Año 6 • No. 235 • agosto 28 de 2006

Xalapa • Veracruz • México
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Influirá en Atlahuilco y sus alrededores
Casa de la UV-DIF impulsa el desarrollo en
33 comunidades indígenas de montaña

Edith Escalón
Debemos “aprovechar estos espacios para impulsar una sociedad menos injusta y crear mejores condiciones de vida para jóvenes y adultos”:
Arias Lovillo

La maqueta de lo que será la Casa de la UV-DIF.
Atlahuilco, Veracruz.- Treinta y tres comunidades indígenas nahuas de la región de las altas montañas serán beneficiarias y, a la vez, promotoras del desarrollo regional que detonará la construcción de una nueva Casa de la Universidad en el municipio de Atlahuilco, cuya primera piedra fue colocada este lunes por la presidenta del Patronato del DIF, Rosa Borunda de Herrera, y el rector de la Universidad Veracruzana (UV), Raúl Arias Lovillo.

Justo una semana después de poner en marcha la construcción de un proyecto similar en el Uxpanapa, ambas instituciones le apuestan a la participación comunitaria para echar a andar esta casa –la sexta en su género y la segunda cuya construcción y operación será financiada desde el DIF–, proyecto que, sin ser un centro asistencial, promoverá la salud en todas sus formas y, sin ser una escuela, funcionará como un espacio permanente para el encuentro de saberes.

En ésta, como en el resto de las Casas de la Universidad que han sido instaladas en regiones marginadas de Veracruz, indígenas, rurales y urbanas, existe el propósito fundamental de lograr el bien común. Para el Rector de la UV, se trata de “aprovechar estos espacios para impulsar una sociedad menos injusta, crear mejores condiciones de vida para jóvenes y adultos, y formar mejores ciudadanos para el futuro”.

En lengua náhuatl, Rosa Borunda agradeció en primer lugar a los miembros de las comunidades indígenas el apoyo y la confianza depositada en los promotores, tanto de la UV como del organismo de desarrollo familiar, que a decir del vicerrector de la región Córdoba-Orizaba de la UV, Emilio Zilli Debernardi, han dedicado más de 5 mil horas de trabajo colectivo para socializar el proyecto y lograr la aprobación comunitaria.

Ceremonia nahua para pedir permiso a la madre tierra de iniciar la construcción.
Respeto cultural
En una zona indígena donde las creencias y tradiciones son mucho más que costumbres que se heredan de generación en generación, el respeto cultural debe formar parte de cualquier proyecto colectivo. Así quedó claro en Atlahuilco, donde antes de los actos de protocolo con el DIF y la UV, la comunidad realizó una ceremonia nahua para pedir permiso a la madre tierra de iniciar la construcción de la Casa de la Universidad.

Flores, incienso y plegarias en lengua náhuatl, que se combinaban con nombres de santos católicos y daban cuenta del sincretismo religioso y cultural, marcaron con acento indígena el encuentro, presenciado por los universitarios, personal del DIF y habitantes de localidades como Zacamilola, Xilotla, Acultzinapa y Atetecochco, casi todas mujeres.

Posteriormente, Raúl Arias subrayó que impulsar un proyecto de esta magnitud implica “aprender a ser respetuosos de la tierra y naturaleza” y aseguró que la Casa de la Universidad buscará desde su inicio “contribuir a mejorar la relación del hombre con su medio ambiente”.

También en náhuatl, Carmela Zanahua, uno de los 60 integrantes del Consejo Comunitario que participa en el proyecto, agradeció los apoyos, el interés y el respeto que tanto el DIF como la Universidad Veracruzana han mostrado a la gente de la comunidad, con quienes han mantenido reuniones constantes desde noviembre de 2005.

De hecho, antes de decidir cuáles serán los proyectos que se generarán en la Casa, la UV realizará un diagnóstico de necesidades comunitarias y recogerán las propuestas de la gente de las localidades, con el apoyo de autoridades locales y brigadas de académicos y estudiantes de las facultades de esta zona universitaria, a través de cuestionarios y entrevistas personalizadas, explicó la directora regional de Vinculación de la UV, Celia Loman.
“Después de tener toda la información vamos a platicar con la gente para ver si lo que nosotros entendimos es realmente lo que ellos quieren hacer. Se trata de lograr consensos, de acordar con ellos las líneas generales del trabajo comunitario que vamos a impulsar y que nos permitan ser parte de su historia”.

Trabajo colectivo y validación social
Tal y como dijo en su participación el presidente municipal de Atlahuilco, Alfredo Hernández Cerezo, en la Casa de la Universidad “no sólo se van a dar, sino a recibir conocimientos”, enfatizando el encuentro de saberes al que se refirió en su momento Emilio Zilli, uno de los principales promotores del proyecto universitario.

“En tanto se construye la casa, se ha empezado a edificar el hogar”, dijo el Vicerrector, quien destacó que durante meses se ha desarrollado un trabajo extraordinario con el cabildo y las autoridades municipales, con la Dirección de Vinculación y de Proyectos de la UV y con los actores locales de la región para proponer, conocer, reflexionar y validar socialmente el proyecto.

De hecho, refirió que fue integrado un Consejo Consultivo Comunitario de la Casa de la Universidad con 60 personas, entre ellas representantes de las 33 comunidades, 15 consejeros (entre autoridades y actores locales) y 12 académicos: “Tiene un 80 por ciento de fuerza de poder de opinión y actuación de actores locales, y 20 por ciento académica”.

Para Zilli, esta forma de operar el proyecto garantizará la participación ciudadana, la gestión comunitaria y la construcción de capital social, pues, además de trabajar frente al Consejo Consultivo con transparencia, se rendirán cuentas a través de la contraloría social.

En el encuentro en que se dio el banderazo inicial a la construcción de los más de 800 metros cuadrados con que contará la Casa, quedó claro que las opiniones colectivas seguirán generándose en un ambiente de pluralidad, de tolerancia y de visión de trabajo que buscará ante todo el bien común, en una atmósfera de confianza, entusiasmo y compromiso.

Salud y educación, las prioridades
Rosa Borunda agregó que la alianza UV-DIF permitirá promover el desarrollo familiar y, al mismo tiempo, la generación y distribución social del conocimiento, lo que representa “una oportunidad para las comunidades de las zonas marginadas que nos necesitan”.

Dijo que, dadas las condiciones de marginación y pobreza de las localidades de la zona, es imperativo “que nadie escape al desarrollo ni carezca de las condiciones dignas de salud, educación y alimentación”.

Y es que en la Casa de la UV-DIF, la salud y la educación son prioridad, como lo evidencian los servicios que, gracias a las Brigadas Universitarias en Servicio Social (BUSS) se ofrecerán en Atlahuilco de manera permanente: servicios médicos, odontológicos, de nutrición, enfermería, laboratorio clínico, trabajo social e hidroterapia, entre otros, además de una serie de actividades de capacitación, que se verán optimizadas con el centro de cómputo que también será instalado.

“Sin ser un centro asistencial promoverá la salud en todas sus formas y, sin ser una escuela, funcionará como un espacio permanente para el encuentro de saberes”, subrayó Emilio Zilli Debernardi.


El rector de la UV, Raúl Arias Lovillo y la presidenta del Patronato del DIF Estatal, Rosa Borunda de Herrera, ahora en Atlahuilco.