Año 6 • No. 232 • Julio 24 de 2006 Xalapa • Veracruz • México
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Gina Sotelo
Fotos: Carlos Cano


Boca del Río, Ver.-
Anualmente, los mexicanos generamos más de tres millones de toneladas de basura, que en promedio representa un kilo diario por persona, de la cual se recolecta sólo alrededor del 83 por ciento y únicamente la mitad tiene un manejo adecuado.

El resto, poco más de 12 millones de toneladas, se deposita en tiraderos a cielo abierto sin ninguna clase de control y sin las condiciones necesarias para evitar la contaminación de suelos, mantos acuíferos y aire, ocasionada por los lixiviados y el biogás que genera la descomposición de los desechos.

Para intercambiar experiencias sobre qué soluciones hallar ante esta situación, la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT), la Secretaría de Educación, el Consejo Estatal de Protección al Ambiente, el Centro Universitario Hispano Mexicano y la Universidad Veracruzana (UV), se reunieron los días 21 y 22 de junio en la USBI-Veracruz para realizar el foro “Manejo de residuos sólidos”, en el que se reafirmó que el problema es complejo y revestido de tintes económicos, políticos y educativos, por lo que las soluciones deben provenir de diversas instancias que actúen coordinadamente.
En este sentido, la batalla se está dando desde los tres niveles de gobierno y las instituciones se han unido de manera participativa para intercambiar acciones, pero la solución radica “en la necesidad de asumir una cultura ambiental que mejore nuestra calidad de vida porque todos somos generadores de residuos”, aclaró Laura Medina Aguilar, subdelegada de Planeación y Fomento Sectorial de la SEMARNAT.

Entre las conclusiones a las que llegaron los 155 participantes procedentes de 20 municipios, 15 empresas ambientales y 20 instituciones educativas, destacan la necesidad de proporcionar a la ciudadanía más información sobre la problemática, fomentar la conciencia y participación ciudadana, evitar el consumismo, abatir la apatía y falta de compromiso individual y darle continuidad a los programas institucionales. La solución radica, básicamente, en campañas de educación ambiental que modifiquen los hábitos personales en cuanto al manejo de la basura.

En Orizaba, por ejemplo, existe la iniciativa –explica Rafael Pacheco Mejía– de Limpia Pública Municipal, la cual consiste en “promover un programa en donde se recolecten desechos susceptibles de reciclaje y a cambio se analizará la posibilidad de canjearlos por productos de la canasta básica, así como la posibilidad de cobrar al generador de basura”. Una cosa, no obstante, quedó clara: el desconocimiento y la no aplicación de la ley ambiental fortalece la cultura de la ilegalidad.
Alternativas

para modificar hábitos personales de manejo
de basura:

• Proporcionar a la ciudadanía más información.
• Fomentar la conciencia y participación ciudadana.
• Evitar consumismo.
• Abatir apatía y falta de compromiso individual.
• Dar continuidad a los programas institucionales.
Educación Ambiental y reciclaje

Un tema a discutir fue si la educación ambiental debe estar dirigida hacia el sector infantil y/o abarcar al sector adulto. La mayoría de los participantes votaron por un enfoque integral, que incluya a todos los sectores y en los ámbitos formal y no formal, para que se genere una plataforma de conciencia y corresponsabilidad integral y no parcial. Sin embargo, los niños son más susceptibles al cambio en su cultura, por lo que ratifican que la educación ambiental debe ser desde preescolar. Los adultos tienen en las nuevas generaciones depositadas grandes esperanzas, “porque van creciendo conscientes de que somos los generadores y que si no cooperamos nos espera un esquema de calidad ambiental bastante lamentable”, explicó Medina Aguilar.

En opinión de Laura Guerrero Ortega, también de la SEMARNAT: “También es necesario un mayor nivel de compromiso del sector educativo no formal (la sociedad), para que corrija sus actitudes adversas”. Sin embargo, la mayoría de los ponentes coincidieron en que el sector educativo no puede ir más allá de su esfera de acción ya que su misión y su visión consisten en educar formalmente, respetando la normatividad establecida, incluso privilegiando su vinculación con la comunidad; lo único que puede hacer es coadyuvar a prevenir y corregir esta problemática desde su perspectiva.

La alternativa más viable es el reciclado, pero requiere de la concurrencia de la ciudadanía, dijo por su parte Leticia Garibay Pardo, de la Facultad de Biología de la UV, quien agregó: “Los desechos sólidos se deben clasificar. El vidrio es completamente reciclable, así como los plásticos de baja, mediana o alta densidad como serían respectivamente la bolsa que comúnmente utilizamos, la botellita de agua o los reticulados como sillas de plástico, que se pueden compactar para hacer construcciones”. Cita como ejemplo el problema común de qué hacer con las llantas: “Con la tecnología, las llantas se pueden utilizar para hacer bardas, se rellenan de tierra y luego queda un material fuerte e impresionante”.

Respecto a determinados residuos como las pilas (cuya mayoría tiene altos contenidos de elementos tóxicos contaminantes como el mercurio, metal altamente tóxico que daña los cuerpos de agua, los suelos y la atmósfera), los académicos proponen fomentar la conciencia del uso de pilas recargables, mientras que con las botellas trabajar con las empresas refresqueras para que incorporen a su producción envases retornables.

