Año 6 • No. 247 • noviembre 20 de 2006

Xalapa • Veracruz • México
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El presidencialismo dominó la política desde 1940 hasta el año 2000
El autoritarismo mexicano fue el sistema político más exitoso del siglo XX: Meyer
Juan Carlos Plata

Inició con el fraude electoral que llevó a la presidencia a Ávila Camacho y culmina con la elección que el PRI pierde contra Vicente Fox

Lorenzo Meyer Cosío, durante su intervención en el Simposio Veracruzano de Otoño, organizado por la UV.

El autoritarismo mexicano es el sistema político más exitoso del mundo en el siglo XX, ya que no hay otro sistema, de cualquier tipo, que haya durado tanto –84 años, se instaura en 1916 y dura hasta el año 2000–; ni lo los soviéticos duraron tanto, a pesar de ser totalitarios, aseguró el investigador del Colegio de México, Lorenzo Meyer Cosío, durante su participación en el Simposio Veracruzano de Otoño, organizado por la Universidad Veracruzana (UV).

“El mexicano no tiene ninguna importancia teórica, no hizo ninguna aportación teórica; pero práctica, vaya que las hizo; es el sistema más interesante por su longevidad en el siglo XX”, sostuvo el investigador.
Tomando como punto culminante de la revolución el gobierno de Lázaro Cárdenas –con la expropiación petrolera y la reforma agraria–, el sistema político posrevolucionario –que engendró al autoritarismo–, inicia con la fraudulenta elección que llevó a Manuel Ávila Camacho al poder y culmina con la elección del 2000, en la el PAN llega a la presidencia de la república, con Vicente Fox.

“Este sistema se puede vivir en cuatro etapas fundamentales, determinadas por la Presidencia de la República y las diferentes fuerzas de oposición: la primera abarca los periodos presidenciales de Ávila Camacho y Miguel Alemán; la segunda los mandatos de Adolfo Ruiz Cortines, Adolfo López Mateos y buena parte del sexenio de Gustavo Díaz Ordaz; la tercera inicia con el final del periodo de Díaz Ordaz, y los sexenios de Luis Echeverría y López Portillo; y la etapa final, que abarca los sexenios de Miguel De la Madrid, Carlos Salinas y Ernesto Zedillo”, aseguró el investigador.

Según Meyer Cosío, el anticomunismo mundial le permitió al sistema político mexicano pasar como democracia ante Estados Unidos, ya que el sistema mantiene la estabilidad en la frontera sur de Estados Unidos.

“La eficiencia, la estabilidad y el hecho de mantener a los comunistas a raya, fueron las justificaciones del autoritarismo mexicano hasta antes de la caída de la ex Unión Soviética”.

En la segunda etapa –denominada como periodo clásico por Meyer–, el presidencialismo autoritario tiene una oposición muy débil, y está cimentado en grandes organizaciones de masas y en un crecimiento económico evidente.
“La oposición aquí tiene muy poco espacio porque la legitimidad real del régimen es muy pragmática, ofrece crecimiento y un poco para todos, a los campesinos, a los empresarios, etcétera, y además se mantiene una muy buena relación con los Estados Unidos”, dijo.

Echeverría y López Portillo se tienen que enfrentar, por primera vez, a una oposición externa al propio partido –la izquierda armada y un sector amplio de empresarios del norte del país-, y estuvo marcada por la grave crisis económica que sufrió al final.

Para 1982, es el momento en el que se evidencia que el sistema ha dado hasta donde puede, y vienen las reformas electorales, en un intento de hacer ingeniería dentro del sistema para darle tiempo.

“El neocardenismo, surge como otra oposición interna que no desaparece una vez que pierde –como había sucedido con los movimientos anteriores–, sino que se queda como un nuevo y muy importante actor político, lo que marca el principio del fin del sistema autoritario”, afirmó Meyer Cosío.

Salinas llega al poder gracias a un fraude y en su búsqueda de legitimidad propone cambiar el modelo económico, unirse a Estados Unidos con el TLC, ser pragmáticos y darle oportunidad a todos los sectores, pero en 1994 todo se viene abajo: surge el EZLN, vienen los asesinatos políticos y se acaba el mito de la estabilidad.