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Hacia
un nuevo concepto
de globalización Enrique
Mancera Garrido |
Quince
o más años tal vez, han transcurrido desde que se debate
la real significación del término globalización,
sin que hasta ahora se encuentre una dimensión explicativa
satisfactoria.
Esta situación es muy comprensible, ya que el horizonte semántico
del término nos conduce a definiciones generales y generalizantes.
La omnipresencia del fenómeno y su aparente y pregonado carácter
de irreversible, concitan la necesidad de aproximaciones conceptuales
que permitan abordar los procesos derivados, con una óptica
lógica y consistente con lo que el propio fenómeno implica.
No hay comprensión de la implicación sin la necesaria
explicación, por lo tanto, me ocuparé en este breve
trabajo de plantear algunas características que pueden ser
útiles a tal propósito definitorio:
1.- Una acelerada profundización en los mecanismos de mundialización
deliberados por los polos hegemónicos en el orden geo-político
actual, con los consecuentes reacomodos en los mapas de poder y un
nuevo perfil en las relaciones de subordinación, que en mucho
ya rebasan el ámbito explicativo del paradigma centro-periferia.
Los clásicos procedimientos y formas de sometimiento, de hecho
persisten, sin embargo ahora se explican más por el análisis
de la interdependencia que por los modelos estructuralistas, que,
dicho sea de paso, constituyeron una valiosísima aportación
al pensamiento social y económico de la postguerra.
El cambio en el modelo explicativo no necesariamente implica un cambio
sustancial en el fenómeno explicado, es, en todo caso, la propia
dinámica de los hechos la que obliga a nuevas formas de explicar
cómo los mismos procesos, ya acelerados, generan impactos que
no guardan proporcionalidad alguna.
2.- Una renovada integración a través de redes en todos
los ámbitos de la vida social. Las formas convencionales de
interacción social, se han visto seriamente alteradas por las
nuevas tecnologías integrativas. Los núcleos y centros
de capilaridad social se han atomizado y adquirido, en gran medida,
un carácter virtual. Parafraseando a los apologistas acríticos
de la globalización, se puede hablar de una sociabilidad digitalizada.
3.- Homogenización de los propósitos de la vida social
en términos de mercado. Incluso un replanteamiento de lo humano
ya como categoría tributante al mercado, cuyo desmedido imperio
hace aparecer como inútil o poco relevante la profundización
reflexiva de la hominización. No me refiero solamente de la
dilución dimensional de lo convencionalmente humano, sino también
de la transformación de la organización espacial de
las relaciones y transacciones humanas, mediatizadas ya, por nuevas
formas instrumentales de interacción que alteran el binomio
esencial de individuo y sociedad.
En cuanto a proceso histórico ya observado en otras etapas,
es importante ver a la globalización como nueva forma de mundialización
en la que se involucran cuatro factores relevantes: a) Ampliación
del mismo; b) Intensificación; c) La velocidad del proceso
y d) El efecto del proceso.
Emmanuel Wallerstein, propone tres elementos esenciales: 1) Los flujos
internacionales de mercancías y capitales; 2) La ausencia de
alternativas; y 3) El poder hegemónico de los Estados Unidos
de Norteamérica.
Alessandro Pizzorno, refiere cuando menos cuatro componentes cuya
articulación directa no es fácil de identificar:
I.- El componente económico, expresado en los flujos irrestrictos
de mercancías, servicios y capitales y el acelerado proceso
de expansión de las empresas transnacionales con su poder de
sobrepasar el control fiscal y estadístico de los Estados.
II.- El componente tecnológico, representado esencialmente
por la abolición literal de la distancia, esto gracias a las
comunicaciones y a la sorprendente capacidad de almacenamiento de
información, en un contexto mundial de pésima distribución
de los bienes informacionales.
III.- Modificaciones en el ordenamiento jurídico y en la posición
del Estado frente al mercado internacional, con la consiguiente formación
de una clase “pública privada”, la cual está
adoptando una extensión global.
IV.- El último componente al que se refiere Pizzorno es de
orden geo-político, y aparece sintetizando a los otros tres,
referido esencialmente al orden imperial que se forma sobre la base
de la hegemonía mundial de los Estados Unidos.
Otra característica que vale aquí asentar, es la referida
a la pérdida del poder regulatorio de los Estados Nacionales,
y por lo tanto, de una significativa transformación de la articulación
entre Sociedad, soberanía, territorio y poder.
Notas
1. Wallerstein Emmanuel “La crisis Global del Capitalismo”.-Contrahistorias.
México 2001.
2. Pizzorno Alessandro. «El Orden Jurídico y Estatal
en la Globalización.- Memoria,# 203.- Nov, 2003. México |
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