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Inaplazable,
cuestionar
la Constitución de 1917
Dunia Salas Rivera
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Habría
que abandonar el mito y plasmar nuestra transición en una
nueva Constitución: Luis Barrón, investigador del
CIDE |
Luis
Barrón, investigador del CIDE, durante su participación
en el Simposio Veracruzano de Otoño, que reunió a
los más destacados analistas políticos en la UV.
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El
proyecto político que surgió de la Revolución
Mexicana fue hacer realidad las reformas sociales, que existieron
solamente como un deseo en la Constitución de 1857, para lo
cual era fundamental conseguir el balance después de la dictadura
de Porfirio Díaz y la anarquía de los años de
Francisco I. Madero, aseguró Luis Barrón, durante su
participación en el Primer Simposio Veracruzano de Otoño
organizado por la Universidad Veracruzana (UV). |
El historiador añadió que en la Constitución
de 1917, promulgada por Venustiano Carranza, se define el proyecto
revolucionario y se fundan las instituciones con las que se arma el
pueblo de un instrumento jurídico de transformación
impuesto con su triunfo en los campos de batalla: “Por eso había
que hacer realidad un sistema que asegurara la aplicación a
las reformas sociales, pero respetando las garantías individuales”.
En este sentido, planteó Barrón, tendremos que preguntarnos
si ese proyecto político sigue vigente o es un mito, si es
compatible con la sociedad que tenemos hoy o la que queremos tener:
“Si los problemas que tenemos hoy son similares a los que enfrentaron
los diputados constituyentes cuando trataron de materializar el proyecto
de la Revolución en una Constitución, creo que valdría
mucho la pena considerar la permanencia de la obra del Constituyente”.
En cambio, agregó, si nuestros problemas son de naturaleza
distinta, habría que abandonar el mito y plasmar nuestra transición
en una nueva Constitución. Pero antes de esa transformación,
debemos ponernos de acuerdo en qué es lo que tenemos y qué
es lo que queremos conservar.
Luis Barrón expresó que lo único que es común
a todos los gobiernos que se asumieron a sí mismos emanados
de la Revolución es la Constitución de 1917, “donde
está lo único que podríamos considerar el proyecto
político surgido de la Revolución”.
El proyecto de reformas a la Constitución de 1857 que Carranza
entregó al Constituyente en la sesión inaugural del
1 diciembre de 1916 contenía todas las reformas políticas
indispensables para cimentar las instituciones que encauzarían
al país al progreso, la libertad y el derecho, manifestó
Barrón, quien explicó que éste consistía
en conservar el espíritu liberal de la Constitución
de 1857, pero añadiendo las reformas sociales que la Revolución
ya había conquistado.
“Para la mayoría de los diputados cons tituyentes, el
proyecto político de la Revolución fue la Constitución
de 1917, donde se consolidaron los ideales de la gloriosa revolución
constitucionalista, que serían la base para la estructuración
de una nación libre y soberana cuyo vigor y progreso serían
ejemplares”, refirió.
Para el investigador del Centro de Investigación y Docencia
Económicas (CIDE), si bien es cierto que no hay mejor representación
del proyecto político surgido de la Revolución que la
Constitución de 1917, los cambios que hizo el Constituyente
al proyecto de Carranza para concretar los ideales de beneficio social
fueron la base del abandono de lo que podríamos llamar el proyecto
político y social de la Revolución. |
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