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Luego
de la transición política
El México actual, sin un sistema
político definido: Luis Medina
Juan Carlos Plata
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El
investigador del CIDE, Luis Medina Peña, sostuvo, durante
su participación en el Simposio Veracruzano de Otoño,
que el sistema parlamentario no es viable en el país. |
Entendiendo
por sistema político como las reglas informales que posibilitan
las acciones y relaciones del régimen político –constituido
por las reglas formales–, la transición política
que hubo en México en el año 2000 no creó su
propio sistema político, que era tan necesario, sostuvo el
investigador del Centro de Investigación y Docencia Económicas
(CIDE), Luis Medina Peña, en su intervención en el Primer
Simposio Veracruzano de Otoño, organizado por la Universidad
Veracruzana (UV). |
“Ortega
y Gasset decía que un estadista es aquel que sabe qué
hacer desde el Estado como nación; ahora, a unos cuantos días
de que concluya el primer sexenio después de la transición,
es claro que Vicente Fox nunca tuvo idea. No estuvo a la altura de
Porfirio Díaz y Lázaro Cárdenas, los creadores
de los dos sistemas políticos que había tenido el país”,
aseguró.
¿Qué es lo que queda?, se preguntó Medina Peña:
“Me imagino que habrá que establecer una nueva serie
de reglas informales. Esta va a ser la gran prueba del sistema presidencial;
porque si no, van a proliferar todas esas propuestas absurdas de crear
un sistema parlamentario para el cual no tenemos experiencia. Aquí
tenemos la mente en un sistema republicano, presidencialista, en el
que hay tres poderes que se equilibran”, dijo.
Medina Peña explicó que el neo-institucionalismo, que
proviene de la teoría y la historia económica –que
señala que los ciclos no sirven para explicar lo que pasa históricamente
en economía, sino el comportamiento de las instituciones que
rigen las acciones económicas–, distingue dos tipos de
reglas, las formales y las informales. La formal sería la ley
que rige a la bolsa de valores y las informales las reglas no escritas
que rigen la conducta de los que trabajan en la bolsa.
“Así, tenemos que las reglas formales son el régimen
político, es decir, la forma de gobierno, la parte orgánica
de la constitución; y el sistema político está
compuesto por las reglas informales que en la acción cotidiana
de la política se acuerdan entres los diversos actores para
darle viabilidad al régimen”, afirmó.
El
sistema porfirista
Durante el siglo XIX fracasaron dos intentos de establecer estas reglas
informales (el de Guadalupe Victoria y el de Santa Anna y Gómez
Farías); la Revolución de Ayutla viene a tratar de resolver
esta situación, porque permitió el acceso a una nueva
generación política –que viene de los estados
y que está conformada por liberales de un talante distinto,
mucho más pragmáticos.
“Porfirio Díaz llega al poder con la experiencia de Juárez
–que fue el primero en buscar consensos–, y se maneja
con varios ejes fundamentales: el primero, delimitar los tramos de
ejercicio entre el poder central y los estados, fundamentalmente en
cuestiones electorales; creó un ejército profesional
de 25 mil elementos, permite a la iglesia reconstruirse, y realiza
muchas expropiaciones de tierras”, detalló el investigador.
Los éxitos del sistema político porfirista –de
acuerdo con Medina Peña– fueron que logró la reunificación
política de tres actores tradicionales: el ejército,
la iglesia y los pueblos; y la alianza del poder político central
con las clases políticas estatales. Y fracasó porque
estaba basado en una sola persona, entrando en crisis cuando llega
la vejez de Díaz y se presenta el problema de la sucesión
que no supo manejar.
El
sistema revolucionario
Medina Peña explicó que después de la Revolución
se crea el segundo sistema político nacional, en el que las
innovaciones fueron las siguientes: la creación de un partido
político, lo cual hace que el presidente no sea árbitro
de su propia sucesión –es árbitro de la clase
política en la búsqueda de puestos de los demás,
pero tiene que concurrir con los grupos dentro del partido para sacar
por consenso un candidato–; a los pueblos los convierte en movimiento
campesino nacional; reconoce a algunos nuevos actores políticos
que se formaron producto del crecimiento económico del porfiriato;
y todo lo demás, el andamiaje sigue siendo casi exactamente
el mismo.
“Su fracaso se debe a su propio déficit democrático,
y es por eso que cuando se empieza a revertir ese déficit,
el sistema entra en crisis y sucedió lo que vivimos en el año
2000”, sostuvo Medina Peña.
Luis Medina peña es autor de varios libros, entre los que destacan
Del cardenismo al avilacamachismo, Civilismo y modernización
del autoritarismo, Hacia el nuevo Estado. México, 1920-1994,
y La Invención del sistema político mexicano. Forma
de gobierno y gobernabilidad en México en el siglo XIX. |
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