el cual pierden los ineficientes; los que ahora pierdan, que pierdan’, también decían.

”Era una posición extremadamente torpe y desinformada, porque sin la intervención se habrían convertido en ‘ineficientes’ todos los empresarios y habríamos llegado a una situación como la de 1929, en la que había 25 por ciento de desempleo y fueron miles las empresas de todo tipo que quebraron. El otro sector era el demócrata, que estaba en contra porque quería un plan que aliviara la carga sobre los contribuyentes”, respondió José Blanco.

De igual manera se manifestó Lichtensztejn: “Muchos legisladores estadounidenses están preocupados por su reelección en las próximas elecciones y, por lo tanto, son bastante sensibles a la opinión de la gente que va a votar en ese país.

”En los EU hay una estrecha comunicación entre legisladores y votantes. Seguramente los legisladores han observado que hay una clara inconformidad popular con el hecho de salvar los bancos y no usar ese dinero con fines sociales más amplios.

”Probablemente, en consecuencia, esa votación en la Cámara de Diputados fue una señal de castigo, una constancia de inconformidad sobre la fórmula de ayuda a los bancos y, en definitiva, contraria a ayudar a los responsables de la crisis financiera. Pero en un segundo momento, los representantes se alarmaron por las repercusiones negativas en la Bolsa de Nueva York. Se volvió a intentar y se reconsideró la propuesta del rescate porque el mensaje de los sectores financieros logró triunfar ante el mensaje de la población”, explicó.

El voto negativo en la primera sesión donde se trató el Plan Bush sufrió un fuerte rechazo por al menos tres razones, explicó Zottele: “Representantes del Partido Republicano se opusieron inicialmente porque consideraban que de acuerdo con los criterios neoliberales el Estado no debía hacer intervenciones en el mercado financiero.

”Algunos demócratas rechazaron la idea de que las utilidades fueran una opción para los dueños de las empresas mientras que sus pérdidas fueran colectivizadas; pero hubo una tercera corriente de republicanos y demócratas que votaron negativamente porque deberán refrendar en las próximas elecciones sus cargos y conocen la impopularidad de esta medida. Además, todos ellos, aun los que votaron favorablemente, desconocen –como nos sucede a todos los ciudadanos del mundo– la eficacia de este salvataje”.