Año 8 • No. 290 • Noviembre 19 de 2007 Xalapa • Veracruz • México
Publicación Semanal


 Centrales

 General

 Reportaje

 Regiones

 Becas y  oportunidades

 Arte

 
Deportes

 
Contraportada

 


 Números  Anteriores


 Créditos

 
Casi histórico el incremento del 16 por ciento
Comienzan universidades a remontar problemas presupuestales

Redacción UniVerso
Aunque las gestiones de los rectores han dado frutos, las universidades no deberían estar sujetas al vaivén político, opinan académicos
La semana pasada, las universidades públicas del país lograron remontar un importante trecho en el que se ha convertido en su mayor obstáculo: el presupuesto. El 15 de noviembre, el secretario general de la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (ANUIES) dio a conocer la entrega de recursos extraordinarios por 11 mil 941.7 millones de pesos para educación superior, lo que representa un incremento de 16.4 por ciento respecto al presupuesto aprobado en 2007.

En términos de Producto Interno Bruto (PIB), el presupuesto asignado a las universidades del país pasó del 0.61 por ciento ejercido este año al 0.67 para el 2008, por lo que el rector de la Universidad Veracruzana (UV), Raúl Arias Lovillo, declaró el 16 de noviembre que se trata del incremento “más importante que han tenido las instituciones de educación superior en los últimos años”.

Tanto el secretario general de la ANUIES como el Rector de la UV no dudaron en calificar el hecho como histórico, toda vez que, como se sabe, cada año las instituciones de educación superior públicas se enfrentan a la desgastante situación de solicitar a los gobiernos federal y estatales incrementos al presupuesto que permitan atender de forma idónea sus tareas sustantivas.

No obstante, el Rector de la UV llamó a no cantar victoria, pues los riesgos que enfrentan las instituciones educativas no han terminado: “Lamentablemente todavía no tenemos la reforma fiscal integral deseada, por eso necesitamos seguir construyendo acuerdos”.

Las universidades del país se afanan diariamente en mostrar trabajo y gran capacidad, mientras realizan constantes peticiones –a través de, por ejemplo, el Consejo Nacional de la ANUIES– para ser apoyadas con mejores presupuestos y alcanzar las metas planteadas por Felipe Calderón Hinojosa desde su campaña por la Presidencia: lograr asignar el uno por ciento del PIB al presupuesto de las universidades.

El punto de vista académico
Ante esta situación y la urgencia por inyectar más recursos a este sector educativo, los académicos de la Universidad Veracruzana (UV) propusieron el impulso de una ley que establezca criterios para la asignación de recursos y que éstos no se sujeten a la negociación política o al cambio de prioridades; de esta forma el financiamiento no dependería de la “buena voluntad” de los políticos para cumplir su palabra.

Con una ley, las universidades no deberían estar negociando ni limosneando los recursos año con año. Además, existe un consenso sobre la importancia de la educación, especialmente de nivel superior, pero es evidente que hay un problema real entre la clase política y las prioridades nacionales.

Es urgente una ley de financiamiento
Del Instituto de Investigaciones en Educación (IIE), el investigador Miguel Ángel Casillas Alvarado, experto en el tema de la educación superior, se pronunció por la creación de una ley que sentara las bases del financiamiento y que permitiera a los gobiernos tener una participación mayor o que se involucraran en programas específicos.

Con una ley no sería posible que el dinero se desviara a campañas electorales o para cualquier necesidad de orientación política. Las universidades no dependerían del vaivén político como si de una secretarías de Estado se tratase. El financiamiento “tampoco es una cuestión de voluntad o está ligada al libre albedrío de los individuos, sino tiene que ser una cuestión formal, institucional y de certidumbre para cualquier institución educativa”, expresó.
El impulso de una ley contribuiría a fijar fechas para la entrega de los recursos, lo que evitaría los atrasos en pagos a proveedores, desarrollo de proyectos y organización de eventos, por mencionar sólo unos ejemplos. El director del IIE explicó que una buena parte de las actividades de la UV depende de los subsidios y, por ende, de procesos de planeación, que se invalidan por no contar con el recurso en la fecha acordada verbalmente.

No contar con suficientes recursos, indicó, “nos obliga a vender nuestros servicios, lo cual no está mal pero tampoco somos empresarios académicos; somos investigadores y docentes cuya orientación principal está lejos de buscar de dónde conseguimos dinero para realizar nuestro trabajo”, aseveró.
Detalló que si bien existen numerosos temas de investigación que cuentan con apoyo financiero, existen muchos otros que no lo tienen y que por consiguiente tienen pocas posibilidades de crecer y tener impacto. Por ejemplo, indicó, no hay apoyo para la teoría sociológica, mucho menos para realizar una traducción de autores como Durkheim o Weber y ni pensar en la filosofía. “Nos obligan paulatinamente a abandonar esos campos de estudio porque no hay dinero para hacerlos”, aseguró.

