Año 6 • No. 256 • febrero 12 de 2007 Xalapa • Veracruz • México
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Gina Sotelo

Hace falta entender el valor de la cultura en la formación del ser humano, opina el chiapaneco
Julio Cortázar describe en su Bestiario deslumbrantes fantasías que revelan nuevos mundos, de igual manera Jorge Luis Borges en su Manual de Zoología Fantástica da vida a seres que se metamorfosean representando lo fantástico en el sentido más atávico. Igual lo hicieron Kafka y Poe en la literatura.

Siguiendo este camino de imaginar lo que parece ser y no es o lo que es pero no debería, Manuel Velázquez traduce en enormes tablones el caos, seres e instrumentos carentes de sentido y lógica que cobran vida al ser representados, se trata de Instrumentos alógicos, exposición que se presenta en la Galería Universitaria Ramón Alva de la Canal.

La serie consta de 16 piezas de formatos diversos entre 122 y 140 centímetros, aproximadamente, son pinturas sobre madera en una técnica llamada paladium, combinada con acrílico, grafito y patinas plateadas y/o doradas.

“Se trata de una serie minimalista que trabaja entre lo real y lo abstracto, a manera de dispositivo que pretende aprovechar la parte no lógica de la creación y de la vida, intentando que la obra no cuente ninguna historia y que sea el espectador quien dé su propia interpretación”.
El artista chiapaneco empezó a trabajarla en 2005 y es la primera vez que se expone en Xalapa. A diferencia de su obra anterior, es una colección con poco color, muy sintética, casi minimalista, un tanto ornamental que tiende a preguntarse sobre la razón de ser de las cosas y las posibilidades que tiene el ser humano de moverse en planos no lógicos.

“Traté de trabajar sobre planos simbólicos de la realidad –dice el pintor– a partir de asociaciones y evocaciones a manera de las máquinas inútiles y de propuestas cercanas al dadá y a las corrientes del arte que plantean múltiples lecturas e interpretaciones”.
Manuel Velázquez las llama “instrumentos” porque pretenden ser analogías de piezas que pueden o no tener una función; pueden ser a veces semillas, otras son recipientes y otras más no tenemos una función clara de ellas: “Es una obra cercana al minimalismo y a lo primigenio, conjuga la sencillez con lo polisensorial y lo contradictorio”.

Añade que lo “alógico” es lo que escapa a lo lógico, se mueve en planos de lo real y lo absurdo, de lo funcional y lo inútil, de lo figurativo y lo abstracto: “Lo alógico mantiene una estructura más o menos congruente pero su intencionalidad y función se nos escapa, la idea es preguntarse sobre el ser y el sentido de las cosas, es decir ¿qué es esto?”

De ideas profundas y pensamientos claros, Manuel Velázquez trabaja de manera incansable. Sea en su taller artesanal, como en su obra personal, siempre está ejerciendo el oficio. Más aún en tiempos en los que el arte no es precisamente un artículo de primera necesidad.
“Creo que los apoyos siempre son limitados. En México estamos muy por abajo de las recomendaciones de la UNESCO en materia de cultura, que recomienda el uno por ciento del gasto operativo anual para esta área. En nuestro país se destina menos del .01 por ciento, mientras en otros países se destina el tres por ciento o más, hace falta entender el valor de la cultura en la formación del ser humano”.
Ante este panorama, opina que hacen falta no sólo más apoyos económicos, sino un trabajo más profesional, una revisión de lo que son los espacios culturales y cuál es la función que realizan en nuestra sociedad.

“No solamente es mostrar la obra de los creadores, sino una labor educativa, de formación de públicos, de rescate de tradiciones, de preservación, de entretenimiento, aunque esta palabra todavía les da miedo a los difusores de la cultura”.

Velázquez afirma que hace falta hacer del museo, de la galería, un lugar de encuentros, de posibilidades múltiples para la gente: “Estos espacios compiten de una manera muy desventajosa con la televisión y los medios comerciales de entretenimientos, hay que crear formas creativas de acercamiento con el público”.

Entre sus propuestas como creador para que el arte alcance públicos más amplios, explica que el asunto no es sólo de dinero, sino de cómo se aplican los recursos. Piensa que hay que trabajar de manera muy cercana a los creadores, pero también con los niños que será el público del mañana.

“El arte como fenómeno cultural tiene el valor de enriquecer al ser humano tanto espiritual, como emocional y materialmente”, y agrega que hay que tener una visión integral de las políticas culturales, que involucre no sólo a los creadores, sino también a las comunidades, la visión de los museos y los espacios culturales tiene que cambiar, tienen que ser más dinámicos, más lúdicos, con perfiles definidos y con temas actuales.

Además de ésta, Manuel Velázquez tiene una exposición en Los Cabos el 17 de febrero con Roberto Rodríguez, ahí mostrará una serie más artesanal de su trabajo donde trata de retomar la cultura popular mexicana, sus colores y sus temas.

También será ponente en el Coloquio de Educación Artística en la Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas con una intervención sobre perfiles profesionales en las artes plásticas y donde dialogará con otros invitados sobre las perspectivas de la educación artística actual, sus retos, dónde estamos y hacia dónde vamos.

En este coloquio participan artistas independientes, profesores de las universidades de Chiapas, la Universidad Veracruzana y maestros de la UNAM.

En septiembre viajará a Canadá para una exposición individual en una galería dedicada a las artes gráficas y para una colectiva en la Casa de México de Montreal. En noviembre estará en Bélgica en otra exposición con otros artistas locales.

Instrumentos alógicos estará expuesta todo febrero en la Galería Universitaria Ramón Alva de la Canal, ubicada en Zamora 27. Vale la pena visitarla.