Un caso especial de reciclado lo constituye el polietileno tereftalato, más conocido como PET, el cual se extrae del petróleo que no es renovable y es uno de los materiales que más contaminación generan en el mundo. Es un plástico caracterizado por su gran ligereza y resistencia mecánica y física, alto grado de transparencia y conserva el sabor y aroma de los alimentos, además de que es una barrera contra los gases y es reciclable 100 por ciento, utilizado en botellas para bebidas carbonatadas, aceites, aguas minerales, zumos, té, salsas y otros alimentos, detergentes y productos de limpieza, productos cosméticos, productos químicos, entre otros; su abundancia se ha vuelto un serio problema, pese a que podría ser una fuente importante de inversión con su reuso y reconversión.
Universitarios toman la iniciativa

En Veracruz, la Facultad de Psicología, desde hace cuatro años, inició un programa que se ha consolidado con la participación de más de 40 alumnos, producto de la experiencia educativa “Intervención en procesos comunitarios y medio ambiente”, a través de la cual los estudiantes recaban primero en su propia Facultad y luego en escuelas primarias y entre sus vecinos la basura, para luego separarla y reciclarla.

Al respecto, Salvador Sarmiento, catedrático y supervisor del programa, explicó: “Se apoyaron en carteles, en pláticas y en labores de convencimiento entre sus vecinos, logrando que la facultad se volviera un centro de acopio para la SEMARNAT, a la que se le entrega el material separado para su venta que sirve como donativo para la Asociación Mexicana de Ayuda a Niños con cáncer”.

Según Sarmiento, el reto actual de la psicología ambiental es crear conciencia sobre el problema, cambiar conductas y crear nuevos hábitos: “Informar acerca del fatal impacto que tiene la falta de cultura del reciclaje en el medio ambiente y cómo nos afecta”, porque aún mucha gente no sabe qué es, cómo se hace y por qué se debe reciclar.
Señala que una cultura del reciclaje implica la aceptación del individuo al cambio de acciones que perjudican al medio ambiente y la interiorización de valores ambientales (no sólo hacerlo por imitación sino por convicción). Para lo cual los estudiantes decidieron tomar la iniciativa en las actividades de reciclaje para motivar a la comunidad a llevarlas a cabo.

El Programa de separación de residuos “Únete a la cadena de reciclaje”, que lleva a cabo la SEMARNAT, tiene el objetivo de inducir a los consumidores a reducir, reutilizar y reciclar los productos: “darle otro uso a los desechos y utilizar la materia prima para nuevos productos”. Incluso imparten talleres periódicamente. Pero en opinión de María Livia Campos Pérez, enlace de fomento sectorial de la dependencia, la respuesta de la ciudadanía es muy escasa. Menciona por ejemplo: en Xalapa se recogen 400 toneladas de basura diariamente, en Veracruz-Boca del Río son 1,200. De esas cantidades el 30% es reciclable. El reciclado disminuye la cantidad de desechos que van al relleno sanitario, aumentando su tiempo de vida.
“Es necesario un mayor nivel de compromiso del sector educativo no formal (la sociedad), para que corrija sus actitudes adversas”, se dijo

Tiraderos vs. rellenos sanitarios

El problema es grave debido a la magnitud de la basura que se genera. Cuando éramos sólo 30 millones de habitantes se producían apenas 3 toneladas de basura al año; ahora hablamos de 103.2 millones de mexicanos produciendo diariamente un kilo de material que impacta a la salud y daña el ambiente. Además es muy común que la basura sea depositada en barrancas, ríos y lotes baldíos, donde es arrastrada por el agua o dispersada.

El problema del tiradero es que la basura se quema y las cenizas cargadas de contaminantes se esparcen a las poblaciones cercanas, la materia orgánica se descompone y prolifera fauna nociva como moscas, perros, ratas y gatos. Los líquidos percolados, mejor conocidos como lixiviados o biogases, contaminan las corrientes de agua y los acuíferos subterráneos.

La alternativa, el relleno sanitario, es una obra de ingeniería donde la basura se extiende y se compacta con maquinaria pesada, aparte de que se cubre con material arcilloso evitando la contaminación, el suelo se impermeabiliza con geomembrana, se construyen lagunas de evaporación para los lixiviados, no existe quema de basura y no se permite la “pepena”.

Sin embargo, “ningún relleno sanitario o sitio de disposición final, aunque funcione dentro de las normas, va a ser suficiente para tanto acopio, de manera que debemos buscar alternativas para el manejo de la basura”, señala Medina Aguilar. La colaboración entre municipios es fundamental, pues “como institución lo que estamos haciendo es enlazar a los municipios –que son también responsables del manejo de los residuos– con empresas recicladoras que reutilizan los materiales o les dan complemento final”.

Con este fin se elaboró a nivel federal el programa “Cruzada por un México limpio”, que en sus dos vertientes busca fortalecer el manejo ambiental de los residuos sólidos urbanos, bajo el esquema de aportar metodologías que sirvan de guía a los municipios para hacer su plan de regularización y establecer su propio programa de educación ambiental en la ciudadanía.

El manejo de los desperdicios es relativamente fácil: los orgánicos, como restos de frutas, vegetales, comida, café, huesos de pollo, pescado, hojas y ramas, hierbas, etcétera, se pueden utilizar en casa para hacer alguna composta, que luego se transforma en abono para plantas y hortalizas; el metal, vidrio, plástico, latas, cartón y papel no contaminado se separan para reciclarlos y convertirlos en otros productos, mientras que en los desechos médicos, pilas, unicel, papel y toallas sanitarias se van al relleno sanitario.

La cultura del reciclaje implica interiorizar valores ambientales
(hacerlo por convcción y no por imitación):
Psicología UV-Veracruz