Señaló que el dinero destinado a la educación superior es poco e insuficiente para el tamaño de la tarea que se debe hacer, entonces ¿cómo se ampliará la matrícula si no se pueden contratar nuevos profesores? O bien, ¿de qué manera se elevará la calidad si los académicos no pueden irse a estudiar un posgrado porque no hay suficientes becas?, cuestionó.

Compromiso empresarial con las universidades
A pesar de que la reforma fiscal y el incremento del precio del petróleo generarán recursos extraordinarios, todavía está lejos el cumplimiento de la promesa electoral del actual Presidente de la República de asignar el uno por ciento del PIB a la educación superior, comentó Alfredo Zavaleta Betancourt, del Instituto de Investigaciones Histórico-Sociales (IIH-S).

Aunado a lo anterior se encuentra el bajo crecimiento del presupuesto federal y la sujeción para la entrega de recursos extraordinarios. Ante tal situación, es inminente el impulso a una iniciativa de ley que modifique la asignación anual de asignación de recursos para la educación superior y los consejos nacional y locales de ciencia y tecnología, propuso el investigador.

Otro aspecto que debería destacarse, indicó, es el concerniente al compromiso pendiente que tienen los empresarios locales, regionales y nacionales con la educación superior, principalmente pública, ya que son las que dotan de cuadros profesionales a sus negocios.

Alfredo Zavaleta lamentó que las universidades públicas sufran de presiones y que su desempeño sea visto por el gobierno como “mediocre”. “El desplazamiento de la UNAM de los primeros 100 lugares del índice de competitividad de las universidades del mundo, la presión de los empresarios para que las instituciones educativas produzcan profesionales que les resuelvan sus problemas y la demanda unilateral de los medios de comunicación por transparencia y rendición de cuentas, son parte de una estrategia múltiple de presión a las universidades”, declaró.

Más apoyo para académicos
Para Teresa Montalvo Romero, investigadora de la Facultad de Ciencias Administrativas, el conjunto de rectores afiliados a la ANUIES –y propiamente el que está al frente de la UV junto con su equipo de administración– han realizado un buen papel al gestionar la obtención de recursos; aunque, precisó la académica, será muy difícil que se alcance el uno por ciento del PIB si continúan los incrementos en los productos básicos y si la prioridad del gobierno sigue sin ser la educación superior.

Un aspecto en que coincidió Teresa Montalvo con Miguel Casillas y Alfredo Zavaleta es que si al interior de las universidades no se trabaja con calidad y se demuestra, será todavía más difícil conseguir un incremento en el presupuesto anual. Una forma de impulsar el crecimiento de la institución es que sus miembros se integren a programas federales como el Sistema Nacional de Investigadores (SNI).

Mientras más investigadores en el SNI tengan una universidad, mayores posibilidades tendrán de obtener recursos extraordinarios, aseguró la académica. Esto porque gozarán de la posibilidad de ingresar a más concursos para obtener presupuesto para sus investigaciones, al tiempo que forman parte de indicadores que califican satisfactoriamente a la institución de procedencia.

Al tiempo que se incrementa el número de investigadores en el Sistema, es necesario, indicó, que se reconozca el trabajo de los académicos que tienen puesta la camiseta de su universidad, están dispuestos a brindar más tiempo y calidad a su trabajo y adoptan/adaptan a los modelos educativos en beneficio de la modernización y pertinencia. Para incentivar la continua formación de los académicos se deben dar autorizaciones y apoyos para que realicen posgrados y estancias en otros países.

En cuanto a las tareas de investigación, dijo, se deben implantar programas para captar a los académicos interesados y a los recién llegados para formar grupos de investigación que se conviertan en redes, con lo que se obtendrán mayores recursos. La Dirección de Investigaciones ya trabaja en este tema, pero Montalvo Romero enfatizó que debería ampliarse la convocatoria a investigadores de otros países y mantener un contacto por medio de las nuevas tecnologías.

La falta de seriedad en la asignación y entrega del presupuesto a las universidades públicas genera el gran error de la improvisación, que desemboca en una serie de consecuencias desafortunadas para la institución. La solución podría llegar por diferentes vías: con una ley y una discusión nacional que asegure el incremento al presupuesto; que se llegue a un acuerdo jurídico que sujete a las administraciones a una auditoría y control riguroso; y que no se juegue con la Universidad y la opinión pública al decir que se entregarán recursos extraordinarios para apoyar a las instituciones, cuando esto finalmente no sucede.